«Nuestra patria es el Casco Antiguo de Badajoz»
La sala de Diputación acoge una exposición de artistas que residen en el barrio
Entre la hilera de azoteas del fondo se hermanan el pórtico de la Iglesia de la Asunción de Elvas junto a la ermita de la Soledad de Badajoz. En el zócalo del cuadro, el puente de Palmas se engarza a la muralla de Elvas. 'Badelvas' es el mundo imaginario de Ramón de Arcos. Acrílico sobre lienzo de 146x116 para romper barreras y tirar la Raya a golpe de pincel. «Las fronteras son conceptos mentales».
Mucho saben los que viven entre la Alcazaba y la plaza de España de fronteras mentales. De amigos con miedo a subir de la noche por San Juan, de rozar los coches para aparcar en el parking de Santa María o de convivir con los 'aguadores' de Moreno Zancudo. Barrio incómodo. Pero los pintores, escultores o fotógrafos que tienen allí sus estudios sobreviven sin confort. «Tenemos otras prioridades».
Para combatir las fronteras mentales, cada primavera organizan una muestra conjunta en la sala de la Diputación. Quieren que Badajoz entierre de una vez los horrores de los noventa sobre el Casco Antiguo y se acerquen al microcosmo bohemio que lo habita. En esta ocasión se han sumado cuarenta artistas residentes.
La regeneración social a través del arte es lo que motiva a Javier Fuentes. Al presidente de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo le invitan cada semana a exposiciones, conciertos o teatro. Efecto imán. Ha visto como unos artistas atraen a otros. Y todos se quedan.
Quizá nunca haya un Mercadona o un Decathlon pero se reproducen los talleres de pintura y las academias de música a la que acuden aficionados de otras zonas. La rehabilitación del Casco Antiguo, advierte, es el mayor beneficio que podemos aportar a Badajoz. Y desde su colectivo trabajan para promocionar el lado más cultural de un entorno que se sobrepone a los camellos y los derrumbes. Preparan, por ejemplo, un intercambio con una asociación cultural de Montevideo para intercambiar experiencias.
En la exposición de este año han propuesto a los participantes que miren a Portugal.
La eurociudad que se inventaron los políticos es más fácil de entender desde la cultura. La frontera que separa al Casco Antiguo del resto de Badajoz es como la que separa a Badajoz de Elvas. Los artistas proponen superarla con un diálogo artístico. «Nuestra patria es el Casco Antiguo», sentencia Arcos en su afán por combatir las identidades excluyentes tan de moda.
Compró una casa junto a la de Luis de Morales en 2004. Lo que primero fue su estudio se convirtió en su casa hace cuatro años. Es fácil encontrarla abierta y que se cuelen los curiosos a su santuario policromado. Tiene facilidad para hablar con extraños. «La gente descubre que la esencia de la ciudad reside en su barrio histórico y les gusta venir. Cada evento que se organiza se llena de público».
La luz
A Guillermo Gabardino le atrapó la luz. Carga con cámaras y objetivos desde hace treinta años. «Hay reflejos muy singulares con algunas fachadas». Gabardino preside la Asociación Fotográfica de Extremadura. Se reúnen semanalmente desde hace cuatro décadas en la plaza de la Soledad. No concibe las sesiones en otro sitio. La vida artística de muchos de sus socios transcurre entre las ruinas, los solares y las fachadas rehabilitadas. Preparan un libro sobre Badajoz por el cuarenta aniversario de la agrupación y en la selección de imágenes se han percatado de lo poco que han disparado más allá del Porrina.
Cada vez hay menos fotos de casas viejas y más de fachadas relucientes, estudiantes con mochilas o turistas con mapas. «Nos interesa mucho la reconstrucción. Es un proceso lento pero se nota». José Manuel Barradas vino precisamente por esa reconstrucción. Llegó en 2012. Estrenó casa, estudio y tranquilidad. «No pasan coches por mi puerta». Le sorprende la unión que hay entre los artistas del barrio. Como si hubieran encontrado su patria.