El parque de la Viña, destrozado a dos meses del plazo para poder arreglarlo
Esta plaza entre el Gurugú y Santa Engracia, en Badajoz, ejemplifica los problemas que afectan a los proyectos municipales: crisis en la construcción y la lenta burocracia
Poner un pie en el parque de la Viña, o del Padre Eugenio, es como viajar a otra ciudad. O a otro país. Está lleno ... de desechos. Hay ripios que dejó la última empresa adjudicataria de las obras. Pero se mezclan con basura, la vegetación crece sin control y nada invita a recorrer esta plaza de 7.300 metros cuadrados entre El Gurugú y Santa Engracia. Al contrario, a uno le dan ganas de montarse en el coche y salir corriendo. La sensación es la de estar en una zona de guerra.
Dos mujeres están de pie en la calle que lleva el mismo nombre. Esperan a un conductor que les sacará de su barrio. «Esto está fatal. Casi mejor que no hubieran hecho nada», dicen.
En diciembre de 2021 llegaron las máquinas para una reforma, pero problemas de la constructora y la burocracia han hecho que muchas familias lleven a sus hijos a usar los juegos infantiles de San Fernando. Porque esta plaza no tiene un área donde puedan correr en los columpios. Los vecinos prefieren rodear la zona que atravesarla. Las escaleras que permanecen están en mal estado y otras desaparecieron por las obras.
Este parque refleja los problemas administrativos y de la construcción que han afectado al desarrollo de los fondos europeos Edusi en la ciudad. La constructora Proyectos Concesiones y Obras SL firmó el acta de inicio en noviembre de 2021. Había ganado el concurso con 250.000 euros y tenía un plazo de ocho meses para convertir esta plaza en un lugar atractivo para los vecinos. Así que en julio de 2022, teóricamente, debía tener la obra terminada.
Sin embargo, poco antes planteó que una línea de alta tensión atravesaba la plaza y argumentó la necesidad de que el Ayuntamiento la retirara. En verano de 2022, el Consistorio contrató a Endesa para ello. A partir de septiembre, la empresa manifestó que atravesaba problemas. Existía la posibilidad de iniciar la resolución del contrato, pero el Ayuntamiento prefirió esperar por si pudiera ceder el contrato a otra firma. Hasta que pasados muchos meses el Ayuntamiento decidió rescindir el contrato y volver a sacar la actuación a concurso. Se publicó en agosto pasado y la tramitación, aunque está en sus últimos pasos, aún no ha terminado.
A la nueva adjudicataria, Acota2, se le da un mes para que termine la actuación. Aunque algo dejó hecho la anterior empresa, entre lo que falta por hacer y la degradación del vandalismo, es probable que el resultado sea distinto al previsto inicialmente.
Según el nuevo pliego de condiciones, la adjudicataria deberá realizar «una actuación integral que permita recuperar este espacio verde». Debe hacerlo por 124.000 euros. Es decir, la mitad que la primera empresa.
El problema es que las obras financiadas con los fondos Edusi deben estar terminadas antes del 31 de diciembre. Si no lo están, habrá que devolver el dinero y el Ayuntamiento deberá buscar una nueva fuente de financiación para terminarlo.
Pero, ¿qué queda por hacer? El nuevo concurso que publicó el Ayuntamiento marca unas líneas generales que quedan abiertas.
A la anterior empresa le dio tiempo a construir un quiosco, pero está sin terminar. Aunque ese no es el principal problema. Alguien le ha prendido fuego y un chaval joven se mete a dormir. Una lámina de madera vencida cumple las funciones de puerta. Los vecinos dicen que el okupa ni molesta ni es agresivo, pero ha hecho su casa de este edificio a medio construir.
La anterior empresa se marchó con la pista deportiva inacabada. Las vallas que dejó han desaparecido y nadie las ha repuesto. Ni se han retirado los escombros, ni se ha limpiado la zona. Hay basuras por todos lados.
Este parque, convertido ahora en un solar con montones de ripios, tendrá que convertirse en una zona donde se puedan celebrar usos culturales al aire libre. Hace dos años, cuando se conoció el proyecto municipal, el Ayuntamiento habló de crear un auditorio con graderío que pudiera servir de cine al aire libre, pedían nuevos juegos infantiles y el quiosco de bebidas que quedó a medias.
También se refirieron a mejorar la accesibilidad en un jardín con una diferencia de altura de once metros entre un extremo y otro. Y de crear zonas verdes.
Cuando se vea el resultado se sabrá qué incluye la nueva obra. Porque la urgencia de terminarla antes del 31 de diciembre debido a la subvención con la que se paga y el aumento de los costes puede hacer que alguna de las prestaciones iniciales hayan desaparecido. Además, hay que encajarla en el presupuesto, que es la mitad del primer precio de adjudicación.
17 años de reformas
Era 2006 cuando Miguel Celdrán inauguró este jardín para dotar de una zona de ocio a los barrios del eje de Padre Tacoronte, pero se deterioró rápidamente. Celdrán decidió dejar de invertir dinero tras varias reparaciones que duraron poco. Así que el Ayuntamiento lo abandonó y el vandalismo se impuso. En 2018, cuando ya sufría muchos desperfectos, un niño de 13 años resultó herido grave tras sufrir dos descargas eléctricas. El transformador que había en el parque estaba abierto.
Tras ese suceso el entonces alcalde, Francisco Fragoso, se comprometió a renovar las instalaciones. La inversión llegó en 2021 y la crisis de la construcción dio un nuevo revés al proyecto en 2022.
Ignacio Gragera tiene ahora una nueva oportunidad con los fondos europeos Edusi. El 31 de diciembre, último día para certificar las obras acogidas a esta línea de subvenciones, el Gurugú y Santa Engracia deben poder inaugurar de nuevo el parque Padre Eugenio.
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