Las palomas de Badajoz terminan sus días en Barajas

Estas aves terminan en el aeropuerto de Madrid, donde «intervienen en los sistemas de protección que usan con halcones», según indican desde el Consistorio. Allí, un centenar de rapaces están entrenadas para evitar que las aves silvestres choquen con los aviones y provoquen accidentes.

Así terminan sus días las palomas comunes de Badajoz, donde se están convirtiendo en un problema y no solo para los edificios. Sus excrementos son muy corrosivos para los vehículos, sus nidos pueden convertirse en origen de incendios. Y tanto los cuerpos como sus ponederos pueden obstruir bajantes de agua o conductos de ventilación.

Uno de los edificios más afectados es el anejo al teatro López de Ayala, cuya rehabilitación anunció el Ayuntamiento hace tiempo sin que hayan comenzado las obras y que está lleno de estas aves.

La superpoblación de palomas fue un asunto que se trató en el último pleno municipal. Entonces, la concejala socialista Nuria Cabanillas se interesó por las medidas que el Ayuntamiento tenía previsto poner en marcha debido a los problemas que estos animales causan en el patrimonio monumental y arquitectónico, así como que pueden generar un problema de salud. «Anidan por todas las instalaciones deportivas y en edificios importantes y corrompen todo lo que tocan», indicó este miércoles a HOY Cabanillas.

El alcalde, Ignacio Gragera, manifestó su preocupación por estos animales durante el pleno y dijo que, además del contrato ya firmado, había dado orden para estudiar uno nuevo que se centre exclusivamente en acabar con estas aves. En las tres últimas semanas, el Consistorio no había dado más información hasta que este miércoles envió una nota informando de la instalación de las jaulas y de la caza de 40 a la semana. Es decir, de unos 160 al mes.

El Consistorio adjudicó a la empresa granadina Athisa Medioambiente trabajos para controlar estas aves dentro de un programa más amplio que aborda la desratización, la desinsectación y la desinfección de infraestructuras públicas, así como el control de la legionella durante cuatro años por 277.000 euros. El contrato se firmó en primavera y este otoño empieza a dar resultado.

Desde mediados de septiembre han colocado nueve jaulas en distintos puntos, como el pabellón y la residencia de La Granadilla, el Palacio Municipal y el edificio de Recursos Humanos en la plaza de la Soledad. Con estas trampas cazan a las aves. Según explica la concejala de Sanidad, Elena Salgado, en un mensaje de audio difundido por el propio Ayuntamiento, la empresa adjudicataria es la que se encarga de su gestión posterior.

En Badajoz la empresa Plagax realiza también tareas para ahuyentarlas. Desde esta indican el riesgo que suponen para la salud al transmitir enfermedades como la criptococosis, la salmonelosis, la clamidiosis y la histoplasmosis, así como provocan alergias y con ello rinitis, asma y dermatitis. Generan ruidos y causan malos olores, por lo que muchas comunidades de vecinos o particulares recurren a sus servicios.

Explican a HOY que ellos suelen instalar barreras físicas para que estos animales no pasen ni aniden. La colocación de pinchos y púas en las fachadas dan los mejores resultados, aunque también usan repelentes como un gel viscoso, otros auditivos o colocación de redes. Este último caso se recomienda para patios de vecinos.