«Se han llevado hasta mi cachimba»
El propietario y dos de los estudiantes entran en la vivienda okupada y hacen inventario de lo que falta antes de denunciar en la Policía
Una smart tv Samsung, un armario de tres puertas de Ikea, una cama de matrimonio completa (somier, colchón y almohada) y un lavavajillas nuevo. Todo ... esto aparece en el listado que dos de los estudiantes y el propietario del piso okupado en la calle Altozano hicieron ayer para acudir a la Policía Nacional y presentar una denuncia por robo. «Se han llevado hasta mi cachimba», dice Rodrigo Valdés, que recuerda los partidos del Atleti que veían en la televisión plana que ya no volverán a usar.
HOY acompañó a los tres hombres en el acceso a la vivienda, a la que han vuelto a cambiar la cerradura e instalado una alarma.
Rodrigo Valdés, Pablo Pérez y el propietario, Raúl, encontraron otros dos armarios en desmontaje. Uno de ellos desvencijado al intentar quitarle uno de los laterales y con las baldas caídas, y el otro con una puerta apoyada en otro dormitorio. La mesa del salón está en uno de los cinco dormitorios de la vivienda, con el cristal envuelto en mantas para sacarlo del piso y las patas en el suelo, medio desmontadas. En una cama, medio envuelta, está una placa vitrocerámica antigua, con el cristal fracturado, que cambiaron recientemente.
El congelador que los chavales habían comprado estaba lleno de fiambreras de sus madres y, aunque al principio creían que se lo habían llevado, lo han dejado, sin comida, en una de las habitaciones que usaban como trastero.
Pablo y Rodrigo han perdido su ropa y sus apuntes, igual que sus dos compañeros de piso del pasado año. A Rodrigo le faltan los dos abrigos que tenía en el armario. Los otros dos compañeros del curso pasado no iban a repetir, pero uno de ellos había dejado la ropa de invierno y ya no queda nada.
Nevera llena
La nevera, sin embargo, sigue llena. De la cocina se llevaron el lavavajillas nuevo y en su lugar colocaron otro que ya no funcionaba y que estaba apartado para llevarlo al punto limpio. La casa está limpia. Pero el horno, inservible.
El propietario hizo ayer inventario con más calma que la noche en que recuperó la casa. Cuando comenzó a negociar con la mujer joven, esta le dijo que estaba sola y embarazada. Que había roto con su pareja y que no podía acudir a sus padres, que estaba desamparada. Por eso el propietario se ofreció a pagarle un hotel, pero la mujer pidió seguir en la casa hasta el viernes. Al principio, el propietario le creyó y se sensibilizó hasta el punto de plantearse permitirle esos dos días, pero la mujer rogó que la gente concentrada en la calle se marchara. Cuando Raúl bajó, los vecinos no quería irse y desde su entorno le indicaron que no se podía esperar, que debían salir esa misma noche.
Entonces subió y la mujer le dijo que su pareja acababa de entrar en la casa en ese momento, algo que no era posible porque ya estaba bajo vigilancia policial. Ahí se dio cuenta de que «era una mentirosa» y le dio diez minutos para irse. Eran ya las 12.35 de la noche.
Le pidió que dejara las cosas de los estudiantes y la mujer se comprometió a ello asegurando que solo se llevaría sus pertenencias. Raúl pudo ver bolsas en la entrada del piso. La mujer y un segundo hombre que acudió a por la pareja sacaron maletas. Una vez fuera del inmueble, en la calle, la Policía Nacional les tomó los datos.
«Ahora sé que estaban desmontándolo todo y que pedían dos días para terminar de llevarse lo que quedaba en el piso», afirmaba este viernes por la tarde.
Los vecinos habían indicado en días anteriores a su salida que la pareja no causaba molestias, pero una vez fuera algunos comentaron que habían oído golpes y ruidos de madrugada, normalmente entre la una y las seis, que debe ser las horas en las que han ido sacando los muebles.
El propietario hace hincapié en el agradecimiento a los vecinos y a todos los pacenses que acudieron el miércoles por la noche a manifestarse con cacerolas a las puertas de la vivienda. Afirma que esa presión hizo que la pareja se marchara.
Por su parte, Podemos considera muy peligroso crear una sensación de okupaciones generalizada de viviendas en la ciudad a raíz de este caso.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión