La Kaíta triunfa en la meca del flamenco
La cantaora pacense arrasa en la Bienal de Sevilla en un espectáculo con la Tremendita y participa en un trabajo con el director francés Tony Gatlif
El pasado miércoles se fue a Francia a rodar una película y no para de dar las gracias cuando le recuerdan el arrollador éxito que ... acaba de tener en la Bienal de Arte Flamenco de Sevilla. La Kaíta (Badajoz, 1960), de la familia de los Porrina, una de las principales exponentes de los jaleos y tangos extremeños, no dejó de jalear a Extremadura y Badajoz sobre el escenario hispalense del Monasterio de la Cartuja.
Dos funciones del espectáculo seguidas de algo menos de una hora cada una de ellas la han llevado a medios de comunicación generalistas y especializados. Todos la alaban por esa actuación del 29 de septiembre.
«La Kaíta es una cantaora salvaje. Un fin de raza que no sabe racionalizar lo que canta, ni explicarlo, más allá de unas letras que en su voz negrísima le salen directamente de las tripas», arranca 'El País' la crónica de su concierto. Puede ser, añade, «que esta artista nacida en Badajoz represente hoy el último vestigio de la tradición oral más pura y ancestral del cante gitano».
Y en Diario de Sevilla: «Ella no procesa el cante en su mente, ella lo dispara; se arriesga, se arroja a nuestros brazos». «La Kaíta no se puede aguantar y divierte tanto como hipnotiza el caudal de su garganta», valora ABC de Sevilla.
Con estas críticas, María de los Ángeles Salazar Saavedra, nacida en Badajoz hace 64 años, vive uno de los mejores momentos de su carrera musical.
La cantaora pacense se ríe. Dice que no ha leído nada de eso y afirma que aún le «entran escalofríos» cuando se acuerda de su última actuación.
La oportunidad le llegó de la mano del director del festival más importante del mundo flamenco, Luis Ibarra. Este había escuchado por separado a la pacense y a Rosario 'la Tremendita', una trianera de 40 años con una visión transgresora del Flamenco. Se las encontró a las dos en el festival Flamenco on Fire de Pamplona. Fue él quien les propuso unirse en el espectáculo Matancera, que hace referencia a las mujeres que movían la sangre en las matanzas y con el que buscaba remover las entrañas. Ambas han logrado un espectáculo que es puro sentimiento y que puede ir a otros puntos de España a partir de ahora.
Las entradas de Sevilla se agotaron días antes y ahora la Kaíta tiene esperanzas de iniciar una gira. La pacense, sin la Tremendita, tiene próximas actuaciones en Sevilla, Cáceres y otros puntos de España. Irá con Juan Vargas, el guitarrista de Mérida con el que también partió el miércoles a Francia. La Kaíta no tiene muy claro si va a participar en una película o en un documental, pero sí que el director francés Tony Gatlif la está esperando y que ella va a cantar.
Será la tercera vez que participe en un proyecto de este director que se caracteriza por plasmar la cultura del pueblo gitano. En el año 2000, la Kaíta apareció en 'Vengo', que ganó un premio César a la Mejor Música Escrita. Siete años antes ya había participado en el documental Latcho Drom.
Igual que ha hecho cine, ella ya estuvo en la Bienal de Sevilla en otras ediciones. Una de las últimas fue con el grupo Extremadura Pura. La artista vivió un buen momento en 1984, cuando cantó con Pata Negra y se dio a conocer a un público amplio.
Desde los seis años
Su vida es el flamenco. «Me he criado en la Plaza Alta. Con seis años andaba por el río con los mocos, con una cuerda y cantando. Entonces fumaba tabaco Escudo, que valía cinco céntimos. Andaba descalza por el Guadiana para ganarme la vida», cuenta. Se acuerda sobre todo de Paco Bazaga, que tenía una peluquería en la Estación. Ella cantaba en ese negocio e iba por los pueblos y las peñas. «En San Roque también cantaba descalza por los bares».
«Toda la vida he estado cantando», dice. Aunque de joven, en dos ocasiones, fue barrendera del Ayuntamiento. «Iba con un carro y una escoba», recuerda riéndose. Pero «ahora ya gracias a Dios una gana dinerito para tener su casa», dice esta mujer soltera. «Yo estoy mejor así, sin casarme».
«Ahora tengo una gira que ni me la creo. Estoy en mi mejor época por toda España»
«Llevo una vida muy buena: no fumo, ni bebo. Tengo una vida estable y actuaciones por toda España», dice esta cantaora. Quienes quieran verla en Badajoz tienen la oportunidad el 31 de octubre en la clausura de la exposición de Paloma Albarrán, en la sede de la Fundación CB.
Cuando salió al escenario de Sevilla hace dos semanas lo primero que entonó fue 'La Plaza Alta, la Plaza Alta'. «Yo siempre, vaya donde vaya, lo primero es Badajoz, nuestros cantes extremeños y el flamenco de la Plaza Alta».
«Primero Badajoz, con todo el respeto a Sevilla. Sevilla, para mí, es maravillosa. Pero primero van los cantes de mi tierra, ya sea en Francia, en Sevilla o por toda España. Lo primero: mi cante y mis jaleos. Badajoz, Badajoz, lo canto por donde quiera que vaya». Que serán muchos sitios. «Ahora tengo una gira que ni me la creo. Estoy en mi mejor época por toda España».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión