El José Pache de Badajoz sigue okupado un año después del intento de homicidio a dos sintecho
La Junta intentó desalojar el estadio tras el incendio, pero no lo logró y está a la espera de una orden judicial para hacerlo
Con la llegada del frío los vecinos del Cerro del Viento vuelven a ver humo en el estadio José Pache y regresa el temor ... a que sea un incendio importante. El más grave que ha sufrido este campo de fútbol fue hace justo un año. Uno de los okupas que residen en las instalaciones prendió un fuego supuestamente intencionado y otros dos sintecho resultaron heridos de gravedad. Fue detenido por intento de homicidio. Doce meses después el estadio sigue okupado y sin fecha para solucionar este conflicto.
«Es un tema que preocupa mucho a los vecinos, lo comentamos mucho y hay miedo a que ocurra otra desgracia. No solo es que de muy mala imagen ver esas ruinas, es que esa gente no está bien ahí y les puede pasar algo malo otra vez». Así se expresa Mariano Vélez, vecino del Cerro del Viento que resume el sentir de muchos residentes de la zona que esperan que se solucione.
También coincide el presidente de la Asociación de Vecinos del Cerro del Viento, Jacinto Marabel, que indica que es un problema que inquieta a los residentes «y bastante» y que no tienen noticias sobre cuándo podría haber una solución que esperan que llegue «lo antes posible».
Hace once años que el estadio José Pache quedó abandonado, e inmediatamente después parte de las instalaciones vacías comenzaron a usarse como vivienda ilegal. En esta larga década ha habido numerosos incidentes, pero el más grave fue el 11 de diciembre de 2024, cuando un incendio dejó dos heridos muy graves en el estadio. Unas horas después un joven de 28 años fue detenido por intento de homicidio. Los tres implicados eran okupas en las instalaciones deportivas.
Presuntamente el hombre de 28 años tenía conflictos con dos de sus vecinos y prendió fuego a la habitación en la que dormían. Uno de ellos, de 52 años, sufrió quemaduras graves en el 10% de su cuerpo y fue trasladado en helicóptero a la Unidad de Grandes Quemados del Hospital Universitario de Getafe. El otro afectado, de 56 años, inicialmente fue tratado en Badajoz de sus heridas, pero posteriormente también recibió curas en Getafe. Ambos salieron adelante a pesar de la importancia de su situación.
Este incidente grave se sumó a otro que tuvo lugar unos meses antes, la muerte en las instalaciones de uno de los okupas.
«Es una pena ver un sitio que ha sido importante para la ciudad y que esté así. Pero para tener esas ruinas, mejor que desaparezca», pide Raquel Collado, que suele pasar en bicicleta por esta zona.
Se intentó el desalojo
Hace un año, tras el intento de homicidio, la Junta anunció que ofrecería otro lugar a los okupas para poder vaciar las instalaciones y demolerlas. Comenzaron los trabajos y derribaron algunas estructuras, muros que quedaban en pie y la puerta principal, pero no pudieron seguir con los edificios porque parte de los residentes se negaron a marcharse.
Ante esta situación, el pasado mes de febrero la Administración regional acudió a los tribunales. En concreto la Consejería de Infraestructuras, Transporte y Vivienda presentó una denuncia por ocupación ilegal de un edificio público en los juzgados de Badajoz. Se inició un procedimiento legal que puede tardar meses. Por el momento no hay resultados.
Una vez que los juzgados otorguen una orden de desalojo a la Junta, podrán pedir el desahucio forzoso de los okupas y demoler las estructuras que quedan en pie.
Quejas por los perros sueltos
Además del miedo a los incendios, una de las quejas más repetidas por los vecinos del Cerro del Viento es que en el estadio José Pache hay perros sueltos de gran tamaño.
Los residentes aseguran que se trata de canes de las razas consideradas peligrosas y que suelen ladrar y acercarse a los vecinos que pasan cerca del estadio de fútbol abandonado.
«A mi me han dado varios sustos al salir a correr, se te vienen encima y ya no paso por allí, doy un rodeo», explica Mariano Vélez, un vecino de la zona. Otra residente, Adela Núñez, explica que es un tema de preocupación para los vecinos que tienen niños «porque tienen miedo a que se acerquen allí» y también para los que cuentan con perros propios y temen un enfrentamiento.
Los vecinos piden que estos trámites se solucionen cuanto antes. Temen nuevos incidentes en las instalaciones ocupadas. Este mismo verano se produjo un nuevo incendio junto al antiguo estadio que exigió la intervención de los bomberos de Badajoz.
Once años de deterioro del estadio deportivo
La imagen actual del estadio José Pache contrasta con la de hace 15 años, cuando los aficionados llenaban las gradas para ver ascender al Cerro de Reyes. Tras la desaparición del equipo estas instalaciones han vivido un largo periodo de deterioro en el que solo falta ver desaparecer las ruinas.
El Cerro de Reyes surgió en 1980 en el barrio del que llevaba el nombre. En los años 90 estuvo en la directiva José Pache con un papel muy destacado, por lo que el estadio fue rebautizado con su nombre en 2001. En la temporada 2006/2007 el club debutó por primera vez en Segunda B. Solo duraron una temporada, pero fue el inicio de un época positiva. El mejor recuerdo de los aficionados es de junio de 2009, cuando el equipo conquistó la categoría de bronce ganando a Los Barrios.
La AD Cerro de Reyes resistió dos temporadas aunque la segunda comenzaron los graves problemas económicos que finalmente lastraron su futuro. El club desapareció en 2013.
Tras desaparecer el Cerro, los vecinos pensaron que el estadio se reutilizaría, ya que hay muchos equipos de fútbol en la ciudad y una gran demanda de campos de césped. Sin embargo la Federación de Fútbol devolvió el estadio a la Junta de Extremadura y no hubo planes para salvarlo. Quedó abandonado.
Las oficinas se usaron como vivienda ilegal y fueron llegando más okupas que se instalaron en otras estancias, como el bar, los vestuarios, etc.
Con el paso del tiempo, y tras varios incendios, las instalaciones deportivas se fueron deteriorando y están prácticamente en ruinas. En abril de 2023, tras varias solicitudes de los vecinos y el Ayuntamiento de Badajoz, la Junta comenzó a demoler las instalaciones, pero no pudieron terminar el proceso porque los okupas seguían dentro. Solo desapareció el cerramiento. A finales de 2023, tras el incendio, hubo otro intento de demolerlo, pero de nuevo se paró.
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