La Editora Regional recuerda el legado cultural de Antonio Franco en el Meiac

Antonio Franco murió el 26 de enero. Un cuarto de siglo llevaba al frente del Meiac. Un museo que concibió y diseñó como proyecto vital y que se frenó al principio de un año que iba a ser crucial para el centro.

Compañeros de trabajo, artistas, críticos y galeristas celebraron ayer una reunión virtual a modo de homenaje. Coincidiendo con el Día de Portugal, los semblantes que se trazaron de Franco tenían que ver precisamente con su aportación al intercambio cultural entre ambos países.

El acto lo organizó la Editora Regional. Para Luis Sáez, su director, Franco y el Meiac han jugado un papel clave en ese universo sin fronteras que forman el Alentejo y Extremadura.

Catalina Pulido, la actual directora del Meiac, lo definió como su padre profesional. «Yo estoy aquí porque él no está».

Pulido quiso expresar el compromiso de todo el equipo del Meiac para dar continuidad a esos caminos abiertos con Portugal por el anterior director. Habló de un hombre reservado y discreto, pero con una capacidad inagotable de sorprender . «Siempre se sacaba de la chistera algún proyecto con el que se entusiasmaba y nos entusiasmaba a todos». En estos veinticinco años, recuerda, trabajó con la idea de España y Portugal como territorio común. «Algunos esta idea puede ser una utopía, pero él se la creía, y lo entendía como una postura del presente para poder cambiar el futuro».

Abrió vías de colaboración con museos portugueses y ayudó a que se conociera la obra de artistas lusos desconocidos incluso en su propio país. «El proyecto del Meiac fue el primero que recogió el talento de los artistas portugueses de la década de los ochenta y fue el núcleo de la primera colección».

El galerista Antonio Cachola agradeció que Portugal estuviera tan presente en la percepción profesional de Franco. «Era muy clarividente en este aspecto. Un extremeño alentejano porque Extremadura era una prolongación del Alentejo y el Alentejo una prolongación de Extremadura». Los directores de los museos portugueses, advirtió Cachola, reconocieron en su día esta labor de intercambio desde el Meiac.

El crítico Antonio Cerveira Pinto conoció a Franco en ARCO hace más de dos décadas y hablaba con frecuencia de proyectos en común. Tenía especial ilusión en la celebración del veinticinco aniversario. Había iniciado conversaciones para llevar parte de la colección este año a Lisboa. «El Museo cuenta con un presupuesto mínimo, pero gracias a sus amistades mantuvo una programación de calidad y obtenía préstamos de galerías como si no tuviera ningún problema económico. Eso solo lo consigue alguien con determinación».

Como crítico y artista agradece que alguien se pusiera al frente de un museo sin mirar hacia Alemania, Londres o Estados Unidos y más hacia Portugal o la América que habla español y portugués. «Creía en ese mundo creativo contemporáneo». Confesó que le había contado su proyecto para convertir los jardines del Meiac en un espacio abierto para las familias de Badajoz, un en sendero comunitario en el que los vecinos pudieran participar en las actividades y en las creaciones de los artistas contemporáneos del Alentejo y de Extremadura.