Badajoz

Las comidas de Navidad llenan de fiesta los bares del río

Una tendencia que está más que consolidada y que cada año va en aumento. «De los 39 años que he estado trabajando, esto lo celebramos hace unos 15. Antes lo que hacíamos era tomarnos una copa en el centro de Salud el día 24 antes de irnos a casa, y nos despedíamos así», contaba Peligros Folgado, que estaba el pasando jueves junto a sus compañeros en uno de los bares del río tras la comida navideña.

Estas discotecas también fueron el destino de Alejandro Durán y sus compañeros. Estos soldados de la base General Menacho de Bótoa se reunieron para celebrar la comida de Navidad y su llegada de Letonia. «Hemos estado seis meses fuera, por lo que hemos cogido esta celebración con muchas ganas porque nos ha servido de reencuentro con muchos de nuestros compañeros que se quedaron aquí», cuenta Durán, que a última hora de la tarde disfrutaba de la fiesta en Martinica.

El río es su lugar favorito para salir de fiesta porque dice que le gusta el ambiente. Además, es una de las zonas donde más salen los jóvenes. En su grupo eran 70 personas y habían cogido varios reservados en la discoteca para estar más cómodos.

«Los reservados es lo que buscan muchos grupos que quieren estar todos juntos y tener espacio para bailar. Hoy están los diez completos», contaba el gerente de Martinica, Guillermo Sánchez.

Una botella de alcohol con 12 refrescos es lo que entra en el reservado, que cuesta 100 euros y sube a 130 si la botella es de champán, algo muy común en Navidad. Es lo que Alejandro volverá a pagar hoy cuando vuelva a salir de fiesta tras la comida que tiene con sus amigos. «Las comidas ya no son solo de empresa, también se hacen con los amigos, con los compañeros del gimnasio, cualquier excusa es buena para salir estos días», contaba eufórica Lidia Parra, que también estaba tomando copas con los compañeros de trabajo.

«Son comidas muy divertidas porque todos venimos predispuestos a pasarlo bien. En el trabajo tenemos mucha carga y cuando salimos nos relacionamos con los compañeros sin la careta del trabajo, y esto nos permite conocer una personalidad de cada uno que no se da en el ambiente laboral», explicaba Folgado, que aseguraba que estarían en María Coqueta, el pub donde estaban de fiesta hasta el cierre.

Antes de las copas, Peligro y sus compañeros estuvieron comiendo en la Casona Alta, por el menú pagaron 38 euros. Fueron a este restaurante después de intentar reservar hace un mes en otros que ya estaban completos. Pese a que la comida es el motivo principal de la salida navideña, lo más importante para todos es la fiesta que viene después. «Las comidas se alargan porque luego vienen las copas y es cuando la gente empieza a desmelenarse. Aquí conocemos de verdad a nuestros compañeros», decía Parra, que aseguraba que entre la comida y las copas el gasto medio se sitúa entre los 120 y los 150 euros.

Precisamente la locura con la que muchas personas llegan a estas discotecas es lo que más preocupa a los encargados de los locales, que aseguran que estos días los clientes son muchos más efusivos en sus celebraciones y en algunos casos causan problemas en los locales. «Estos días la gente se pasa con las copas y quieren pasarlo bien a toda costa. Nos gustaría que el público fuese más respetuoso porque aunque ellos lo estén pasando bien nosotros estamos trabajando», contaba el encargado de María Coqueta, Carlos José Sánchez.

Su local en Navidades abre de lunes a domingo, pero desde el jueves ya se nota el fin de semana y se llena tanto la terraza como el interior. Lo mismo ocurre en los otros locales que se distribuyen entre el puente de Autonomía y el de Palmas. «El río esta de moda, estos locales están funcionando muy bien durante todo el año, pero la Navidad es la época del año en la que se hace más caja», apunta Guillermo Sánchez.

Más allá de las fiestas posteriores a las comidas de empresa, los bares del río están casi completos para la tardebuena y la fiesta de Nochevieja. «Esta casi todo vendido, y se llenará desde primera hora porque la covid enseñó a la gente a salir a primera hora de la tarde, hoy es jueves y esto está lleno desde las seis».

Mientras cantaban el 'Burrito sabanero' Arancha Nogales y sus amigas esperaban en la cola para entrar a seguir con la fiesta. Ellas venían de otra comida de trabajo que terminó, como todas, celebrando la Navidad en el río.