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«Nos merecíamos una facultad como esta, la antigua parecía una cueva»
Los estudiantes de Medicina, Enfermería y Fisioterapia estrenan las aulas del nuevo edificio, que aún tiene zonas por equipar
Las luces del aula 1.3 de la nueva Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud se encendieron por primera vez ayer a las ... nueve de la mañana. A partir de ahora ésa será la clase a la que acudan a diario los estudiantes de primero de Medicina.
En la primera planta, pero un poco más adelante, está el aula 1.7, donde los estudiantes de tercero de Enfermería entraban en clase asombrados y sin parar de mirar a todos los rincones. «Estamos todos sorprendidos porque no nos esperábamos que fuera tan grande y luminosa. Me encanta, es muy bonito todo y mucho más moderno», contaba Lucía Ligas.
A la planta baja llegaron Javier Domínguez, Elena Delicado y Adriana Guerrero, que comenzaron a abrir puertas para ver las dependencias que ocupan los 10.000 metros cuadrados de su nueva facultad. Y aunque a algunos les gustó más que a otros, Domínguez no podía ocultar la emoción que le causaba estrenar el edificio. «Es una alegría estar ya aquí, nos merecíamos una facultad como esta. Las clases se ven muy cómodas y hay mucha luz, la antigua parecía una cueva», señalaba este estudiante de Medicina que ahora tendrá su clase junto a las de Enfermería y Fisioterapia.
La arquitectura diáfana del nuevo edificio de la Universidad de Extremadura ha dejado en el centro las escaleras que comunican sus tres plantas, donde se distribuyen las aulas a un lado y los espacios para prácticas al otro.
«Esto nos permite integrar a todos los estudiantes de la facultad y mezclar a los distintos grados en las mismas plantas. Algo que hasta ahora no se podía hacer y que va a permitir mejorar la formación integral de los alumnos», subraya la vicedecana de la facultad, Berta Caro.
Espacios abiertos
La arquitectura de este nuevo edificio tiene mucho que ver con los cambios que los últimos años se han experimentado en la docencia. Así lo explica el decano de Medicina, Francisco Vaz. El profesor y especialista en Psiquiatría explicó que en los últimos 50 años el concepto de docencia ha evolucionado. «Antes estaba todo centrado en la clase magistral y hacían falta espacios grandes pero con pocas salas. Ahora se favorece el trabajo en grupo y la discusión, de ahí que hayamos dispuesto espacios pequeños dedicados a prácticas, seminarios o trabajos», decía.
Un concepto que a los docentes va a facilitarles la evaluación continua en un entorno que resultó agradable para la mayoría de jóvenes, como Cristina Fernández y sus amigas, que aprovecharon el descanso para hacer fotos del edificio. «Es muy moderno y más cómodo porque las sillas no están fijadas al suelo», contaba Cristina, que argumentaba que la comodidad de las instalaciones es algo prioritario para ellas porque pasan muchas horas en la facultad.
Precisamente las sillas de las clases fueron uno de los atractivos de los estudiantes, no solo porque ya no están sujetas al suelo, sino porque cada clase las luce con el color institucional de sus grados. De este modo, las de Medicina son amarillas; las de Enfermería, grises; y las de Fisioterapia, malvas.
Estos colores dieron la bienvenida a los jóvenes, que esperan tener pronto equipada la cafetería. Aun así, la facultad no estará terminada por completo hasta que no se construya la torre de 8 plantas donde irán los despachos de los profesores y las áreas de investigación.
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