Marc Martínez
Este joven trabaja en la cooperativa Copreca, realizando diferentes tareas y, además, tiene una pequeña explotación de 20 ovejas
Javier Sánchez Pablos
TRUJILLO.
Viernes, 4 de octubre 2024, 10:51
Marc Martínez trabaja como veterinario en la cooperativa trujillana Copreca. Además, se considera ganadero de afición. Este joven, de familia vinculada con el campo y ... los animales, nació en Barcelona, pero a los 18 años decidió dejar la gran urbe para establecerse en la población cacereña de Robledillo de Trujillo, de donde es su madre. «Mi vida se mueve a través del campo, necesito esa libertad», sostiene. No tiene dudas de que estar en este pequeño municipio es tener calidad de vida.
–¿A qué se dedica en Copreca?
–Soy el encargado del cebadero de los corderos y de su movimiento dentro de la cooperativa, tanto para matadero, como para socios y clientes. También me encargo de la organización de camiones, guías, albaranes, además de las vacunaciones, así como del tratamiento del antibiótico, que está muy limitado dentro del cebadero. Otro de mis cometidos es que, cuando los animales van a cebadero, firmo la cadena alimentaria. Conlleva que el animal está libre de residuos de antibiótico y antiflamatorios, que está sano, sin heridas abiertas y entra por su propio pie en el matadero. Este documento lo firmo yo cuando salen del cebadero. También me gustaría destacar que existe una trazabilidad de ese animal. Por tanto, una carnicería podría saber donde ha nacido, con el crotal que lleva.
«Se exportan corderos a Portugal, Italia y Francia. El jaleo es el problema de papeles»
–El trabajo es muy completo.
–Hay que tener en cuenta que todos los días hay entradas y salidas de animales. Se clasifican por peso y por sexo y se organizan los camiones según los clientes quieran. Se exportan corderos a Portugal, Italia y Francia. El jaleo es el problema de papeles, aunque me ayuda la cooperativa de segundo grado. Luego viene veterinario de la oficina veterinaria. Todo está muy controlado. También echo una mano a la zona de terneros.
–Tiene una gran responsabilidad.
–Es cierto, porque los animales tienen que estar bien. Cuando se preparan, hay que verlos uno a uno y si no están bien, se separan y se meten en el centro de recuperación hasta que mejoran. Si no está bien, al animal hay que penalizarlo y eso no le gusta al socio.
«Las ovejas me gustan, aunque necesitan más tiempo y más dedicación»
–Esta labor la compatibiliza con su faceta de ganadero por afición en su pueblo.
Mi trabajo como veterinario es por la mañana. A partir de ahí, mi tiempo libre lo dedico a una explotación de autoconsumo. Tengo 20 ovejas merinas para carne. Dedico todo el tiempo que puedo a ellas. Cuando empecé en el pueblo, mi abuelo tenía parcelas pequeñas. Hice las cartillas ganaderas y metí ovejas porque son más fáciles de manejar, al menos, para mí solo. El día de mañana también echaré vacas. Las ovejas me gustan, aunque necesitan más tiempo y más dedicación, pero se llevan bien. El otoño, que de momento no ha llovido, no hay hierba y no hay pasto. Ahí es cuando viene el problema. También tengo un burro, como uno de mis caprichos.
–Está claro que le gusta su labor.
–Lo mejor de mi trabajo son los animales. Me gusta mucho lo que hago. Voy contento al trabajo. Y no tengo problemas si me tengo que levantar temprano para atenderlo, bien un día de diario bien un fin de semana.
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