
Javier Barrantes
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Javier Barrantes
Javier Sánchez Pablos
MIAJADAS.
Viernes, 20 de diciembre 2024, 09:09
Agricultor y buen conocedor del territorio. Así es Javier Barrantes, natural de Alonso de Ojeda, núcleo de población de Miajadas. Su familia ya tenía una ... explotación que fue heredada por él y su hermano.
–¿Cómo fueron los inicios?
–Soy hijo y nieto de colonos. Mis abuelos fueron de los primeros colonos del plan de Badajoz. Se situaron en Valdivia. Mi padre se vino hace 50 años, cuando se creó Alonso de Ojeda, también población de colonización. A través del Iryda, le dieron un lote consistente en una parcela de unas nueve u ocho hectáreas y una casa con un corral grande y un granero. Llegaron sin conocimientos de regadío. Antes se ayudaban unos a otros. La siguiente generación somos más egoístas.
–¿Y ahora?
–Heredamos mi hermano y yo la explotación familiar. Hemos reconvertido el cultivo que normalmente era de tomate, maíz y pimiento. Ahora hacemos cultivos industriales. Concretamente, tomate de industria, maíz y olivar, que hemos comenzado a hacer la tierra del olivar en superintensivo, por la escasez de mano de obra. Ya vamos un poco mayores y no tenemos relevo generacional que venga detrás. Ese relevo generacional es muy representativo. En Alonso de Ojeda, somos 500 habitantes. Inicialmente había unos 90 colonos que llevaban la explotación del municipio. Ahora esa superficie lo llevan entre 12 o 13 agricultores, para poder sacar rendimiento y vivir del campo.
–¿Dónde va esa materia prima?
–Tengo que nombrar a la cooperativa de Alonso de Ojeda, de la cual soy presidente. Tiene 16 socios en activo. Con el tomate llegamos a todas las industrias. El agricultor contrata con la que cada uno tenga históricamente, incluso en las privadas. La campaña ha sido muy buena. Las entregas medias han rozado las 100 toneladas por hectáreas. Recuerdo que se necesita una media de 85.000 kilos por hectárea para que sea rentable con la subida de gastos en nitrógeno, en insecticida, gasoil, entre otros. El tiempo bueno también nos ha permitido que se haya recogido todo el tomate. Al haber mucho, la campaña se ha alargado hasta el 27 de septiembre.
–¿Y los precios?
–Los precios no acompañan porque regiones muy competitivas de otros países, como Chile y China, tienen costes de producción más económicos y, por tanto, el bidón de concentrado de estos países vale menos. Vamos cubriendo costes.
–¿Cómo marcha el olivar?
–Comenzamos en tierras complicadas en las labores. Por tanto, decidimos poner olivar en seto y llevamos cinco años. Es un cultivo que está muy mecanizado. Los precios han caído en exceso. Este hecho hace que el cultivo esté superintensivo y esté mecanizado y así salen los costes. El problema es que el cultivo tradicional, que es un gran fijador de territorio y población da pocos márgenes.
–¿Por dónde pasa el futuro?
–El problema es la mano de obra. Por tanto, se han bajado hectáreas de tomate y se han puesto otros cultivos atractivos y rentables en los últimos años. Los cultivos que han llegado han sido para quedarse, como el olivar. Se está combinando con el almendro.
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