

La venta de lana ya no cubre los costes del esquileo
En declive ·
El cierre del mercado chino hace que se acumulen millones de kilos almacenados; se paga la quinta parte que en 2019 por la crisis del consumo de lana frente a las fibras sintéticasCuando María Isabel Retamal Sanabria era una niña, ya veía a su madre al cuidado de las ovejas, como antes lo hizo su abuelo. « ... Es algo que siempre ha estado en mi casa», cuenta mientras se prepara para ir junto a su madre y a su perro a su finca en la localidad pacense de Manchita para supervisar a sus borregos. Una tradición familiar que no solo se mantiene, sino que ha crecido. «Mi madre empezó con unas 200 cabezas y ahora tenemos unas 2.500», explica en plena época de esquileo, una labor que ha pasado de ser un complemento económico a un gasto obligado para los ganaderos ovinos.
«Con la lana ahora mismo no te da ni para lo que te cuesta esquilarla», lamenta María Isabel, que aporta algunas cifras significativas. Así, estima que antes de la pandemia, el rendimiento de la lana podía suponer un ingreso de 10.000 euros; en 2024 apenas recibió 2.000 euros. «Pero me costó 'pelar' las ovejas casi 5.000», afirma sobre esta pérdida de rentabilidad. El coste de esquilar cada oveja en su caso es de 1,85 euros.
Una cifra similar es la que paga Manuel María Dávila Nogales, con alrededor de 800 ovejas en las proximidades de Castuera y que forma parte de la cooperativa de Comercial Ovinos. «El cierre de los mercados chinos ha hecho que se venga abajo; el año pasado se vendió a la India, pero con un precio menor», explica este ganadero ovino con más de 40 años de experiencia. «Hace seis o siete años se vendía a 2,5 euros el kilo de lana y el año pasado ni la cobramos», sostiene sobre esta evolución negativa que encuentra su explicación en tres factores: el citado cierre del mercado chino por la viruela ovina, la crisis del consumo de lana y la competencia feroz con las fibras sintéticas. Todo ello, teniendo como principal punto de inflexión la pandemia en 2020.
«Llevamos tres años con el mercado chino cerrado, se hace muy cuesta arriba»
«Con la llegada de la covid se produjo un cierre total, aunque ya para entonces la lana estaba un poco en declive en cuanto a precios», reconoce Francisco José Arias González, director general de Comercial Ovinos, cooperativa ubicada en Villanueva de la Serena que se encarga de la recepción, almacenamiento, clasificación y comercialización de la lana.
Recogen cada año unos tres millones de kilos de lana merina procedentes de una cabaña cercana al millón de ovejas en la provincia de Badajoz, parte de Castilla-La Mancha y Andalucía; la zona de la Península Ibérica que sigue concentrando el mayor censo ovino nacional.
Poco duró la alegría tras la pandemia, cuando se produjo una leve recuperación en cuanto a la comercialización. En 2022, la viruela ovina provocó en este caso el cierre total del mercado chino, principal importador de lana a nivel internacional. Un segundo lastre que todavía arrastran. «Llevamos tres años de cierre y se está haciendo muy cuesta arriba», explica Arias sobre esta coyuntura que ha provocado que en sus almacenes haya una gran cantidad de kilos de lana de años atrás que se había comprado a un precio que ahora el mercado no cubre.
Noticia relacionada
La inteligencia artificial aprende a distinguir las mejores pieles
«Actualmente, nuestro plan estratégico es intentar vender toda la lana más antigua, aunque sea a pérdidas», argumenta en un momento clave por la posible reapertura de China. No obstante, en breve se producirá un encuentro entre representantes políticos españoles y de aquel país; reunión en la que están depositadas muchas esperanzas. «Nosotros estamos en contacto constante tanto con la Junta como con el Ministerio, también a través de la Interprofesional del Ovino que está haciendo presión».
Sin alternativas al textil
Sin embargo, este sería únicamente el primer paso y paradójicamente se antoja el más fácil. Y es que parece bastante más complicado lidiar con la citada crisis de consumo provocada en parte por el crecimiento de las fibras sintéticas en el sector textil. «La apertura de China tampoco sería la solución», reconoce el director de Comercial Ovinos, en cuyas instalaciones se clasifica la lana por diferentes calidades en función de la finura, longitud y rendimiento.
Recogen así este subproducto que el ganadero tampoco quiere almacenar «porque ocupa mucho o necesitas de un sitio bien acondicionado para que la lana no se estropee… Puede generar un problema». En los almacenes, el principal enemigo de la lana es la polilla, pero también se puede ver afectada por bacterias, mohos u hongos, entre otros.
«Hace seis o siete años se vendía a 2,5 euros el kilo y el año pasado ni cobramos»
Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el número de animales esquilados en Extremadura fue de 2.621.007 en 2023; con una producción de 5.983 toneladas de lana. Con la región extremeña a la cabeza, a nivel nacional se recogieron 20.745 toneladas.
Como cooperativa, la única de este tipo a nivel nacional, en Comercial Ovinos están obligados a recoger la lana de sus ganaderos. Pero esta crisis está provocando problemas de almacenaje. «En estos años hemos tratado de quitarnos bastante stock, pero no vamos a regalar la lana, estamos luchando el precio lo máximo posible», afirma sobre esta falta de salida para un producto castigado por las actuales formas de consumo.
Algo así como la comida rápida aplicada a la moda. «Ahora, sobre todo entre los más jóvenes, se quiere tener un armario nuevo cada tres meses gracias a esos productos más económicos, mientras que una prenda de lana te puede durar diez años», expone sobre esa irrupción de componentes textiles sintéticos, «que generan una gran contaminación de microplásticos que tanto perjudican al medioambiente».
Se trata de materiales como el poliéster o el nylon, derivados del petróleo mediante procesos de síntesis química. Fibras contaminantes que contrastan con una lana alineada con el reto de lograr una moda más sostenible y que cuide el medioambiente. Sin embargo, el consumidor medio no parece dispuesto a asumir la diferencia de precio entre un producto y otro.
Cabe destacar que, en el caso de lanas merinas, con finuras de entre 24 y 27 micras, su uso habitual es para indumentaria, tanto de tejidos de punto como de calada y para lanas de labores. Es habitual también su mezcla con otros tejidos. Además, algunas lanas son muy apreciadas para la fabricación de alfombras, moquetas y tapicerías. Cierto es que en España, en las últimas décadas, las lanas han ido perdiendo finura ya que, ante la dicotomía de mejorar la lana o fortalecer la capacidad cárnica de la raza, se optó por lo segundo.
La opción de un uso alternativo al textil, como el aislamiento térmico o acústico, parece descartada por la calidad de esta lana, «en la construcción obviamente no se mira la finura, ni el largo o el rendimiento como en el textil, para el aislamiento te vale cualquier lana una vez lavada y tratada».
Por eso, para Arias, la futurible apertura del mercado chino debe venir acompañada de una concienciación sobre los beneficios de la lana en la moda, «un producto natural que viene de un animal al que es necesario esquilar para su propio bienestar y que es, en general, un producto de mucha calidad».
Solamente así se recuperaría la economía de los ganaderos de ovino que ven cómo los costes del esquileo ya no se cubren con la venta de lana. «Al contrario, les cuesta dinero», apunta Arias confirmando que la realidad narrada por María Isabel y Manuel María es la de todos los ganaderos. «El declive ha sido muy alto en muy poco tiempo, casi la quinta parte desde la pandemia, después de años en los que la lana se ha pagado muy bien, dejando incluso algún beneficio», prosigue.
En cifras, la más significativa fue la del pasado año: «No dimos nada al ganadero, simplemente le recogimos el producto». Un año antes, en 2023, el precio acordado fue de 20 céntimos por kilo de lana; en 2022, fueron 80 céntimos; en 2019, llegó a estar por encima de los 2 euros el kilo. Números que dibujan un gráfico claramente descendente que tendrá un ligero pico en este 2025, «se van a dar 22 céntimos, algo parecido a lo de hace dos años».
Esa misma línea a la baja es la que se ha producido en los precios de venta haciendo que la situación sea límite. «Es un producto que, si sigue así y desaparecemos las cuatro empresas que quedamos, no se sabe qué se hará con la lana que hay que quitar de la oveja sí o sí», augura Francisco Javier Arias sobre ese futuro incierto.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.