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El suelo agrario pierde valor, pero no en Extremadura

El suelo agrario pierde valor, pero no en Extremadura

ANÁLISIS AGRARIO ·

JUAN QUINTANA

Lunes, 31 de octubre 2022, 10:52

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Un año más el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha hecho pública la Encuesta de Precios de la Tierra referida a datos de 2021. El valor medio asciende a 10.180 euros por hectárea, incluido el de las praderas y pastos de uso ganadero, estos últimos con una valía menor que la mitad de los de uso agrícola (4.542 euros/hectárea). Supone una subida del 0,5% a precios corrientes, pero una caída del 1,3% a precios constantes. La alta inflación de 2021, del 6,5%, ha supuesto que, a pesar del pequeño incremento a precios corrientes, en la práctica se produjo una pérdida de valor del suelo agrario. En este caso, la reducción del 1,3% arriba mencionado es un mal indicador, sobre todo porque en años anteriores había estabilidad con ligera tendencia al alza.

Si analizamos la evolución en el último quinquenio, desde 2016, el repunte a precios corrientes ha sido del 3%, pero a precios constantes, el decremento se ha producido en similar proporción, un 3,3%.

Hay que recordar que un descenso del precio de la tierra suele derivar en una contracción de la demanda, un indicador de ralentización de la economía. En concreto, en este ámbito, las crisis económicas han ido acompañadas de caídas en el número de operaciones y en el precio de las mismas, debido a la necesidad de los propietarios de capitalizar su patrimonio.

Por otro lado los precios de la tierra están sujetos a muchos factores, pero sobre todo a la localización y a la tipología habitual de cultivo. Por ejemplo, una hectárea de hortalizas en regadío bajo plástico, puede rondar en las zonas de invernadero los 216.000 euros por hectárea, mientras que los secanos tradicionales de cereal no llegarían a los 7.130 de media.

En Extremadura el valor medio se ha situado en 4.724 euros hectárea, el 46% del valor medio nacional, pero con un repunte medio superior, del 3,3% a precios corrientes. A pesar de la tendencia alcista, es el valor más bajo de todas las comunidades autónomas, muy alejado de los 76.000 euros por hectárea que se cotizan en Canarias. En relación con los principales tipos de usos en los que Extremadura tiene una importante representatividad, destaca el de la uva de vinificación, con más del 9% de la superficie nacional, y cuyo valor de las tierras se ha incrementado un 4%. Tendencia muy similar en las tierras para aceituna de almazara, que representan el 9% del total nacional, y cuyo valor ha repuntado el 3,8%. Todavía más representativos los prados y pastizales, con el 19,7% del total y un aumento en el precio del 3,9% Quizás el dato más negativo lo tienen aquellas propiedades orientadas a aceituna de mesa, que con carácter general cayeron el 2,7% en secano, aunque en regadío mantuvieron un alza superior al 4% En este caso, la crisis derivada de los aranceles impuestos en Estados Unidos, sin duda han presionado a la baja.

Por otro lado continúa la preocupación en Extremadura por la restricción a la quema de rastrojos de poda que se aplica desde el pasado 16 de octubre. Desde su entrada en vigor no se puede incinerar ningún resto de poda de viñedo, y para los de olivar, encinas, frutales de pepita y hueso, es necesaria una autorización especial. Las sanciones oscilan entre los 100.000 y los 3,5 millones de euros.

APAG Extremadura ya ha anunciado una manifestación el 11 de noviembre en Mérida para intentar revertir esta norma. Además de la complejidad y el coste que supone la gestión de estos residuos si no se pueden quemar, hay otros efectos colaterales. Paradójicamente uno de ellos es el riesgo de incendio, ya que parte de estos residuos quedarán en el suelo, lo que también aumenta el riesgo de desarrollo de plagas y enfermedades.

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