El sector del aceite responde
ANÁLISIS AGRARIO ·
JUAN QUINTANA
Lunes, 21 de marzo 2022, 09:11
En estas últimas semanas se ha hablado de forma recurrente del impacto que el conflicto de Ucrania está teniendo en el mercado del aceite, en ... particular en el de girasol. Su producción está muy localizada en la zona de conflicto, tanto en Ucrania como en Rusia, siendo ambos los dos países líderes, con 4,1 millones de toneladas en Ucrania, y un poco menos en Rusia. Con las salidas desde Ucrania cerradas desde los primeros días del conflicto, el problema es mayor, porque la zona limítrofe del Mar Negro también es productora y exportadora, aunque en menor medida. Por el momento, no hay un problema de desabastecimiento, ya que hay stocks y el mencionado cinturón productor puede mover aceite. Además hay otros países donde también se puede adquirir, si bien es verdad que no demasiados, como Argentina, Sudáfrica e incluso, EEUU. A pesar de ello, el precio está subiendo y se ha acelerado una tendencia que de hecho ya existía en las semanas previas a que la amenaza de guerra fuera pública. En general y tal como ya constató la FAO a principios del pasado mes de febrero, todos los aceites estaban y siguen estando al alza en todo el mundo debido, entre otros factores, a la sequía, tanto en el hemisferio norte como en el sur.
¿Cuál es el problema real? Hay que verlo desde diferentes ángulos. Por un lado los datos, ya que España importa el 60% de lo que consumimos, lo que nos genera una importante dependencia. Sin embargo, habría que relativizar la cuestión, porque no nos olvidemos que no se trata de un producto esencial, como puede ser la energía, y hay tres factores clave que deben permitir al sector responder con agilidad a esta incertidumbre. Por un lado y al contrario de lo que sucede con la energía, en donde también somos altamente dependientes de esta zona y no tenemos fuentes alternativas que lo puedan compensar, en el caso del aceite de girasol sí existen estas opciones. En concreto el aceite de oliva, del que somos los mayores productores con el 45% de la producción mundial y del que exportamos dos terceras partes de lo que consumimos. Además, en nuestro país ya existe una cultura muy consolidada de consumo, dadas sus excelentes cualidades para la salud y por tener unas características organolépticas a las que estamos completamente adaptados. En España prácticamente solo se consume aceite de girasol y de oliva, el resto tienen una presencia muy marginal. En todo caso, esta situación no es bueno que se mantenga en el tiempo, ya que sería pan para hoy y hambre para mañana. Si bien es verdad que podemos aumentar el autoconsumo de aceite de oliva, sería a costa de perder cuota en algunos mercados exteriores, lo que tampoco es recomendable.
Otra opción complementaria y mucho menos desequilibrante, es aumentar la producción de girasol en España. Para ello los agricultores pueden reorientar algunas tierras de cultivo y aprovechar el tirón de los precios derivados del actual contexto político militar. Además, la Unión Europea podría adoptar medidas que permitieran, aunque fuera con carácter excepcional, el uso de tierras en barbecho y aligerar la obligación de retirar tierras de producción para cumplir con los requisitos del greening. Lo que sucede es que es necesario tomar decisiones ágiles, ya que las variedades tempranas ya se han sembrado en algunas zonas de Andalucía y Castilla la Mancha, y empezamos a entrar en época de siembra para el resto. Un buen momento, por tanto, para reorientar las rotaciones de cultivo e incluir el girasol, que no olvidemos es bastante rústico y por tanto adaptable a muchos terrenos. Esto permitiría compensar buena parte de la pérdida de importaciones y favorecer a su vez a los agricultores locales.
Hay que recordar que en nuestro país ya se siembran unas 650.000 hectáreas de girasol, sobre todo en Andalucía, Castilla la Mancha y Castilla y León. En Extremadura, las oleaginosas se centran en el olivar, con 265.000 hectáreas destinadas a producción de aceite, acompañadas por 12.294 de girasol de las que un 36% están en regadío, 3.080 de colza y 600 de soja.
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