Optimismo para 2023

Hay que sumar las consecuencias de la guerra en Ucrania por la invasión de Rusia, con un encarecimiento nunca visto de costes de producción fundamentales para el campo y para la industria transformadora que tenemos en Extremadura.

Los precios cobrados por agricultores y ganaderos siguen siendo insuficientes y muy por debajo de ese desorbitante incremento de costes que deben asumir para producir alimentos. Esos precios han subido durante el año pasado, pero no como para cubrir los costes.

Por eso, sería necesario articular medidas eficaces para moderar los costes de producción en agricultura y ganadería, que vuelvan así a una situación normal, con el objetivo de, manteniendo los precios actuales que se pagan por las producciones agrícolas y ganaderas, lograr esa sostenibilidad económica tan necesaria para alcanzar la sostenibilidad ambiental a través de una agricultura y ganadería más verde.

El sector agrario necesita una fuerte apuesta como sector estratégico que es para garantizar su futuro, que haya quien quiera dedicarse a una profesión tan importante como la de producir alimentos para todos y además que sean de calidad y suficientes ante una población que continúa aumentando.

Hemos terminado un año regular y queremos tener por delante un horizonte de estabilidad y rentabilidad que garantice el futuro de todos y continúe luchando contra la despoblación en zonas rurales.

La campaña de comercialización de fruta ha sido buena en la región debido a las heladas registradas en otras comunidades autónomas productoras, que han mermado la producción, lo que ha dado salida a la de Extremadura en el mercado.

Otro ejemplo. En tomate para industria, uno de los cultivos estrella de nuestra región, hemos tenido una campaña complicada, con un descenso de producción, que ha sido la más baja de los últimos cinco años, pero los precios han sido realmente buenos y habrían dado un respiro a nuestros agricultores si no hubiésemos tenido ese desorbitado incremento de costes de producción.

En el sector ganadero, las mismas causas (la sequía y las altas temperaturas) han generado un aumento desproporcionado de los costes de producción por la falta de pastos para alimentar el ganado, pero también es verdad que, por ejemplo, en vacuno hemos tenido unos precios que no hemos tenido nunca antes.

Las últimas lluvias registradas, aunque no han llegado de la forma que nos hubiera gustado, nos hacen afrontar de forma positiva este nuevo año, en el que las cooperativas agroalimentarias de la región continuarán trabajando de la misma forma profesional de siempre con el objetivo de repercutir todos los beneficios obtenidos por su actividad industrial y comercializadora en las socias y socios agricultores y ganaderos que forman el cooperativismo extremeño.