Los cerdos no se crían en jaulas
La Unión Europea amenaza al sector porcino con una nueva norma sobre bienestar animal que prohibiría su uso. El borrador podría ser presentado antes de finales de diciembre
Juan Quintana
www.juanquintana.com
Lunes, 3 de julio 2023, 08:57
La Unión Europea (UE) amenaza al sector del porcino con una nueva norma sobre bienestar animal que prohibiría el uso de jaulas en las explotaciones, ... también para otros animales, como las gallinas. Pero hoy nos centramos en los cerdos, por la novedad que ello representa y el impacto que tendría. Se estima que el borrador de dicha norma podría ser presentado antes de finales de diciembre.
El sector ha reaccionado con prontitud y el Copa-Cogeca ha elaborado un informe en el que afirma que de aprobarse la supresión de jaulas, la producción de porcino podría llegar a caer en la UE hasta un 23%, si entrara en vigor en 2025. Lo menos malo es que este impacto sería mucho menor si se diera más tiempo a los ganaderos para adaptarse al nuevo modelo, reduciéndose de forma inversamente proporcional al periodo transitorio. La caída sería del 3,8-8,4% si se aplicara en 2035, llegando a impactar solo el 0,5% si se retrasara hasta 2045. Claro, que pedir veinte años de margen para la aplicación de una norma, es inusual y el no estaría garantizado, con seguridad.
Sin embargo, hay argumentos suficientes para no aplicar esta norma y, en caso de hacerlo, retrasar lo más posible su puesta en marcha. Para entender lo absurdo del planteamiento, hay que ser conscientes de que los cerdos no se crían en jaulas, sino en patios, alojados en grupo. En la actualidad y desde el año 2012 solo se enjaulan a las hembras en los momentos más delicados para el animal o para sus crías. Esto sucede en el periodo de cubrición en el que la hembra está en celo, y alojarla en una jaula evita el excesivo y en muchos casos agresivo acoso al que se ven sometidas por los machos. Por otro lado, tras la fecundación viene la implantación del embrión, un punto crítico en el que es necesario garantizar la mayor tranquilidad posible. El tercer momento es el parto, donde se debe proporcionar un mayor espacio con el objetivo de evitar el aplastamiento accidental de las crías. De hecho, a nuestras mascotas, a nuestros perros, gatos y otros animales domésticos, se les aísla en jaulas en los viajes y en las clínicas veterinarias y hospitales, por su seguridad, y eso es algo percibido con naturalidad. Exactamente lo mismo sucede con el porcino.
El problema es la mala prensa que tiene la jaula, independientemente del uso protector, terapéutico e incluso de aumento de la confortabilidad. La realidad es que se asocia a una prisión, y ya sabemos que la UE legisla el ideario político, no tanto la razón técnica, científica o económica.
Lo importante es ver el impacto para el consumidor, el medio ambiente y la producción, ya que nada sale gratis. La realidad es que es una decisión política de alto riesgo económico y social. El impacto directo es claro, y se tendrían que cerrar granjas al tener que aumentar los metros cuadrados por animal, reduciendo por tanto el número de animales y la rentabilidad de las explotaciones. Se incrementarían los costes de producción y se reduciría la producción. Esto generaría un aumento de las importaciones, mucho menos exigentes en normas de bienestar animal, y que en buena parte no están adaptadas a las actuales exigencias europeas, y mucho menos a las que están por venir, como la que nos ocupa.
Llama la atención el papel de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), con recomendaciones muy amplias, basadas en los pocos estudios publicados hasta la fecha sobre esta cuestión. Por ejemplo, recomienda un incremento del espacio por hembra gestante del 80%, y casi del 100% cuando hablamos animales en cebo. De aplicarlas sería la ruina del sector, pero por suerte la EFSA no considera en sus análisis el impacto económico. Además, el primer análisis económico elaborado por la Comisión ha sido rechazado por las propias unidades de análisis europeas, por lo que todavía queda recorrido. Ahora el sector está aportando toda la información para valorar el impacto económico, medioambiental y social, con un optimismo moderado porque la intención política está clara.
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