Las secciones de quesos de las charcuterías extremeñas son un canto a la variedad, a la calidad, a los matices, a las denominaciones de origen... ... Es una sinfonía de tortas de oveja del Casar, de quesos de cabra de Acehúche o los Ibores, de quesos frescos de cabra de la Vera y cremosos de oveja de la Serena, todos ellos en su plenitud de sabor y delicadeza. Productos, en fin, llegados desde Castuera, desde Zarza de Granadilla, desde Trujillo, desde Garrovillas, desde Carbajo...
Las queserías extremeñas son una antología de matices y hay tal variedad de marcas y sabores que la región se ha convertido en un destino quesero premium capaz de competir con cualquier región o país. También con las importaciones europeas, que invaden el mercado, pero no juegan en nuestro terreno. España compra cada año 357.626 toneladas de queso a Europa. 76.000 vienen de Alemania, otras 76.000 de Países Bajos y 58.000 llegan desde Francia.
Estas importaciones son, sobre todo, de quesos de batalla en barra y en lonchas, quesos sin intensidad gustativa, pero con un precio más bajo que el español. Un queso de barra español se vende a 12 euros en las charcuterías, pero un edam o un gouda bajan a 8 euros. En otras regiones queseras de España, se han dado cuenta de que o compiten en el segmento de calidad o perderán la batalla frente al queso europeo de batalla. En Extremadura, ese camino ya lo iniciamos hace mucho. Lo nuestro es la excelencia.
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