Igualdad desde el convencimiento

Un sector agroalimentario competitivo, equilibrado y justo no se consigue solo desde el punto de vista económico, sino que también tiene mucho que decir la igualdad de oportunidades. Y el sector agroalimentario cooperativo de Extremadura está plenamente convencido de ello.

Aunque tradicionalmente ha sido un mundo masculinizado, la mujer es un pilar fundamental en él y se están dando importantes pasos en la consecución de una igualdad efectiva y de una participación equilibrada. Cierto es que quedan muchos pasos por dar, pero también es cierto que en los últimos años hemos tenido un importante avance cualitativo y cuantitativo en la incorporación de las mujeres agricultoras y ganaderas a las cooperativas de las que son socias y en el logro de una igualdad real en el sector agroalimentario.

Sin duda, la nueva Ley 9/2018 de Sociedades Cooperativas de Extremadura ha sido el punto de inflexión que ha favorecido la participación de las mujeres en los órganos de dirección de las cooperativas de nuestra región, porque contempla medidas relacionadas con la igualdad para posicionar a las mujeres en los consejos rectores de las cooperativas, aportando un punto de vista complementario que está enriqueciendo a las cooperativas de nuestra región.

No se trata de cifras, pero estos datos hablan por sí solos. El número de mujeres en los consejos rectores de las cooperativas agrícolas y ganaderas asociadas a Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura se ha incrementado un 28% durante 2020, último año del que tenemos datos a ejercicio cerrado. Hemos pasado de 163 consejeras que se contabilizaron en 2019 a 227 mujeres ocupando un cargo en estos órganos de dirección de cooperativas en 2020. Esto supone un incremento del 11% en solo un año, destacando que, de ellas, 13 ocupan la presidencia de su cooperativa, dos más que en el año anterior. Unas cifras que, por lo que vamos viendo, se van a incrementar en el siguiente ejercicio.

Aun así, hay mucho camino por recorrer, que es en lo que trabaja Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura desde hace tiempo, para cambiar la realidad de las mujeres cooperativistas y hacerlas más visibles. Estos datos reflejan cómo la nueva Ley de Cooperativas ha favorecido ese cambio, al incluir varios artículos en el texto legislativo que han discriminado de forma positiva la incorporación de mujeres al sector. Algo más que necesario si tenemos en cuenta que las mujeres fijamos población en zonas rurales, de cuya despoblación tanto se habla, y que debemos tener las mismas oportunidades para conciliar la vida personal con la laboral.

Las leyes están, en muchos casos, para cambiar las cosas y esta Ley de Cooperativas de Extremadura ha cambiado el panorama que teníamos y que tenemos.

Los consejos rectores de cooperativas están tendiendo a la paridad y hay un número de integrantes mujeres proporcional al número de socias de la cooperativa, que además debe constituir un Comité de Igualdad, si cuenta con 50 o más socias y socios, para establecer acciones a favor de la igualdad en las cooperativas.

Cada vez es mayor la visibilización de las numerosas mujeres que trabajan en nuestro campo como profesionales y de las mujeres que trabajan en las cooperativas agrarias para que el empleo y riqueza que generan como empresa se quede en nuestra tierra.

La igualdad real no se ha logrado en ninguna parte, tampoco en el sector agroalimentario. Queda mucho por recorrer, es verdad, porque esto no se hace en dos días; pero sí se ven avances, un cambio de mentalidad importante y un pleno compromiso por parte del sector.

Por ello, son tan necesarios en este sector los planes de igualdad, que estamos ayudando a implantar en nuestras cooperativas, incluso en las que no están obligadas a tenerlo, porque es algo beneficioso para todas las personas trabajadoras y socias. Y es que las cooperativas, por su propia idiosincrasia, son empresas sociales. Esta voluntariedad que existe en este ámbito por parte de las cooperativas es sencillo, porque está en su ADN como empresas de economía social, en las que las que las personas están por encima del capital.

Se trata, en definitiva, de que existan todas las facilidades posibles para visibilizar y dar voz a las mujeres cooperativistas si queremos construir entre todos cimientos sólidos, porque tenemos muchos retos por delante y no se puede quitar la vista de las muchas batallas que quedan aún por librar.

La igualdad entre hombres y mujeres nos dará un fuerte impulso social porque acabará con la discriminación y será un revulsivo económico, sostenible e inclusivo.