Más olivos y aceite más caro esta campaña
El consumo se reduce por el coste de una aceituna que ha revivido en el árbol tras octubre; los agricultores preferirían que la cosecha fuera más grande y el producto más barato para no ahuyentar a los consumidores
Santiago Muñoz, de 43 años, resopla, porque tiene 850 olivos que recolectar. Está con una cuadrilla de jornaleros en la finca La Espila, en Los ... Santos de Maimona (8.072 habitantes, mancomunidad de Zafra-río Bodión). Trabaja con una máquina vibradora sin paraguas, que deja la mayoría de las aceitunas en los telones. Las que quedan en el aire se caen a la antigua usanza, con varas. «Están en su momento óptimo, hace frío y eso le viene bien al árbol para ganar que la aceituna tenga más rendimiento. La previsión pone algo de agua para los próximos días. Así que ahora esa cuando toca recogerlas», resume mientras no para de sortear olivos con un vehículo manejable y que facilita el trabajo.
Santiago, de 43 años, es el presidente de la cooperativa 'Virgen de La Estrella' de Los Santos, una referencia indiscutible en la producción de aceite de calidad en el territorio oleícola extremeño. La sociedad agraria, que cumple 60 años en este 2023, cuenta con alrededor de mil socios y sus volúmenes anuales de kilos de aceituna y aceite (también hace vino) son más que reseñables.
Noticia relacionada
Importantes cambios en el precio del aceite de oliva para 2024
Su media anual de producción es de 18 millones de kilos para hacer 3,6 millones de litros de aceite de oliva. Hace dos años, en el 'cosechón' histórico que disfrutó la región, la cooperativa santeña alcanzó los 25 millones de kilos de aceituna cosechados. La campaña pasada, una de las peores en los últimos treinta años, se quedó en 10.
«Este año apuntaba muy mal porque la sequía era tremenda hasta octubre, pero llegaron las lluvias y el cambio ha sido espectacular. Creo que podrá tener un 30/40% más respecto a lo que se esperaba», dice Muñoz a HOY. A pesar de todo, recuerda que hay menos kilos de los que los árboles apuntaban a inicios de la primavera.
Desde comienzos de noviembre (la cosecha empezó en algunos sitios un mes antes porque el fruto estaba exhausto, a punto de caerse) Extremadura está en plena campaña de la aceituna para almazara, dentro un contexto poco conocido en los últimos años. No se habla tanto de la producción –se prevé un cosecha cercana a la media– sino de los altísimos precios que se está pagando para transformar las diferentes variedades de aceituna en aceite de oliva virgen extra.
En 2010 había 264.934 hectáreas de olivos en la región; en 2022 se alcanzaban las 292.248
En esta ocasión, lo del 'oro verde' para referirse a una de las joyas de la gastronomía mediterránea y base de la economía y vida de muchos municipios se ajusta a la verdad. La cotización del kilo de aceite de oliva virgen extra está estabilizada en la barrera de los ocho euros. Una cifra inédita desde hace muchos años.
Caída del consumo
El consumidor lo nota en su bolsillo desde hace meses y el agricultor también espera apreciarlo, aunque en el sector, siempre dado a las matizaciones, parece que se hubiera preferido un precio menos alto pero más fruto que cosechar.
«El riesgo de que el consumidor se retraiga a la hora de comprar un producto como es el aceite de oliva virgen extra es muy alto. Sinceramente preferimos cobrar un poco menos, siempre de lo que se debe pagar por este producto de excelencia, pero tener más kilos», agrega Fabián Gordillo. Es el gerente de la cooperativa Virgen deLa Estrella y el presidente de la Sectorial de Aceite de Cooperativas Agro-alimentarias de Extremadura.
«Ahora las almazaras empiezan a estar a tope. Está entrando mucho producto de golpe», comenta Alfonso Montaño, oleólogo del Centro Tecnológico Agroalimentario (CTAEx) para abordar un inicio de campaña diferente.
Dos factores han hecho que se acumule aceituna para molino. Uno, que muchos agricultores de verdeo han dejado este año la aceituna en el olivo para dejarlas a molino por los precios del aceite. El segundo factor han sido las lluvias de octubre, que han venido muy bien para que el árbol coja savia para la próxima campaña y la aceituna de esta engorde.
En Los Santos, en su cooperativa, gran parte de la aceituna es de la variedad morisca o vasta. Con ella, la cooperativa santeña produce uno de los mejores aceites del mundo como se determinó el año pasado en el certamen New York World Olive Oil Competition. «Nuestro objetivo desde hace muchos años es primar el aceite de oliva virgen extra. Y eso se inculca a los agricultores aunque a veces cueste porque implica una exigencias de calidad por encima de todo», narra Gordillo.
Media de campaña
«En Extremadura hay una apuesta cada vez mayor por esa calidad. Con independencia de la producción de cada campaña», tercia Montaño, quien avanza que según su estimación la producción de aceite en esta será de entre 50.000 y 60.000 toneladas. La mitad prácticamente del récord de cosecha de hace dos años, 102.000 toneladas. Hay que recordar que el promedio de producción de los años 2019 a 2023 en Extremadura es de 52.881 toneladas; de 2015 a 2019 fue de 53.665, y de 2011 a 2015, 35.635 toneladas.
«Esta campaña no es buena en cuanto a kilos, es lo primero que hay que decir. Los árboles estaban cargados y se ha perdido mucha aceituna por la sequía. El precio del aceite en los mercados no bajará a corto plazo. Y eso tiene sus consecuencias», relata Alfonso Montaño a este diario.
«Si lo miramos desde el punto de vista del consumidor, la escalada de precios o un precio alto del aceite de oliva virgen extra durante mucho tiempo frena el consumo, y eso no es bueno ni para la demanda ni para el sector productor. A los productores lo que les interesa es evidentemente recibir un buen precio por su aceituna, por encima de los costes, y tener kilos, muchos kilos», añade Montaño.
Según datos del Ministerio de Industria y Comercio, el encarecimiento del aceite de oliva en el último año ha hundido un 30% su consumo en España y un 40% las exportaciones en volumen.
El análisis del consumo y los precios lo encuadra Alfonso Montaño en otro aspecto igualmente interesante. Y es que, a pesar de los vaivenes, el olivar sigue siendo un cultivo vital en Extremadura que lejos de perder terreno lo sigue ganando a costa del arroz, el maíz e incluso el tomate.
La Encuesta sobre Superficies y Rendimientos Cultivos (Esyrce) muestra que en el año 2010 había 36.733 hectáreas de olivar en regadío en la región. El grueso, 228.201, eran de secano. Esto es, Extremadura disponía de 264.934 hectáreas de olivar a principios de la década pasada.
Cinco años más tarde, en 2015, el olivar de secano apenas modificó su territorio (228.363 hectáreas), mientras que el de riego experimentó un crecimiento notable al situarse en las 44.600. Eso hizo subir la superficie total de olivar a las 272.000 hectáreas.
Por último, como dato más reciente, el del pasado 2022, estaban registradas 67.196 hectáreas de olivar en regadío (61.154 en la provincia de Badajoz y 6.042 en la de Cáceres). Eran 1.157 más que la del año anterior. En cuanto al secano suponían 225.052 (172.964 en la provincia de Badajoz y 52.088 en la de Cáceres). Eran 1.776 más que las de 2021.
En total, 292.248 hectáreas de olivar en Extremadura frente a las 288.691 de 2021. 3.557 más. Con este escenario, destaca Montaño, que la superficie de olivar aumentó 10 hectáreas al día el año pasado.
Su explicación es que el olivar sigue siendo un cultivo seguro, un refugio para agricultores y productores. Gordillo asiente y no deja de poner el foco en que los esfuerzos deben seguir encaminados a no perder consumidores en un contexto como el actual.
«Nos preocupa que después de tantos años en los que se ha hecho el esfuerzo de consolidar y aumentar una demanda de este producto tan saludable como es el aceite de oliva virgen extra se puedan perder consumidores por un contexto de altos precios», anticipa. «Pero también nos inquieta que caiga el consumo porque no haya producción. En este escenario nos movemos», concluye el gerente de la cooperativa 'Virgen de La Estrella'.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión