El consumo de virgen extra se recupera pero no vuelve a ser el de antes
Una buena y una mala noticia. Dos caras de la misma moneda. El consumo de aceite virgen extra en España (y en Extremadura) se ... ha recuperado, y se ha aparcado otra vez el de girasol u otros tipos de aceite de oliva. La mala, que cada vez se come menos en casa o si se hace no se cocina y no se logra alcanzar los consumos de antaño.
Es el análisis que realiza Alfonso Montaño y comparte también Manuel Zambrano, dos expertos del sector olivarero en Extremadura. El año pasado, el disparatado aumento del precio de la garrafa de cinco litros de virgen extra, por encima de los 40 euros cuando ahora ronda los 24/25, expulsó a muchos consumidores del mercado del aceite de oliva de la máxima calidad.
«Y buscaron refugio en otros tipos de aceite, bien de girasol o de oliva pero no extra. Eran consumidores habituales del virgen extra pero el bolsillo no les daba para seguir con él y decidieron cambiar de forma temporal», remata el técnico de Ctaex. «Pero en cuanto la situación de precios se ha normalizado ahora han vuelto a usar virgen extra. Es lógico. Somos fieles al virgen extra porque somos un país marcado por esa cultura, aunque se pueda estar perdiendo», prosigue Montaño.
Aumenta la diferencia de producción entre la provincia de Badajoz y la de Cáceres
Recuerda que el consumo medio de aceite de olivar de un ciudadano español es de 1,8 litros per cápita. Ha caído, sentencia el oleólogo, «porque se cocina menos en casa. Se come más fuera o si se hace en el domicilio se comen platos ya preparados. Por eso la recuperación del consumo no lograr absorber el descenso acumulado de consumo de aceite virgen extra de años atrás», concluye.
Zambrano hace el mismo análisis y pone el foco en que el olivar español cada vez más produce para el exterior. La exportación es su gran mercado. «Eso implica estar muy dependiente del contexto internacional. Si no hay movimientos sísmicos, se puede competir con aceites del norte de África, de Turquía, de Italia pero si pasan cosas como los aranceles de Trump estamos muy expuestos», relata el técnico del grupo Viñaoliva.
La búsqueda constante de la rentabilidad, más el problema de mano de obra, explican que se ponga mucho olivar en intensivo y superintensivo en Extremadura, y no solo en regadío. También se está poniendo en secano.
«Tenemos bastantes variedades de aceituna para producciones en seto pero la arbequina es la que está triunfando en la zona central de la provincia de Badajoz, la de las Vegas del Guadiana y también Tierra de Barros. Es el mejor ejemplo de rentabilidad. Da origen a buenas cosechas de aceites tempranos, que son los que reclaman ahora los mercados», atisba Alfonso Montaño.
Una situación, además, que evidencia otro aspecto: la cada vez más distancia entre el volumen producido de aceite en la provincia pacense y en la de Cáceres. En varias campañas, la proporción ha sido del 80% en la pacense por el 20% en la cacereña. El cambio de cultivos como el tomate, maíz o arroz a leñosos, con el olivar como referente en varias zonas habitualmente de regadío de las Vegas del Guadiana ha sido fundamental para diseñar esta nueva realidad.
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