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OPINION

'Los muchachos de Santibáñez'

Iniciaron sus andanzas como guerrilleros, combatiendo al invasor napoleónico, y se hicieron bandoleros al fallarles su país

FÉLIX BARROSO GUTIÉRREZ

Viernes, 19 de diciembre 2008, 02:08

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EN el bicentenario del levantamiento español contra las tropas napoleónicas, no podemos dejar de lado a extremeños que, como guerrilleros, dieron más de dos quebraderos de cabeza a la francesada. Aunque no haya muchos documentos que hablen sobre sus andanzas, quedan en la memoria colectiva de algunos pueblos del norte cacereño hechos, devenidos en legendarios, que protagonizó la cuadrilla guerrillera en los parajes de 'La morisca' y 'La puente de piedra', de Montehermoso, y en 'El cancho de la silleta', en las sierras de Cañaveral. Incluso se habla de la emboscada que tendieron a los franceses por los arcabucos que rodean la ermita de 'Los Antolines', por la que los gabachos dieron fuego a Guijo de Galisteo, pasando a conocerse vulgarmente desde entonces como El Guijito Quemao. Al parecer, varios guerrilleros fueron condecorados, recibieron honores militares y fueron considerados como héroes en sus pueblos. Pasados los años, estos guerrilleros, defraudados porque no se les otorgaban ciertos bienes de los llamados de 'manos muertas' que se les habían prometido, se echan al monte. Según la tradición, habían prometido entregarles para su roturación, siembra y disfrute las fincas 'La Ahigaleja' y 'Cuarto Real'. El incumplimiento desembocó en la legendaria cuadrilla de 'Los Muchachos de Santibáñez', llamada así por ser la mayoría de sus miembros de Santibáñez el Bajo. Prestigiosos historiadores han estudiado, desde diferentes enfoques, la vida y hechos de estos guerrilleros, devenidos en bandoleros decimonónicos. Se encargó de insuflarles conciencia social y un programa muy avanzado para aquellos años un curioso personaje, hijo también de Santibáñez, llamado José Montero y Montero, motejado 'El Cura Moro", ya que, al parecer, el clérigo tuvo bastante que ver con el sector más progresista de las Cortes de Cádiz. Algunos han denominado a los integrantes de esta banda como los primeros anarquistas extremeños, por su furibundo antiabsolutismo y su profundo antiliberalismo. Investigadores extremeños, como Fernando Flores del Manzano, María Jesús Merinero y Manuel Pecellín Lancharro han analizado, igualmente, los avatares de esta cuadrilla. Pecellín, al hablar de ellos dice: «Aquí se encuentran todos los rasgos de ese bandolerismo, típico en las zonas rurales, bien estudiado por Marx y Bakunin, como fenómeno de protesta social primitiva ante unas estructuras económicas precapitalistas, radicalmente injustas; para combatir a las cuales aún no existen organizaciones colectivas como los partidos políticos y sindicatos obreros». La historiografía oficial de la época, impregnada de maniqueísmo, los ha pintado como asesinos y facinerosos, pero hay que tener presente que la historia la escriben los vencedores. Una partida como la de 'Los Muchachos', que pretendía socavar todo lo que conllevaba la tiranía absolutista y que recibía el apoyo unánime de las clases más desfavorecidas, era un cáncer que había que erradicar. De aquí la terrible represión que cayó sobre el lugar de Santibáñez el Bajo, con varios de sus hijos e hijas condenados a garrote vil, a cadenas perpetuas, al destierro o a pagar importantes sumas monetarias, sin que se libraran tampoco otros pueblos pertenecientes a la Villa y Tierra de Granadilla o de otras comarcas aledañas.

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