«El Festival va tener en esta etapa una identidad propia»
El dramaturgo extremeño resalta el centro de producción teatral, base de las futuras representaciones, y su marcada esencia grecolatina
CELESTINO J. VINAGRE
Domingo, 30 de marzo 2008, 05:21
Se nota que no es ningún principiante aunque dice que tiene ahora la inquietud del novato. Habla con convicción y le gusta jugar con los silencios. Este extremeño, de pequeña estatura y ojos vivarachos, curtido en mil batallas en un escenario y, ahora, profesional del teatro desde un despacho, es el responsable de conducir al Festival de Mérida por una nueva senda, donde lo autóctono y lo internacional se mezclan en busca de resucitar «a los clásicos grecolatinos que están en la memoria de la gente». Paco Suárez, enfundado en una chaqueta azul oscura y un chaleco negro, con su inseparable paquete de Ducados negro sobre la mesa, habla para HOY en la nueva oficina del Festival, en la calle Diocles.
-La programación de este Festival, ¿es la que ha querido diseñar o la que ha podido?
-Es la que he querido. Puede parecer una inmodestia lo que voy a decir pero me ha sobrado tiempo para diseñarla. Tomé posesión como director el 6 de noviembre y me comprometí a presentarla en enero antes de Fitur. Y lo he hecho. La verdad que no las tenía todas consigo pero en un mes ya tenía cerrada la programación. El hecho de haber estado 18 años trabajando en Madrid, teniendo todos los contactos, relacionado con mucha gente...eso es muy importante porque hace que todo sea más fácil desde el punto de vista personal y profesional. Por ejemplo, con Nuria Espert. Le dije 'te necesito' y me dijo 'aquí estoy para tí y el Festival'. Eso es muy distinto de escribirle una carta, 'querida señora Espert:' y esperar respuesta. Con todos los que vienen la relación de cercanía es la misma. En este Festival está lo que he querido, con un paréntesis que te hago. Hay un producción, Miles gloriosus, que venía ya de antes y como creo que esta comedia puede ser muy importante en el Festival, he aceptado.
-¿Qué criterios se han seguido para aceptar unas producciones en perjuicio de otras?
-El principal, el seguir el discurso por el que se va a seguir el Festival de Mérida en esta etapa, el de la esencia grecolatina para el Teatro Romano y el de las otras miradas para el Anfiteatro. De modo más concretos, queda claro que yo no voy a aceptar ninguna coproducción con la empresa privada. Esto es un teatro público, con dinero público. Por lo tanto. no se pueden hacer con empresas privadas, pero no porque estéticamente, ideológicamente o filosóficamente no estés de acuerdo sino porque simplemente el Festival de Mérida, desde la responsabilidad que yo asumo, se va a convertir en un Festival de teatro público, con un centro de producción que va a producir sus propios espectáculos. Y esto va a permitir tener un discurso de identidad propia. El Festival va a asumir sus propias producciones para que se inviten a directores que se consideren idóneos, para actores y textos idóneos, que tengan un discurso cada año pero no cerrado o temático.
-¿Se ha acabado eso del Festival de las mujeres o de los viajeros? ¿Se ha desterrado eso?
-Totalmente. Lo que sí hay ahora es un centro de producción cuyos ejes son el Teatro y el Anfiteatro, cada uno con sus características como he dicho antes.
-¿Cómo va el centro de producción, en cuanto a estructura, funcionamiento y actores? ¿Está aún en pañales o ya funciona?
-No, no, ya está funcionando. Tenemos una directora, Chus Martín, que es una profesional que se la rifan todos en Madrid, donde es productora de una empresa que se llama Entre cajas en la que trabajan los mejores actores y directores del país, y yo me la he traído. ¿Qué vale cara?. Sí, pero es la mejor y el Festival de Mérida necesitaba una directora de producción de primera línea. A primeros de mayo, las producciones del centro ya estarán puestas en marcha.
-¿Con cuántos actores extremeños porque se dijo que el centro iba a surtirse principalmente de actores autóctonos?
-Vamos a ver (silencio, piensa y cuenta mentalmente).Diez actores en Timón de Atenas, veinticinco actores en Samarkanda, doce actores en Prometeo y dos actores en Vidas paralelas. Casi cincuenta actores. Y hay que añadir adaptadores extremeños, músicos extremeños, escenógrafos extremeños, costureras extremeñas, infraestructura extremeña...Aquí se va a hacer todo.
-¿Quiere decir que antes el Festival de Mérida tenía de Mérida el nombre y poco más?
-No lo sé pero posiblemente fuese así. Ahora Mérida y la región se incorpora plenamente a la infraestructura del Festival con la idea de que el dinero público extremeño repercuta en los extremeños, que el producto interior bruto teatral se quede aquí. Aquí ha habido y hay unos grandes profesionales con falta de oportunidades. No quiere decir que todo tenga que ser extremeño porque si no estaríamos hablando de un discurso de otra cosa, de esos rollos de nacionalismos que no los quiero comprender, pero sí lo que se persigue es que el Festival de Mérida sea de la propia ciudad y de la región. Eso es primordial.
-¿Miles gloriosus se puede considerar una apuesta segura?
-Segurísima. Tanto la dirección de Juan José Alfonso como la adaptación, extraordinaria, que ha hecho Juan Copete, como los actores a mí me dan una gran confianza. Sabes, de todas formas, que en el teatro si sumas dos más dos no te da cuatro, pero mi apuesta por Miles gloriosus es de absoluta confianza.
Producciones seguras
-¿Las otras producciones también ofrecen seguridad?
-Hombre, con Mario Gas (Las troyanas), que tiene una trayectoria más larga que Juan José Alfonso; con Jorge Lavelli (Edipo) que es un maestro indiscutible del teatro europeo; con Joaquim Benite (Timón de Atenas), otro de los grandes directores europeos; con Jean Guy Lecat, uno de los mejores escenógrafos europeos (Timón de Atenas), que ha reconstruido el teatro de La Fenicce de Venecia...Cuando apuestas por esta gente, en teoría, estás apostando por el talento de las personas que estamos hablando. Otra cosa es que el resultado sea el que quieras o el que el espectador piense.
-Aunque se apuesten por valores seguros, ¿no piensa que hay un cierto riesgo en que las funciones duren diez días porque, si no cuajan entre el público o la prensa en la primera o en la segunda representación, está abocada a problemas?
-Indudablemente, pero eso es un riesgo que corres en cualquier ámbito de la creación. Estamos hablando de teatro, no de chorizos. Los chorizos ya sabemos: pimienta, más magro, más otros ingredientes y ya está. Y encima algunos no salen bien. Pues en el teatro, ya se sabe. A lo mejor Lavelli está inspiradísimo con una escena pero en otra no, y puede provocar que, al quinto día, no logre enganchar al espectador.
-¿Por qué se han optado por programar tantas funciones de una obra, algo que no estábamos acostumbrados en los últimos años?
-Porque sinceramente el Festival de Mérida, además de tener una identidad como hemos hablado, tiene que tener un peso específico en el sentido de abarcar julio y agosto como los meses del Festival. Y tampoco hay que olvidar, y yo que lo he vivido en mi faceta de director teatral, que dar tres días para montar en Mérida para al cuarto estrenar, estrenabas, como lo diría, no en las mejores condiciones. Y a lo mejor no tienes días suficientes para cerrar un gran montaje. Yo no quiero que para los creadores y los directores sea esto una rémora y un impedimento para los espectadores. A los espectadores hay que darle el producto bien terminado. Ahora, con diez días, da tiempo para que todo quede mucho mejor.
-Este es uno de los cambios más visibles de la nueva etapa del Festival bajo su dirección, pero el principal es de fondo.
-Sí. El Festival de Mérida ha tenido un cambio radical. Primero, es teatro público; segundo, los ejes fundamentalmente son el Teatro y el Anfiteatro; y tercero los discursos estéticos, ideológicos, filosóficos que emanan del propio Festival. Y eso es lo que nos va a dar una identidad. Eso tiene un riesgo, uno económico, claro, y un riesgo para su director, al que pueden decir que se ha equivocado de arriba a abajo. Pero yo, a mis 60 años, con 40 años dedicado a esto, me permito correr un riesgo pero me pongo una red debajo.
-¿Es un riesgo controlado?
-Sí. Porque creo que es una programación con tres excelentes textos en el Teatro Romano que son del legado universal. En el Anfiteatro, lo mismo, con Ajax del señor Terzopoulos, que está enamorado del foso y que le han intentado seducir para estrenar en Epidauro y no ha ido, pero no por cuestión de dinero sino por seducción; con un texto maravilloso de Shakespeare, Timón de Atenas, o una Electra traída de Rumanía, que se estrenó en 2005 en Avignon, y que no ha parado de recorrer el mundo pero no había llegado a Mérida hasta ahora. Con todo esto, en mi propuesta también de internalización del Festival, he dado mi primer paso, con directores a los que admiro y con los que sé que, en principio, son garantía de éxito.
-Si hablamos de riesgo, lo hay conlas obras en el Anfiteatro, ¿no?
-Desde el punto de vista teatral tiene mucho más riesgo que el Teatro Romano. Pero también digo que en el Anfiteatro se pueden hacer más maravillas que en el Teatro. Ese espacio en ruina absoluta, con un escenario limpio, con los espectadores no sentados en gradas de piedra sino traídos con sillas cercanos a los actores, no 3.000 sino 400 o 600 como mucho, que arropen a los actores. Estás proponiendo otras cosas, hay más intimidad, con una mirada distinta, una revisión sobre los mitos clásicos. El Festival tiene que mirar al futuro y el futuro está en la mirada nueva de la creación. Y ese espacio lo ofrece especialmente el Anfiteatro Romano.
-Le oigo y compruebo que ha cambiado el Paco Suárez que formó parte hace quince años de la dirección del Festival al de ahora. Entonces no decía el mismo discurso.
-Por supuesto. Todo cambia en esta vida. Decía Corneille que sólo la mudanza es firme. Uno cambia por la experiencia y por la propia vida. Evidentemente mis discursos de hace quince años no son los mismos de ahora. Eso me ha permitido hacerme más profesional en el mejor sentido. Tengo la experiencia de aquellos años. En algunos niveles eso me sirve mucho. En otros, no. Estoy tan desamparado como cualquier creador ante lo que se le viene encima. Nadie te asegura al final que una función, por muy buenos directores y actores que tengan, vaya a funcionar.
Galas y homenaje
-Aparte de las presentaciones, en esta edición vamos a contar con dos galas. La de apertura, el 21 de junio y la de clausura, el 30, pero también hay un espectáculo el 18 de junio, cuando se cumple el 75 aniversario de la recuperación del Teatro Romano con la Medea de Margarita Xirgu. ¿Cómo serán?
-Para el día 18, lo primero es que el Pleno del Ayuntamiento de Mérida dará el nombre de Plaza de Margarita Xirgu al espacio situado frente al Teatro y al Anfiteatro y se descubrirá una estatua en bronce y oro viejo, que está haciendo el escultor Eduardo Acero, de Villanueva de la Serena, con la imagen tan famosa de desvanecimiento de Medea. Esta escultura se colocará en la versura oriental del Teatro, mirando al escenario. Después se colocarán 75 siluetas de Margarita Xirgu en el Teatro, con un toque Andy Warhol. Además, el Conservatorio Municipal de Música interpretará la ópera Julio César de Handel, en homenaje a la Xirgu. La gala de apertura, el día 21, comenzará con un concierto, de una hora de duración, de la Orquesta de RTVE, con tres piezas de Gluk como Alcestes, Orfeo e Ifigenia Taurus, las que utilizó Margarita Xirgu para la representación de su Medea en 1933. También interpretarán temas de Mozart para darle más brillantez. Tras el descanso, la gran Nuria Espert, vestida de Margarita, va a hacer la despedida de Corintio con una maleta del año 1933. Se proyectará un documental y después entrará en escena Andreu Buenafuente, con todos sus colaboradores, para entablar un debate televisivo con autores clásicos. Va a ser una ceremonia donde va a contar con gente, por ejemplo, Asunción Balaguer y otros muchos protagonistas del Festival en su larga vida. La gala final, el 30 de agosto, va a contar con la lectura de Antonio y Cleopatra, hecha por dos grandes actores, que todavía no los puedo anunciar públicamente, y después el cierre con el concierto Enrique y Estrella Morente, que este año ha ganado el premio al mejor espectáculo flamenco de este año con un repertorio que ofrecerá en Mérida.