Mac: feliz 30 cumpleaños
1984: Steve Jobs presenta el Macintosh. Era 100.000 veces más 'tonto' que los actuales y se calentaba, pero revolucionó la informática. Ridley Scott dirigió el spot que lo anunciaba
FRANCISCO APAOLAZA
Miércoles, 29 de enero 2014, 09:50
Enero de 1984 fue el mes en que Macintosh dejó de ser una variedad de manzana originaria de Venezuela y se convirtió en una clave más en el desarrollo del ser humano, en un icono de la cultura pop. En un auditorio de California, el excéntrico Steve Jobs, con una pajarita verde de rayas, presentaba ante 2.600 personas su primer ordenador personal Mac, un aparato que costaba 2.500 dólares de la época, que tenía fallos técnicos y que hoy parece una pieza de museo, pero que prendió la mecha de la era de la computación democrática. Si ahora usted tiene un ordenador en su teléfono de bolsillo es, en parte, gracias a lo que pasó un 24 de enero treinta años atrás.
Bienvenidos al futuro. El spot que lo anunciaba lo dirigió Ridley Scott y en él unos 'cyborgs' eran liberados por una rubia maciza con walkman y pantalones cortos rojos: «Porque 1984 no será como '1984'», prometía una voz en 'off', en alusión a la novela de Orwell. Se pasaba un poco... o no tanto. En esos días comenzaba a venderse un concepto que compran miles de millones de mortales a día de hoy. «Sentó las bases de la computación actual», explica el profesor de Diseño de Sistemas Operativos de la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Navarra, Carlos Bauchart. A principios de los 90, su familia contaba con un Mac Classic 2, la quinta o sexta actualización, que su padre donó a una asociación de lucha contra el cáncer. A día de hoy, como una prueba de su durabilidad, todavía manejan con él la contabilidad de la institución.
¿Qué cambió gracias a aquel invento? «Fue el primero que tuvo una interfaz gráfica. Para entenderse, antes, todo era un fondo negro con letras verdes al que se hablaba con comandos. El Macintosh integró muchas cosas a un precio moderado», admite Bauchart. Entre ellas, que ya no había solo letras y símbolos en pantalla. De pronto, el lenguaje extraño de la computación se hizo entendible a los ojos de gentes que no eran expertos y terminó siendo manejable hasta por los niños (Prueben a dejarle un 'smartphone' a un crío de cinco años). Para hacerse una idea del cambio, hay que imaginar que hubo alguien al que se le ocurrió dibujar una papelera de reciclaje a la que se arrastran los archivos en lugar de hacer comandos para eliminarlos, o pintar una carpeta en lugar de una lista de directorios. Eso y un ratón de un solo botón hicieron el resto.
En rigor, nada de lo que traía el Macintosh era nuevo. En los cuarteles de Jobs en Apple decenas de ingenieros trabajaban en el proyecto Lisa, un superordenador que era diez veces más potente, pero también diez veces más caro. Una locura. Jobs puso a sus hombres a definir un proyecto 'low cost' y de allí nació el Mac.
2.500 dólares
Como todo triunfador, tuvo suerte y supo aprovecharla. Bauchart explica cómo sellaron «un intercambio de información» con Xerox, que ya había diseñado un ordenador con ratón. Hicieron una visita a las instalaciones y conocieron aquella tecnología «a la que nadie le hacía caso». Jobs supo rápidamente cómo emplearla.
Y lo hizo. Por dentro, el Mac era una bomba de la época, pues tenía que controlar muchísimas cosas nuevas. Se usaba con menús y traía una suerte de editor de textos en los que se podía elegir la fuente con la que escribir. ¿Les suena de algo? Hasta entonces, no se hacía. También se podía desenchufar rápidamente y transportar de un sitio a otro. Vestía un procesador de 8MHz, 128 K de RAM y una pantalla de 9 pulgadas (menos que un iPad). Para hacerse una idea de lo que rendía, imagínese que se necesitarían 100.000 Mac de aquellos para hacer lo mismo y a la misma velocidad que un equipo actual. Apilados unos encima de otros, formarían una torre de 15 kilómetros.
Por fuera, el equipo tenía un aspecto rompedor. Como todo lo que hacía Jobs, resultaba obsesivo con el diseño. «Todavía hoy resulta aceptable», opina el profesor. Para conseguir los estándares de belleza ideados por Jobs, Bauchart explica que los ingenieros de diseño trabajan 90 horas semanales. «Se dejaron las espaldas en aquello». Con todo, fallaron en algunas cosas. A Jobs le cabreaba sobremanera que la ventilación del aparato ocupara espacio e hiciera ruido. «Le quitaron el ventilador» y obviamente, se calentaba. Tuvieron que dar marcha atrás, pero el viaje de los ordenadores que sonreían (aparecía un emoticono en la pantalla al encenderlo) estaba emprendido. Tampoco fue un campo de flores. El Mac se vendía a un nicho pequeñísimo de editores, artistas, investigadores, profesores... que además dispusieran de 2.500 dólares de la época.
Años después, Jobs saldría de la compañía y Apple estaría a punto de quebrar. Llegarían los iMac con colores, el iPod, el iPhone y el iPad, pero la gloria había comenzado: 30 años después es la marca más valiosa del mundo.
Los orígenes. El primer Mac traía en su genoma dos bazas: la interfaz gráfica y el ratón que había implantado Xerox. Era el hermano pequeño de Lisa, un proyecto de Jobs para un ordenador diez veces más potente y diez veces más caro.
El abuelo. El Mac estaba equipado con un procesaror de 8 MHz y 128K de RAM. Era 100.000 veces más 'tonto' que los equipos actuales, pero poco dado a estropearse. Muchos siguen funcionando a día de hoy.
La pantalla era de 9 pulgadas, menor que la de un iPad y el precio (sin contar la inflación de los últimos 30 años) era cinco veces mayor que el de una de las tabletas de Apple.