El duro regreso del emigrante
Una asociación de Badajoz tramita todas las prestaciones a quienes en su día emigraron al extranjero Quienes retornan a España después de años expatriados desconocen cómo cobrar las prestaciones a las que tienen derechos en sus países de acogida
MARTA GASTÓN
Domingo, 31 de julio 2011, 12:20
María Tabares se marchó a Alemania con 29 años, junto a su marido y sus dos hijos a principios de la década de los 60. Buscaba un futuro mejor y decidió asentarse en la ciudad germana de Bremen porque consideró que allí había mejores ofertas de trabajo y más oportunidades, manifiesta esta mujer de 78 años. Permaneció en esta población hasta que en 1985 regresó a Badajoz, su localidad natal, porque no quería que sus hijos echaran raíces en un país extranjero.
Al igual que María, miles de pacenses emigraron a otros territorios europeos en los años 60 y 70, aspirando a una vida mejor. La mayor parte de ellos residieron fuera de Extremadura más de 20 años, tiempo en el que perdieron el contacto con el clima, el idioma y la comida española. Cuando finalmente regresaron vivieron una segunda emigración: habituados a otras costumbres y formas totalmente diferentes, se sintieron extranjeros dentro de su propio país.
A esta dificultad hay que unirle que, al volver, casi todos encontraron múltiples trabas para beneficiarse de las prestaciones que les correspondían por el trabajo que habían desempeñado fuera de España. Precisamente para solucionar este tipo de problemas se creó en el año 2000 la Asociación de Badajoz de Emigrantes Retornados (ABER), organización dedicada a solicitar a otros países europeos pensiones, seguros y subsidios que legalmente pertenecen a los emigrantes por haber estado cotizando allí buena parte de su vida.
Tres técnicos atienden la asociación pacense: Antonia Carmona, hija también de emigrantes, se ocupa de los asuntos relacionados con Alemania; Verónica Carmona, la técnico de Francia, se responsabiliza de las solicitudes vinculadas con el país galo; y Francisco de Juan Murillo se encarga de Holanda y Latinoamérica. Los tres aseguran que la demanda de peticiones es tal que no dan abasto. Solo en 2010, ABER atendió a más de 3.000 personas por distintas vías: teléfono (889) fax (383) email (49) y personalmente (1.682). Por este motivo, prácticamente no cierran nunca: «Abrimos todo el año, excepto los sábados y domingos y el día de Navidad, Reyes y Nochebuena». La dedicación a su trabajo les ha llevado, incluso, a no descansar ni siquiera en el periodo estival: «Yo no tengo vacaciones desde hace tres años y este verano creo que tampoco las tendré», confiesa Toni Carmona.
Además, la crisis -cuentan- ha provocado que el volumen de trabajo sea aún mayor, ya que las solicitudes han subido notablemente: «antes la gente pensaba que reclamar 20 euros no merecía la pena. Ahora, con la situación económica que vivimos, sí están exigiendo ese pago». No obstante, a su juicio, muchas retribuciones se pierden por «desconocimiento», por no saber a qué sitio acudir para solicitarlas.
«Por falta de información algunos acuden a gestorías y allí lo hacen mal», aducen. Y es que no todos están capacitados para realizar la labor que ABER desarrolla, pues para ello es necesario tener un conocimiento previo de la legislación comunitaria, de la española, así como de la reglamentación del país de acogida y los convenios entre estados.
Por otra parte, el hecho de que la oficina de Badajoz sea la única existente en Extremadura tampoco facilita las cosas: «Muchas personas no vienen porque viven a muchos kilómetros y el desplazarse hasta aquí les es muy complicado». Pese a todo, los técnicos afirman que el 99 por ciento de los emigrantes que sí pueden recurrir a ABER consiguen solventar sus problemas. Y eso es lo que les llena: «Nuestro trabajo nos complace bastante, la gente es muy agradecida».
Comunidad de emigrantes
Extremadura fue la tercera comunidad de dónde partieron un mayor número de emigrantes, solo superada por Galicia y Andalucía. La mayoría de los que se marcharon no lo hicieron en las mejores condiciones «muchos lo pasaron mal, el dinero que ganaban lo mandaban aquí y eso levantó en cierta medida a Extremadura», aseguran. Por este motivo, los tres técnicos de ABER insisten en que su labor es fundamental para que los emigrantes pueden tener ahora un mayor poder adquisitivo y vivir mejor.
La actividad de la asociación tiene más mérito si se considera que han recuperado pensiones por valor de más de 9 millones de euros, de los cuales 8 millones proceden de Alemania y 1 millón de Francia, Países Bajos, Suiza y Bélgica.
Aún así, los estados nombrados ingresan en sus arcas el triple de las cantidades citadas porque muchos emigrantes no solicitan lo que les corresponde o porque finalmente desisten ante las muchas trabas que encuentran en las administraciones extranjeras. «En 2006 las pensiones se tramitaban en aproximadamente tres meses, ahora están tardando año y medio», explica Toni Carmona.
Asimismo, los formularios llegan a ser interminables: «la media suele ser 6 o 7 por persona». Pueden parecen pocos, pero en rellenar uno solo se invierte una mañana entera. «Aquí ha venido un señor al que, para que le concediesen un seguro de dependencia, la administración alemana le exigía enviar por escrito todas las visitas que había realizado al médico en los últimos 10 años y, además, especificar por qué acudió a consulta, el nombre del doctor y los medicamentos que le prescribieron», explican desde la asociación.
Pero no todo es negativo, ya que, si se tiene paciencia y se sigue con el proceso, los países habitualmente abonan una cantidad extra en concepto de compensación por haber rebasado el tiempo reglamentario establecido.
Se marchó de Badajoz en 1962, junto a su marido y sus dos hijos. Regresó 23 años después, en 1985 porque sus hijos eran ya mayores. Gracias a ABER ha conseguido que le concedan un seguro de dependencia en grado I.
Se fue a Franckfurt en el año 1969, con tan solo 19 años. Regresó a España en 1970 para realizar el servicio militar. Una vez finalizado éste volvió a Alemania y en 1977 retornó definitivamente a Badajoz.