¡VIENEN LOS JARUTOS!

Si a usted le dicen que vienen los alianos en compañía de los belvisos, los jarutos, los santaniegos y los almorriches, lo más normal es que salga corriendo creyendo que varias tribus godas y muslimes se han unido y nos atacan. Pero no, se trata de curiosos gentilicios extremeños que se emplean para señalar a los naturales de Alía, Belvís, Guijo de Galisteo, Santa Ana e Hinojosa del Valle. Entre los gentilicios extremeños hay de todo. Desde la onomatopeya palmípeda cuacareño para designar a los de Cuacos hasta la manera de llamar a los de Cabeza del Buey, que más bien parece un periodo del Neolítico: capubovenses. Esto de los gentilicios daría mucho juego en la sección de preguntas difíciles de los concursos. Atención: ¿Cómo se llaman los de Descargamaría. Y los de Herreruela, Navezuelas y Maguilla? Las respuestas correctas son: parrilleros, velitres, terruqueños y malligentos. No es lo mismo morcillona que morcillano. Lo primero no necesita explicación, lo segundo quiere decir que eres de Morcillo. Hay gentilicios que parecen insultos: paletos (Albalá), pencones (Aldeanueva de la Vera), peñalcuescos (Peñalsordo), porretos (Puebla del Prior) o pelones (Granadilla). Muy duro es llamar paganos a los de Pago de San Clemente y en la cursilería raya eso de decir coritos a los de Feria y gatitos a los de Santiago del Campo. Pero si hay que quedarse con algún gentilicio extremeño, me gustaría ser de La Coronada, o sea, coronel o de Fuenlabrada de los Montes, es decir, todo un calabrés.