Borrar
¿Qué ha pasado este jueves, 4 de diciembre, en Extremadura?
OPINIÓN

Regreso al futuro

No necesito volver al pasado porque ya ha pasado. Todo lo que me interesa está en mi cabeza. Y el futuro no me interesa, me da mucha pereza

ENRIQUE FALCÓ

Domingo, 16 de enero 2011, 01:10

EL comienzo de la nueva década ha vuelto a despertar en mi menda esa fiebre nostálgica que me persigue desde que casi tengo uso de razón, y que me hace sentirme cada vez más viejo a pesar de mis 32 años. Un servidor, aunque de naturaleza alegre y optimista, se deja engatusar cada dos por tres por el enorme regocijo que obtiene al echar la vista atrás, recordando momentos, situaciones, personas y anécdotas importantes de su vida. Estoy seguro de que muchos de ustedes también se han parado un momento a pensar y recordar y han viajado hasta otras décadas pasadas, y se han sorprendido a sí mismos observándose como extrañados, como si sus recuerdos fuesen en realidad los de otras personas. Es curioso como cambiamos los seres humanos. Curioso y necesario por otra parte. Las necesidades y circunstancias de uno no son las mismas a los 10 años que a los 20 o a los 50.

Crecemos y cambiamos. Evolucionamos más bien, aunque por desgracia no necesariamente siempre a mejor. «¡Has cambiado!», te recriminan a veces. «Ya no eres el de antes», te echan en cara, como demandándote una radical metamorfosis en tu manera de pensar o actuar que te obligue a dar un paso atrás para corregir tus errores.

Efectivamente, sí, he cambiado, y ya no soy el de antes. He vivido, he leído, he visto, visionado y escuchado otras cosas. He conocido a diferentes personas, me he visto envuelto en circunstancias que antes desconocía y que me han generado un sin fin de nuevas experiencias y sensaciones. Ya no soy el de antes, pero eso no significa que sea peor, ni mejor. He cambiado. He evolucionado. Y así debe ser.

Que a uno le recree echar la vista atrás no significa que desee volver al pasado. «Lo que me gustaría volver a ser niño otra vez», te dice el inconsciente de turno. Pues mire usted, a mí nada, a pesar de haber tenido una infancia plena y feliz. «¿No te gustaría, por ejemplo, volver a tener 20 años de nuevo?», te inquieren asombrados algunos amigos. Pues no, muchas gracias, ya los he tenido, y me he comportado y vivido como un veinteañero. Ahora quiero tener 30 y vivir como una persona de 30. Por no querer no quiero volver ni al domingo pasado.

Si Doc Brown irrumpiera ahora mismo en el salón de mi casa, conduciendo su viejo DeLorean, aprovecharía para echarle un vistazo al 'condensador de fluzo', por aquello del mito y la curiosidad, pues ya saben que dicha pieza es lo que hace posible el viaje en el tiempo, sin embargo rechazaría gentil, pero categóricamente, una invitación a viajar a mi pasado o futuro, y no por aquello de la posible 'paradoja temporal' que podría destruir todo el Universo, sino por una mera cuestión de principios. No necesito volver al pasado porque ya ha pasado. Todos lo recuerdos que me importan siguen intactos en mi cabeza y así quiero conservarlos. Y el futuro sencillamente no me interesa, me da mucha pereza. Además no sé si lo que voy a ver me va a gustar. Después de todo, a día de hoy me considero una persona feliz, pero es posible que si a los 10 años hubiera viajado al futuro y me viera como soy ahora, no me gustara lo que contemplaran mis ojos y mi cabeza de 10 años. Ustedes ya me entienden.

Tengo amigos y compañeros, de mi quinta, con un preocupante y por otra parte lamentable síndrome de Peter Pan, que se comportan, visten y actúan de igual manera que cuando tenían 17 o 18 años. Se niegan a crecer, a evolucionar, y es su problema. No es que yo me crea mejor que ellos, es que considero que la evolución de un ser humano es tan necesaria como evidente, y quien se resiste a su propia naturaleza nunca podrá estar en paz consigo mismo. Yo no tengo miedo de cambiar, de crecer, de evolucionar, y espero que ustedes tampoco, sea cual fuere su edad. No renuncien a ser ustedes mismos hoy, por lo que pensaron ayer o lo que podrán hacer mañana. Dedíquense a aceptarse y a ser felices, contemplando con curiosidad y siempre expectantes el impasible paso del tiempo.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy Regreso al futuro

Regreso al futuro