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Mariano Rajoy y Pedro Sánchez al término de la votación.
El choque de Rajoy y Sánchez mina el terreno para una próxima investidura

El choque de Rajoy y Sánchez mina el terreno para una próxima investidura

Maroto afirma que "la única posibilidad" para que salga adelante la investidura es que el PSOE se abstenga y deja claro que no ve posible un acuerdo con el PNV

Ramón Gorriarán / efe

Jueves, 1 de septiembre 2016, 10:34

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Mariano Rajoy y Pedro Sánchez sembraron de minas el terreno para un próximo debate de investidura. Sus posturas son irreconciliables y sus relaciones, gélidas. El líder del PSOE no reclamó nada al candidato porque nada tenía que pedir a quien "no es de fiar". El presidente sí pidió, esta vez de forma explícita, la abstención de los socialistas, pero desde la convicción de que era inútil porque Sánchez ha antepuesto la solución de sus problemas en el PSOE a "las conveniencia de los españoles". No volaron los puentes, porque ya estaban dinamitados, esta vez envenenaron las aguas del acercamiento.

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Este jueves el vicesecretario de Acción Sectorial del PP, Javier Maroto, ha afirmado que "la única posibilidad" para que salga adelante la investidura de Mariano Rajoy es que el PSOE se abstenga y ha dejado claro que no ve posible un acuerdo con el PNV. "Quien tiene la llave para romper el bloqueo es Pedro Sánchez", ha dicho en declaraciones a RNE en las que no ha respondido a la pregunta de si el PP mantendrá nuevos contactos con algún grupo antes de la segunda votación, prevista para mañana por la tarde, para intentar que Rajoy sea investido.

«Imposible» pactar con el PNV si exigen un referéndum

  • El portavoz parlamentario del PP en el Congreso, Rafael Hernando, ve "imposible" alcanzar un acuerdo con el PNV si los nacionalistas vascos se mantienen en su exigencia de celebrar un referéndum de autodeterminación en Euskadi y ha subrayado que la llave para conformar un gobierno la sigue teniendo el PSOE, al que su partido seguirá llamando para que se apee del 'no'.

  • Hernando ha respondido así en los pasillos de la Cámara Baja al ser preguntado si, tras el previsible fracaso de la investidura de Mariano Rajoy, el PP se plantea sumar al PNV tras las elecciones vascas del próximo 25 de septiembre.

  • El dirigente 'popular' ha recalcado que los cinco diputados del PNV no serían suficientes para conseguir la mayoría absoluta, pero, en todo caso, considera "muy difícil" la adhesión de los nacionalistas vascos a un proyecto como el del PP, "que está por la defensa de la unidad de España".

"Al PSOE nadie le pide que se haga del PP o de Ciudadanos, ni que renuncie a sus políicas o que sea parte del Gobierno, sólo que no sea el palo en la rueda y después que ejerza con máxima dureza su labor de oposición", ha remarcado Maroto.

Además, ha tachado de "incomprensible" que después de ocho horas de debate de investidura Sánchez no haya aclarado "cuál es su alternativa a las terceras elecciones si persiste en el no es no". Según ha dicho, él esperaba conocer la respuesta ayer pero Sánchez "volvió a salirse por la tangente" y se limitó a decir no a Rajoy "84 veces". "Nos quedamos sin conocer si tiene alguna alternativa que no sean las teceras elecciones, y si es eso sería la peor de todas ellas", ha añadido.

Posible acuerdo con el PNV

Respecto a la posibilidad de un acuerdo con el PNV -después de las elecciones vascas del 25 de septiembre-, ha asegurado que el PP no pide "el voto gratis", pero que los nacionalistas vascos han dejado claro que "no tienen ninguna intención de ser parte de la solución".

Pero además, ha insistido en que el PNV en el País Vasco "cada vez que puede vota con Podemos y con Bildu" y está siendo "uno de los principales valedores" del líder abertzale Arnaldo Otegi para que pueda ser candidato.

Así, se ha mostrado convencido de que el PNV intentará "mantenerse como sea en el Gobierno vasco" y es muy probable que su estrategia sea "gobernar con Podemos y con Bildu" para no perder la Lehendakaritza.

La votación

Tras casi diez horas de intervenciones, el marcador del Congreso no deparó sorpresas y 180 diputados rechazaron la investidura de Rajoy y 170 la apoyaron. El resultado no por esperado fue menos descorazonador para el PP, sobre todo por el clima agreste en que se desarrolló del debate. Las diferencias parecen irreconciliables, pero no solo entre populares y socialistas; la inquina que se profesan Podemos y Ciudadanos lleva camino de igualar a la de los dos viejos partidos. Además la sima entre el PP y los nacionalistas se ahondó varios metros, en especial con el PNV, con el que ha pasado de tener una educada indiferencia a una beligerante diferencia.

Pero la confrontación entre los partidos de Pablo Iglesias y Albert Rivera, con ser de alto voltaje, así como el choque con los nacionalistas no determinarán si se celebra otro debate antes del 31 de octubre, día en que se tendrían que convocar nuevas elecciones en diciembre si nadie logra ser investido. Darán colorido y subirán la temperatura al duelo parlamentario, pero no influirán en la elección de presidente del Gobierno porque ese es un asunto de dos. Del PP reforzado por el acuerdo con Ciudadanos, y de los socialistas. Rajoy dice que lo volverá a intentar, aunque si comprueba que Sánchez sigue incólume en sus intenciones negativas se replanteará sus planes y habrá terceras elecciones en un año. El candidato del PP está persuadido de que si fuera por el líder socialista ese destino sería inevitable, pero aún confía en que el debate que se cocina en el PSOE tuerza la voluntad de su secretario general.

El debate, por lo demás, fue intenso dentro del inevitable aburrimiento que caracteriza a estas sesiones, fue, desde luego, más vivo que el discurso del candidato de la víspera, criticado en privado hasta por sus correligionarios. Rajoy demostró que es un parlamentario de altos vuelos cuando se desprende del corsé de los discursos escritos, y armado con las dosis justas de socarronería fue apabullante con sus contrincantes, en especial con Sánchez y el líder de Podemos. Al secretario general del PSOE le reconoció ya había entendido "todas las partes del no". Ahora bien, acotó, si él mismo y su partido eran "la quitaesencia de todos los males", y a pesar de ello aventajana en 52 escaños a los socialistas, qué se podría decir "de la trayectoria" de Sánchez al frente del PSOE. "¿Si yo soy tan malo, cuánto de malo es usted? ¿Pésimo?".

Sánchez, un 'no' rotundo

Aunque dijo "fiarse de la palabra" del líder socialista cuando dice que no habrá terceras elecciones, Rajoy no se fía un pelo. "No le pido que me otorgue su confianza, le pido que se abstenga, no le pido que se comprometa a nada" en el futuro. Sánchez, que no pudo reprimir la sonrisa ante el sarcasmo del candidato, se reafirmó en su negativa "rotunda" porque el candidato "no es de fiar" por sus políticas y porque el PP es un partido corroído por la corrupción. No dejó ni un resquicio al mínimo acercamiento ni siquiera por "un mal entendido sentido de Estado". Pero tampoco mostró sus cartas, no dijo si iba a intentar construir un acuerdo alternativo al de Rajoy y endosó al candidato la responsabilidad de que haya nuevas elecciones.

El líder del PP volvió a tirar de ironía en su duelo con Pablo Iglesias, al que definió como un hombre "estupendo, quintaesencia de todas las virtudes, el único decente, el único demócrata, el único al que nada es capaz de presionar". En cambio los del PP, reiteró, "somos malos por razones genéticas". Fue su respuesta a un brutal y rancio ataque del líder Podemos, que aludió a los orígenes "franquistas y absolutistas" del PP, "el partido de la corrupción" a diferencia del suyo, que es "el partido de la gente". El líder del PP no perdió la media sonrisa y preguntó a Iglesias "¿si a Podemos le votan los estudiantes, los abuelos, catedráticos o comerciantes, quién vota a los demás. ¿Los ricos, o gente despistada?". "Nadie -remató- tiene el patrimonio de la gente, ni ustedes ni nosotros, quizá nosotros un poquito más" porque el PP tiene tres millones de votos más.

Olvidar agravios

La esgrima sarcástica fue, no obstante, la excepción. El líder de Podemos trató sin éxito de arrancar un compromiso al secretario general del PSOE para explorar un acuerdo alternativo a Rajoy. Pidió a los socialistas olvidar "diferencias, agravios y recelos mutuos" del pasado para iniciar una nueva etapa. "Ya es hora de decidirse", emplazó a Sánchez. Ni el líder del PSOE ni nadie de su partido respondieron.

Ciudadanos fue objeto de las invectivas de PSOE y Podemos por su pacto con el PP. Sánchez denunció el tufo a "patrioterismo" del acuerdo mientras que Iglesias bautizó a Ciudadanos como "la filial naranja" de los populares. Rivera no renegó de su pacto, pero justificó su implicación porque había que elegir "entre lo malo (mantener el bloqueo) y lo menos malo (entenderse con el PP)", y se permitió, pese a no ser el candidato a la investidura, animó a Sánchez a que ponga "condiciones" a Rajoy a cambio de su abstención en la votación del viernes. "Exija para que esto se ponga en marcha".

Tras la votación, el campo de batalla quedó sembrado de diferencias y ningún acercamiento. Las posiciones quedaron como estaban antes de que empezara el debate y nada hace pensar que vayan a producirse movimientos antes de la votación de este viernes. De haberlos, admiten fuentes de los cuatro principales partidos, será después de las elecciones vascas y gallegas del 25 de septiembre. Pero todo gira sobre las posibilidades de un cambio de opinión entre los socialistas, algo que Sánchez no contempla, pero en su partido empiezan a surgir voces, más allá de las de la vieja guardia, favorables a permitir la gobernabilidad. La última palabra la tendrá el Comité Federal del partido si se convoca y si aprueba el viraje habrá otra investidura en octubre.

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