Vuelta a casa desde Irak con sorpresa
Los padres del soldado Manuel Fernández recibieron en pleno centro de Mérida un regalo del que salió su hijo
Juan Soriano
Jueves, 19 de mayo 2016, 00:34
Plaza de España de Mérida, 11 de la mañana. Manuel Fernández y Lorenza Pizarro se toman un café junto a varios familiares, con los que han quedado para hacerse unas fotos de cara al bautizo de su nieta. Falta su hijo Manuel, soldado destinado en la base de Bótoa en Badajoz, que desde diciembre está en misión especial en Irak. Pero regresará a España el próximo día 25.
De repente, les entregan un paquete de grandes dimensiones, de color azul. De su interior sale su hijo Lolo, que ha mantenido en secreto su fecha de regreso para dar una sorpresa a sus padres. En medio de la expectación de quienes se encontraban en la céntrica plaza emeritense, se fundió en un abrazo con su madre, para quien portaba un ramo de flores. Su padre se quedó helado, pero al cabo de unos minutos también se entregó a la emoción.
Manuel Fernández Pizarro fue uno de los 74 efectivos que regresaron en la madrugada de ayer de Irak. Emeritense de 25 años, forma parte del Regimiento Saboya, de la Brigada de Infantería Mecanizada Extremadura XI. El pasado 17 de diciembre partió para su misión en el extranjero y llevaba cinco meses sin abrazar a su familia. Salió de Badajoz en el tercer vuelo, por lo que se preveía su regreso en el mismo orden, el 25 de mayo. Su vuelta a casa se adelantó una semana, en el segundo vuelo . Pero quiso guardarlo en secreto y dar una sorpresa a sus padres, para lo que pidió ayuda a su hermana María.
Según indica la cómplice, los preparativos comenzaron en febrero. Al principio se planteaba que Lolo llegara de madrugada y despertara a sus padres. Pero después pensaron que sería más impactante en un lugar público, y nada mejor que la Plaza de España. Con el tiempo, los preparativos se fueron complicando hasta llegar a la sorpresa final. «Ha sido toda una aventura», explica el joven soldado. Para experiencia, la vivida en Irak junto a sus compañeros. Aunque reconoce que el trabajo se ha realizado principalmente en la base de operaciones, recalca que «el peligro está siempre presente».
Loren Pizarro algo sospechaba. Se despertó muy temprano «con el corazón acelerado». Se tranquilizó con los preparativos para la supuesta foto, y una vez en la plaza notó que «algo iba a pasar». Cuando le entregaron aquel inmenso regalo pensó que habían traído a su hijo. Así era.
No fue el único momento especial del día. A su llegada al aeropuerto Manuel conoció, vestida con uniforme militar, a su sobrina, que ha nacido durante su estancia en Irak. Tras la sorpresa a sus padres, fue al instituto Albarregas, donde estudian dos de sus primas. Y después al colegio San Luis, en el que cursa Primaria otra prima. Sabía que alguien les iba a dar una charla sobre el ejército, pero no esperaba al soldado Pizarro. La mañana terminó con una comida familiar en la que disfrutaron del reencuentro.