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Viaje por la carretera de la ceniza

Viaje por la carretera de la ceniza

El trayecto por la CC-32.1 resume lo sucedido en la zona en las últimas 48 horas: el paisaje ha perdido toda su vida

A.A.

Sábado, 8 de agosto 2015, 10:28

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En la sierra de Gata hay una carretera especial. Son una decena de kilómetros. Una sucesión de curvas a derecha e izquierda, giros de 180 grados por una vía estrecha. Habría que jugar con el volante, las ruedas y el arcén si algún vehículo viniera en dirección contraria. Pero eso, ayer a las doce del mediodía, no sucede en todo el trayecto. Durante el viaje, a una velocidad de entre 40 y 50 kilómetros por hora, no aparece ni un coche.

Unos kilómetros más arriba, justo después de coronar el puerto de Perales, al lado del punto en el que se juntan las provincias de Cáceres y Salamanca, la Guardia Civil tiene cortada la carretera. Y unos kilómetros más abajo, lo mismo. De hecho, por la zona por la que ayer se movió el incendio, solo se veían camiones amarillos del Infoex, rojos de la Unidad Militar de Emergencias y vehículos verdes y blancos de la Benemérita. Alguna furgoneta y muy poco más.

Bajando el puerto de Perales, que ofrece una panorámica estupenda de buena parte de la comarca, surge a la izquierda la CC-32.1. Nada más tomar el desvío, lo primero que aparece es una piedra con el nombre del pueblo de destino grabado: Acebo. Al lado, el escudo de la localidad. A partir de ahí empieza un viaje en solitario que ayer resultaba desolador. El trayecto es ilustrativo de lo que ha sucedido en la zona en las últimas 48 horas. Ese paisaje que surge a ambos lados no era anoche motivo de preocupación. Porque ahí, casi todo lo que podría quemarse ya ardió en la madrugada del jueves al viernes.

La vista que surgen es la de una extensión negra. Filas y filas de escuálidos pinos rodeados de ceniza. Troncos aún ardiendo, remolinos de humo saliendo del suelo. Construcciones de piedra con los muros oscurecidos. Y el firme salpicado de piñas y ramas tronchadas. No asoma un animal, y aún con la ventanilla bajada, el olor a quemado lo invade todo. Es la marca de un desastre natural.

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