El jurado condena al autor del crimen de Villar del Rey por homicidio sin atenuantes
Daniel E. C. se enfrenta a una pena de 10 a 15 años de prisión por golpear y tirar a un pozo a Juan Manuel G. C.
Natalia Reigadas
Miércoles, 1 de octubre 2014, 00:35
Daniel E. G. es culpable de homicido sin atenuantes. El jurado popular, tras cuatro días de juicio y más de once horas de deliberación, determinó la noche del martes a las 22.00 horas que mató a golpes a su amigo tras una discusión por 50 euros y que no estaba obcecado cuando lo hizo. También rechazaron que hubiese alevosía así que se descarta el asesinato.
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"Cogí un palo y le di"
El jurado consideró probado que el 2 de noviembre de 2012 ambos amigos fueron a la finca de Juan Manuel G. C. Allí discutieron por dinero, ya que Daniel E. C. guardaba una yegua en el terreno de la víctima y este se quejaba porque no pagaba los gastos del animal. El enfrentamiento culminó cuando el condenado cogió un palo del suelo y le propinó varios golpes a su amigo con mucha fuerza. Los forenses destacaron que las heridas eran de extrema gravedad y que dejaron al joven de 32 años agonizante. Posteriormente fue arrastrado, aún vivo, y lanzado al pozo donde se asfixió debido a los golpes recibidos.
Durante el juicio la defensa ha intentado explicar que la muerte fue involuntaria y pedía para Daniel E. C. una condena por lesiones graves con resultado de muerte lo que supondría unos 6 años de cárcel. La fiscal, sin embargo, defendió que se trató de un homicidio y pidió 15 años mientras que la acusación particular exigía asesinato y 20 años de prisión. Finalmente la condena es de homicido y el magistrado tiene en sus manos establecer la sentencia en los próximos días. Esta podría ir de 10 a 15 años.
Ha habido dos claves en la condena de Daniel E. C. La primera fue su propia confesión. Juan Manuel G. C. desapareció el 2 de noviembre de 2012. Su familia puso la denuncia el día 5 y su amigo aseguró entonces que le había pedido dinero y se había marchado de fiesta a otro pueblo. Sin embargo el 8 apareció el cadáver en un pozo y al ser interrogado por la policía las contradicciones hicieron que Daniel se derrumbase y admitiese haber pegado a su amigo con un palo. Negó, sin embargo, hacerlo tirado al pozo.
La segunda clave fue el testimonio de los forenses. En un informe muy completo y con fotos aseguraron que las lesiones eran muy graves y que casi inmediatamente después había sido arrastrado al depósito donde se asfixió. Fue tan contundente que la defensa aceptó cambiar su calificación de un delito de lesiones a lesiones graves con resultado de muerte. Es decir, aceptó la responsabilidad de la muerte aunque manteniendo que fue involuntario.
Tras el veredicto de homicidio, tanto la fiscal como la abogada de la acusación particular han insistido en la pena máxima de 15 años y 100.000 euros para la familia de la víctima como responsabilidad civil mientras que la defensa solicita la mínima y 9 años. El letrado del condenado ya ha anunciado que, si la condena es superior, recurrirá la sentencia.