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«Hubo personas mayores que se mearon, literalmente, de miedo»

F. G.

Martes, 24 de junio 2014, 07:46

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El presidente del Mérida ya lo tiene anotado en su agenda, en orden preferencial de asuntos además: hablar seriamente con Legiones Sur. Les obligará a apartar a los violentos, «y a la próxima que se líe, yo me voy de aquí. Dimito. No he venido al fútbol y a Mérida para ver y sufrir esto». No importa quién comenzó primero ni quién tuvo más culpa, ni quién provocó antes ni quién se defendió después, ni quién tenía bengalas ni quién piedras ni quién bates de béisbol, aficionados del Mérida y de Langreo dibujaron una estampa penosa antes, durante y después del encuentro. Estos violentos mancharon el nombre del resto de aficionados, que sufrieron y se avergonzaron a partes iguales.

«Me decía una mujer en el camino de regreso, cuando coincidimos con dos autobuses, que había sufrido al ver a tantos niños llorar y a dos personas mayores meándose literalmente del miedo que estaban pasando», cuenta el técnico, Bernardo Plaza. «No hay que reirles las gracias, hay que señalar y comunicar quien enturbia para que el club tome las medidas necesarias y oportunas. Los tontos están en todos lados y nadie está libre de culpa. Los tendremos que controlar y erradicar», explica Daniel Martín.

Testigos

Este diario recogió ayer los testimonios de tres aficionados que sufrieron los incidentes en primera persona, muy enfadados con la seguridad del evento: «Las imágenes son dantescas. Yo estoy muy triste. Nunca he vivido esto. Nos trataron como delincuentes. Nos humillaron. La organización fue horrible. Al Delegado de Gobierno de Asturias debería caérsele el pelo», cuenta un abonado de preferencia. «Les decíamos a la gente de seguridad del Langreo que nos sacara del estadio ante los ataques que estábamos sufriendo y nos sacaban la porra para amenazarnos. Me sentí como un terrorista. Parecía que estaba todo premeditado. Yo no temí por mí porque podía correr, pero los niños y los mayores... Estuvimos recibiendo impactos en los autobuses ya en la vuelta durante un kilómetro y medio, con policías en las rotondas sin hacer nada», narra un colaborador del fútbol base del club. «Nos tomaron el pelo, sólo había diez o doce policías. Estuvieron desbordados durante todo el día. Nada estaba previsto», relata otro abonado desde hace años del Romano.

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