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Las gradas del estadio Vicente Calderón, ante el Bayern.
«Por nuestros mayores... Contigo a la final»
semifinales | ida

«Por nuestros mayores... Contigo a la final»

El Vicente Calderón estuvo tan entregado como su equipo para tomarse media revancha ante el Bayern 42 años después y caminar otra vez hacia la gloria

Amador Gómez

Miércoles, 27 de abril 2016, 23:05

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Se cumplen 42 años de la dolorosa final de la Copa de Europa arrebatada por el Bayern al Atlético de Madrid en mayo de 1974 y él sólo tiene 21, pero Saúl Ñíguez hizo enloquecer a un Vicente Calderón que repitió el espectacular ambiente que se vivió en la vuelta de cuartos de final ante el Barça. Por nuestros mayores, le recordó la afición del Atlético a sus jugadores el pasado sábado tras la victoria ante el Málaga.

Para honrar a Luis Aragonés, Gárate, Ufarte, Reina y compañía, nada mejor que un joven jugador, cuyo padre también fue futbolista, para marcar un golazo memorable, provocar el delirio en el Manzanares y mantener viva la posibilidad de una venganza soñada contra el Real Madrid en Milán, tras tomarse media revancha frente a los alemanes. Otra vez camino de la gloria que nunca llega pero que el Atlético y los suyos confían en que por fin a la tercera vaya la vencida.

La pancarta desplegada en el Calderón tras ganar el último partido de Liga volvió a aparecer este miércoles en las inmediaciones del estadio colchonero. Custodiada por los hinchas del Frente que en los prolegómenos del duelo contra el Bayern exhibieron sus habituales bengalas en las calles, antes de ocupar su lugar en unas gradas a reventar, engalanadas antes del pitido inicial con 50.000 cartulinas rojas, blancas y azules.

Atleti yo... Contigo a la final; se podía leer en esos momentos en los fondos del Calderón. Esta frase, repartida en dos pancartas, destacaba entre el impresionante mosaico de un recinto que animó, vibró, presionó al adversario y al árbitro con sus cánticos y, para no perder la costumbre, también sufrió cuando su equipo se echó tan atrás en la segunda parte y se dejó dominar por el Bayern.

Bota el Calderón

Cuando los aficionados rojiblancos todavía estaban asombrados y frotándose los ojos con el gol de Saúl el uruguayo Giménez salvó el tanto de los alemanes en la línea y llegaron los esperados gritos de ¡Luis Aragonés! ¡Luis Aragonés!. Entonces, el Calderón al completo comenzó a botar e hizo temblar los cimientos del Calderón. En una noche tan señalada y trascendental para la historia de un club que celebra sus 113 años tampoco se iba a amilanar en la ida de las semifinales la afición del Atlético, tan incansable y entregada como el equipo de Simeone. Cuando estaba adormilada la despertó Griezmann, cuando el francés obligó a Neuer a evitar otro gol en el tramo final del primer tiempo.

La pitada ensordecedora y generalizada de la afición colchonera en la última jugada de esa primera parte mientras el Bayern intentaba elaborar y Simeone reclamaba en la zona técnica que el tiempo ya se había cumplido era otra prueba más de una grada volcada en la causa. Tras el descanso tocó aguantar en defensa y tener fe desde la grada, y ni siquiera se asustaron los hinchas rojiblancos cuando Alaba mandó al larguero en el minuto 54 y poco después Oblak le hizo un paradón a Javi Martínez. El rendimiento de los de Simeone dio fuerzas para seguir cantando y animando, hasta que Fernando Torres estuvo a punto de llevar la locura a las tribunas con un remate al larguero que mereció acabar en la red.

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