Traca final de concurso
Gran fiesta en La Granadilla del Campus Calderón; el jugador de la NBA ve con buenos ojos repetir en Badajoz
Marco A. Rodríguez
Sábado, 12 de julio 2014, 08:51
Toda competición tiene una final. El Campus Calderón no es excepción, aunque lo único que hay en juego es la pura diversión. El cierre, ayer en La Granadilla, se convierte como cada año en la tarde de los concursos -habilidades, triples, 2 ball, 3x3, etc.-, a cuyas finales llegan quienes se clasifican durante la semana. Una jornada más, el nuevo base del Madison Square Garden se dedica en cuerpo y alma a sus pupilos. Participa activamente en el improvisado 'All Star' y firma autógrafos sin una sola queja pese a que viene de una jornada promocional matinal en el centro comercial El Faro que cansaría incluso a un corredor de Iron Man.
Justo antes de vestirse, Calderón hace un balance muy positivo de la octava edición: «Todo salió muy bien. Los chicos se han portado fenomenal. La residencia es estupenda, la piscina tan cerca nos viene muy bien. Es lo que buscábamos. Hemos mejorado muchas cosas. Intentaremos meter alguna cama más para la próxima vez». Una próxima vez cuyo escenario podría ser de nuevo Badajoz, según avanza el internacional español. «Creo que sí. Hay muchas posibilidades de que sigamos aquí». Su único lamento es exógeno, no poder traer finalmente a Samuel D alembert -su compañero en Dallas afectado también por el multitraspaso a los Knicks- lo que complicó aún más el aterrizaje de algún NBA pues además no coincidía en las fechas que tiene la liga para enviar sus tropas a los campus.
Calderón se despidió de los chavales una vez llegados a la RUCAB. «Os agradezco que confiéis en nosotros año tras año», les espetó. Su agenda es incesante. Ahora deja de dormir en el hotel para dormir en casa -Villanueva- al menos una noche y rumbo a Nueva York el domingo. Allí comienza la búsqueda de casa y colegio para los niños. El mayor de ellos, Manuel, le acompañó durante toda la jornada, custodiado por el abuelo cuando no pudo estar 'asistido' por su padre. Ambos comieron en la residencia con el resto de chicos y chicas. Después suele descansar un rato y manos a la obra por la tarde. «Necesito desconectar un poquito y ese rato me viene muy bien», defiende.
'Calde' está muy pendiente de las noticias que atañen a su nueva franquicia neoyorkina. Preguntado por el culebrón de cada verano, contesta que hay que esperar. «En cuanto se muevan LeBron y Carmelo todo el mundo empezará a firmar. Puede ser hoy o mañana. Dicen que es inminente, pero así llevamos mucho tiempo. Me gustaría que renovara Carmelo Anthony y que Pau viniera a los Knicks». Una hora después de hablar con el base extremeño la revista Sports Illustrated desvelaba la bomba de que James regresa a Ohio y sus Cleveland Cavaliers, así que el torrente de traspasos no se hará esperar.
El cliente perfecto
Junto a sus 199 compañeros, en el pabellón estaba el campusero perfecto. Alejandro Bastero ha participado en siete de las ocho ediciones. Y si no se le escapa la primera hubieran sido ocho de ocho. Este madrileño de 15 años le llevó la contraria a su familia, tendente al fútbol, para enrolarse en el mundo de la canasta desde muy niño. Dice que la primera vez que habló con Calderón estaba alucinado pero que ahora ya lo ve como algo muy normal. «Me puse como loco aquella vez. En otra edición, se sentó a mi lado para comer y estuvimos hablando de baloncesto y de la vida. Es un tío genial. Muy humilde pese a que gana mucho dinero y muy accesible para todo el mundo. No farda nada porque es una estrella que no va diciendo 'aquí estoy yo'», continúa.
Alejandro quiere llegar a la década porque piensa apuntarse los tres cursos que le quedan hasta los 18, la edad máxima. Conserva las ocho camisetas y quiere que Calderón se las firme todas como recuerdo. «¡Claro que sé quién es! Para nosotros es un orgullo que los chicos repitan porque significa que lo estamos haciendo bien. Para la organización es clave porque si el niño no se lo pasa bien no vuelve a apuntarse. Pero aquí muchos repiten. Ya tenemos peticiones para el próximo y los monitores hacen un gran trabajo», subraya el base. Alejandro protagonizó una de las anécdotas de la convivencia en la residencia de Caja de Badajoz pues sufrió un accidente de esos que Ramón Trecet catalogaría como la 'jugada tonta se la semana'. Confundió una ventana con una puerta y un cristal con la nada, así que lo atravesó sin pestañear. Consecuencia: diez puntos de sutura en una pierna y baja para un par de días, explica su monitor. Calderón tenía constancia de su peripecia.
Anoche la fiesta continuó en la RUCAB, donde esta mañana se entregarán los últimos premios y los padres recogerán a los participantes. 'Calde' ya no estará, pero sí unos trabajadores del campus que son fiel reflejo de su personalidad. Ahí radica el secreto de este éxito.