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Montserrat Gómez-Cardoso, Rosa de la Torre y Juan Labrador ven las plantas que sembraron a principios de mayo en la finca de Ctaex
Cannabis convertido en gel, crema  y protector solar

Cannabis convertido en gel, crema y protector solar

Ctaex participa en el proyecto MultiHemp, cuyo objetivo es ampliar el mercado del cáñamo industrial renovable

Álvaro Rubio

Jueves, 7 de julio 2016, 00:18

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Cannabis convertido en gel, champú, crema corporal, e incluso protector solar. Eso es sólo una parte del resultado de una investigación a nivel mundial en la que está implicada la región extremeña. Desde el Centro Tecnológico Agroalimentario de Extremadura (Ctaex) participan en MultiHemp, un proyecto cuyo objetivo es avanzar en la investigación científica y técnica para consolidar y ampliar el mercado de cáñamo industrial renovable. En términos globales quieren desarrollar una biorefinería a base de cáñamo con un procesamiento eficiente para proporcionar fibra, aceite, materiales de construcción, productos químicos finos y biocombustibles.

«Es importante diferenciar el cáñamo industrial de la marihuana. Aunque son la misma planta, cannabis sativa, ni tienen las mismas características ni producen los mismos efectos», apunta Rosa de la Torre Carreras, responsable del área de Ciencia y Seguridad de los Alimentos de Ctaex y una de las participantes en esta investigación. El primero de ellos posee un porcentaje menor de 0,2 por ciento del metabolito secundario delta-9-tetrahydrocannabinol (THC) y su uso es para fines industriales. Por su parte, la marihuana es cultivada con fines medicinales o lúdicos y presenta concentraciones importantes de THC con efectos psicoactivos.

En este sentido, el Real Decreto 1729/1999 del 12 de noviembre de 1999 autoriza 25 variedades de cáñamo industrial para el cultivo en España y las semillas de estas variedades tienen que estar certificadas por la Unión Europea para que su cultivo sea legal.

En España esta planta se ha sembrado durante varios siglos para la confección de vestidos e incluso piezas de barcos. De hecho, las velas de Cristóbal Colón fueron confeccionadas con fibra de cannabis.

Hoy sigue siendo utilizado en muchas embarcaciones por su gran resistencia a la humedad y a las variaciones climáticas. Sin embargo, la disminución de su cultivo en los países industrializados comenzó a raíz de una confusa política de prohibición de la marihuana, que afectó directamente al cáñamo, en los años 30 del siglo XX.

«Se trata de un cultivo de alto rendimiento sostenible bien adaptado a la mayoría de las condiciones europeas, con características ambientales y agronómicas ventajosas. Cultivado tradicionalmente para las fibras, semillas y sustancias psicoactivas, ahora se considera un cultivo ideal para producir biomateriales innovadores», describen en la web del proyecto. En ella también destacan que la producción de cáñamo se redujo en el último siglo y fue desplazada por el algodón y las fibras sintéticas. «Esto explica por qué el cáñamo no ha estado sujeto a la cría intensiva que ha impulsado grandes mejoras en los principales cultivos de alimentos en los últimos 50 años».

Explican que el algodón «tiene una de las peores huellas ambientales de cualquier cultivo», y añaden que el cáñamo requiere menos agua y agroquímicos, y proporciona fibra y aceite de calidad superior.

En Extremadura

En la región extremeña, en 2015 solamente hubo declaradas dos hectáreas de cáñamo, según la Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Energía de la Junta de Extremadura. Y precisamente están localizadas en Ctaex con motivo del proyecto MultiHemp, un plan de trabajo de investigación que se está llevando a cabo por un consorcio de socios formado por seis universidades, 13 pequeñas y medianas empresas, tres centros de investigación, varios países de la Unión Europea (Alemania, Bélgica, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Holanda, Italia, Letonia, Reino Unido, República Checa) y China.

Cada socio se está centrando en una parte diferente del cultivo para obtener distintos productos. En Extremadura lo están haciendo en la semilla. Para ello, en la finca de Ctaex sembraron a principios del pasado mes de mayo unas 300.000 plantas, algo que ya hicieron en 2015 y que dio resultados positivos. «Alcanzaron hasta los tres metros de altura», recuerda Juan Labrador, agricultor que lleva trabajando en Ctaex 38 años. Él será uno de los encargados de la cosecha de esta plantación, que alcanzará su punto óptimo durante el mes de octubre o noviembre.

Labrador es quien se encarga de mimar el cultivo para que en el laboratorio los técnicos puedan obtener los diferentes productos. En este caso, en Ctaex elaboran aceite a partir de las semillas y productos cosméticos de cuidado personal.

«Para que el proceso de desarrollo se lleve a cabo de manera controlada, pautada y segura se deben conocer las normas cosméticas, los ingredientes permitidos y los prohibidos en la formulación», explica De la Torre, quien destaca varias etapas. Primero seleccionan los ingredientes y a través de una relación de las diferentes materias primas y principios activos proceden a hacer la formulación final. Luego se elige el envase más adecuado para la fórmula desarrollada.

Por su parte, «la cosecha requiere de la separación de la semilla y la flor del cáñamo. Seguidamente, se trata la semilla con fluidos supercríticos, se extrae el aceite y se desarrollan los cosméticos», detalla Montserrat Gómez-Cardoso

Bernet, ingeniera química por la Universidad de Extremadura y responsable de Servicios Analíticos de Ctaex.

Apunta que el proceso se hace a través de diferentes formulaciones químicas que en la mayoría de los casos son emulsiones, con una parte acuosa y una grasa. El emulsionado une esas dos fases y forma la crema.

Además, analizan fisicoquímicamente y microbiológicamente las cremas. «Las muestras que hemos realizado han dado resultados óptimos», afirma Gómez-Cardoso.

«El producto final es un aceite de cáñamo con gran riqueza en ácidos grasos poliinsaturados, especialmente en ácido linoleico y gamma-linoleico, que hace que pueda tener muchísimas aplicaciones terapéuticas para síndrome premenstrual, inflamaciones y artritis, entre otras. De hecho, si nuestro cuerpo tiene la cantidad de ácidos grasos adecuada siempre combatiremos las enfermedades de un modo más eficaz», detalla De la Torre, que alude también al uso cosmético. «Su riqueza en sales minerales, vitaminas y ácidos grasos lo hacen un ingrediente ideal para jabones, geles de baños, cremas y champús. Es perfecto como aceite base en los masajes, ya que aparte de que beneficia mucho a la piel, se absorbe rápidamente y no queda graso».

Cuatro años de trabajo

Teniendo en cuenta esas propiedades, desde Ctaex han elaborado muestras de presentación enmarcadas en este proyecto que comenzó en junio de 2012 y que finalizará en diciembre de 2016. «Esas muestras no se pueden vender al público, aunque el objetivo es que el resultado de todos los subproductos tengan una repercusión en el mercado, ya que hay muchas empresas interesadas en este sector y podemos facilitar las recetas del proceso», matizan desde el centro de investigación extremeño.

Actualmente, el proyecto se encuentra en la última fase. En los diferentes países participantes se están desarrollando foros de transferencia de tecnología con una parte del cultivo como protagonista. Y es que cada socio se ha centrado en una elemento diferente de la planta.

Por ejemplo, el tallo lo han usado para elaborar textil e incluso salpicaderos para automóviles. Además, con las fibras más cortas se están haciendo materiales de construcción.

Por otro lado, de la flor del cáñamo están obteniendo los cannabinoides. Sobre todo el cannabidiol, muy usado en medicina para aliviar la ansiedad, las náuseas, la inflamación, las convulsiones y para inhibir el crecimiento de células cancerígenas.

Finalmente, de la semilla del cáñamo han obtenido los productos cosméticos a partir del aceite. «Éste sólo se puede usar en frío porque en caliente produce efectos tóxicos», asevera la propia Rosa de la Torre.

Ella ha visto crecer este proyecto que cuenta con una inversión de seis millones de euros. De ellos, 92.000 están asignados a Ctaex, un centro compuesto actualmente por 43 trabajadores. «En este tipo de programas es muy importante las justificación financiera. Hay que determinar el trabajo por hora de cada trabajador», explica José Luis Llerena, director de Ctaex.

La presentación final de todo el trabajo realizado se hará a finales de año en Bruselas. En ese momento será cuando el proyecto ponga de manifiesto los resultados obtenidos. «A juzgar por lo realizado hasta el momento por los socios, todo apunta a que ha sido un éxito y tendrá continuidad», concluyen desde Ctaex.

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