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Concha G. Gordillo enseña la placa que le entregó el Ayuntamiento durante un reciente homenaje. / ANTONIO ORTIZ
Más de 160 extremeños consiguen superar la barrera de los 100 años
REGIONAL

Más de 160 extremeños consiguen superar la barrera de los 100 años

El número de vecinos centenarios aumenta el 50% en los últimos años, según estima el INE. Las mujeres viven 7 años más que los hombres.

CELIA HERRERA

Lunes, 25 de mayo 2009, 11:39

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Sopló las velas, y tuvo que hacer un esfuerzo. Un centenar de velas no se apagan así como así, y eso que se encuentra en perfecto estado de salud, a pesar de que se queja de algunos achaques.

Josefa Lavado, natural de Rivera del Fresno, acaba de celebrar su centésimo cumpleaños, se apaña sola para la mayoría de sus actividades diarias y goza de una memoria prodigiosa.

Recuerda con claridad, por ejemplo, los polvos de Pompeya con los que se maquillaba en su juventud y los zapatos de charol que lucía en su niñez. Luego la guerra, las penurias de la familia cuando encarcelaron a su padre, el miedo, el trabajo de lavar la ropa por las casas para ganar media arroba de aceite.

Como ella, otros 160 extremeños pueden contar en primera persona la historia de la región a lo largo del último siglo.

Según las estimaciones del INE, en enero de este año vivían en Extremadura el 50% más de vecinos centenarios que hace apenas siete años, cuando eran 110 los que habían alcanzado los 100 años.

Ya estaba previsto

Se cumplen así las previsiones que ya hicieron los autores del Plan Marco de Atención Socio-Sanitaria en Extremadura 2005-2010 y del Plan de Salud regional 2009-2012 que, en su análisis de la situación demográfica regional, preveían «una subida espectacular» del índice de intensidad del envejecimiento, «que posiblemente alcance los máximos nacionales a finales del segundo lustro de este decenio y con una distancia de la media nacional mucho mayor que la que presentó a mediados de los 80», advierten en el documento.

El índice de envejecimiento, que compara el número de personas mayores de 65 años con los menores de 20, viene aumentando «de forma sensible» en Extremadura desde el año 2000, habiéndolo hecho en mayor proporción que en España».

En el 2000, por ejemplo, este índice ya superaba el 81%, pero siete años después, en 2007, la cifra se elevaba a casi el 91%, aunque con notables diferencias entre las provincias de Cáceres y Badajoz: 80,76% y 101,49%, respectivamente, según el Padrón Municipal de Habitantes.

En la actualidad, el índice medio en Extremadura es de 128, tal como destaca el investigador extremeño Antonio Pérez Díaz.

El 5% supera los 85

Extremadura es una región de mayores, en la que se ha producido un importante descenso de la población más joven, a diferencia de la estabilidad registrada en el ámbito estatal, destaca el Plan de Salud de Extremadura.

En la actualidad, casi una cuarta parte de la población extremeña supera los 65 años, y más del 5% supera los 85, sobrepasando así en dos la esperanza de vida máxima estimada a nivel nacional en el 2005, según el INE.

En realidad, son las mujeres las que protagonizan el fenómeno, porque el 67,6% de los que ya tienen más de 85 años son de género femenino.

Entre los que ya han cumplido los 100, el porcentaje de las féminas es aún mayor. De los 161 estimados por el INE en este año, 112 son mujeres.

No en vano, la esperanza de vida de las mujeres de Extremadura supera en unos siete años a la de los hombres, más o menos como en el resto de España.

Así, la mayoría de las extremeñas que llegan a los 100 años están ya viudas desde hace tiempo.

JOSEFA LAVADO Centenaria de Ribera

Achaca su buen estado al cuidado familiar

Es lo que le ocurre a esta ribereña, que reside ahora en San Celoni (Barcelona), informa Antonio Ortiz. A esta localidad catalana llegó con su marido Francisco y sus hijos pequeños tras un largo viaje de 24 horas en tren.

En total tuvo 10 hijos, de los que aún le viven siete, más sus 24 nietos y 31 bisnietos, uno de ellos en camino. Precisamente achaca su buena salud a los muchos y buenos cuidados que recibe continuamente de su entorno familiar.

A lo largo de sus 100 años, ha conocido las mayores alegrías, como cuando se casó el 4 de mayo de 1930 con Francisco García Toro, amigo de su hermano Rodrigo; y también la parte más abyecta de la naturaleza humana y sus miserias, la pobreza, la dictadura, el encarcelamiento de su padre y la persecución política.

Pero también destaca que ha tenido la suerte de conocer a lo largo de su vida a personas maravillosas, que la ayudaron en los peores momentos, como María la Barrante, que fue «como una madre» para ella cuando su familia se quedó rota por la prisión del padre, y también a los vecinos del pueblo que acudían a su casa todas las noches para escuchar la radio e intercambiar noticias sobre familiares que estaban en la guerra.

CONCHA G. GORDILLO Centenaria de Villafranca

No teme por el sistema de pensiones

Cuando se cita el nombre de Concha en Villafranca todos los vecinos saben que se trata de la centenaria del pueblo, recientemente homenajeada por este motivo en la localidad.

Excepto por la vista, Concha se encuentra como una rosa y su voz se mantiene clara y firme, como la de una jovenzuela.

Su principal gasolina vital parece ser la curiosidad, que la mantiene enganchada a la actualidad y a todo lo que ocurre en Extremadura y en el mundo a través de la radio, informa Antonio Ortiz.

Lo que no entiende, asegura, es por qué se pelean unos con otros por asuntos políticos. Tampoco tiene miedo por el futuro de las pensiones. Los pensionistas, opina, siempre serán bien tratados por lo mucho que han trabajado por su país y por hacer felices a quienes les rodean.

A diferencia de Josefa, que ha formado una gran familia, Concha ha permanecido soltera, pero asegura que nunca se ha sentido sola. Ahora vive con un sobrino que también se mantiene soltero.

Excepto por unos problemas en la vista, disfruta de una salud de hierro y no necesita intérpretes que traduzcan sus palabras, como ocurre con otras personas de edad avanzada.

De hecho, hasta los 97 años no tuvo nunca historia clínica porque no necesitó antes ir al médicos. A esa edad, recuerda, le pusieron un marcapasos.

Toda su vida se ha desarrollado en el mismo sitio, en el número 45 de la calle Diego Hidalgo Solís, y allí espera seguir durante mucho tiempo.

«Yo ya he vivido bastante, aunque no me quiero morir porque quiero seguir disfrutando de la vida», asegura. Su principal preocupación, el futuro de su familia.

JOSEFA CIRIELO Ya tiene 101 años

En la residencia se hace notar por su vivo genio

Este mes acaba de cumplir 101 años, y no parece que el carácter, todo un carácter, decaiga o pierda fuelle. De hecho, durante la entrevista, se mostró reacia a dar detalles de su vida. «Qué preguntas me haces, métete tú en lo tuyo, que tú no me cuentas nada», contestaba la mayoría de las veces, relata Javier Sánchez.

Después de toda la vida trabajando para sacar adelante a su familia, no se deja amilanar sólo porque tenga que permanecer sentada en una silla de ruedas. Por ejemplo, le sigue gustando comer, pero sólo comida contundente, de la que se mastica, y por eso rechaza los purés que le preparan. «Eso es comida para enfermos», replica a las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.

Natural de la localidad de El Gordo, lleva 30 años viviendo en la residencia Santa Isabel de Trujillo. Sus cuidadoras aseguran que, a pesar de su edad, Josefa se sigue haciendo notar debido a su genio.

El trabajo y el cuidado de su familia son las tareas en las que resume su larga vida. Procede de una familia de campo y sabe lo que es el esfuerzo y el sacrificio.

Por eso, una cosa de la vida de ahora que no entiende es por qué se separan los matrimonios. Ella permaneció con su marido hasta que éste murió, presume.

Su hija también falleció hace unos años, y desde entonces no hace más que más recordarla.

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