Las últimas lluvias elevan el nivel de los embalses por encima del 60%

El rico refranero español ofrece varios ejemplos de lo lluvioso que puede llegar a ser el mes de abril. Los tópicos se mantienen pese a la sequía, pertinaz decían los clásicos, que afecta a la Península Ibérica desde hace varios años.

Un buen ejemplo lo representa el agua caída en la última semana. Realmente no ha sido gran cosa, exceptuando algunos casos concretos. En comunidades como Cataluña, ha sido recibida casi con alborozo. En Extremadura, viene a mejorar una situación que no era complicada ni mucho menos.

Con las últimas aportaciones, los embalses extremeños de las cuencas del Tajo y del Guadiana superan el 60% de su capacidad. Según la medición efectuada ayer, los 34 pantanos referidos acumulaban 8.735 hectómetros cúbicos (hm3) de agua, lo que supone el 61,8% de su capacidad total. Una semana antes, el pasado 14 de abril, el borde del agua estaba en el 59%. En siete días se han ganado 401 hm3.

Hay agua tanto para consumo humano como para riego, pero lo cierto es que se nota la falta de lluvias. Por ejemplo, las presas que acumulan agua del Guadiana estaban justo hace un año diez puntos por encima del momento actual.

Como viene siendo habitual, los pantanos del Tajo (68,7%) están más llenos que sus vecinos del sur (56,5%). Sin embargo, los del Guadiana embalsan más agua, puesto que son instalaciones con más capacidad.

Asimismo, también hay que tener en cuenta que en la región existen 19 presas que dependen de la Junta de Extremadura. Sin embargo, son de un tamaño reducido y con menor influencia en los balances totales.

Recursos

A pesar de tener un número muy importante de presas, un pequeño número es el que soporta la mayor parte de los recursos hídricos extremeños. La Serena, que era el mayor embalse de Europa hasta la construcción de Alqueva, está al 51,5%. Alcántara, otro de los imponentes, atesora 2.003 hm3 (el 63%). También están entre los más grandes Cíjara (52,4%) y Valdecañas (63%). Su función es eminentemente agrícola y de producción hidroeléctrica.

No obstante, las urbes extremeñas se surten de agua de instalaciones bastante más reducidas, y que por regla general cuentan con un nivel de ocupación más que aceptable. Badajoz se nutre de Villar del Rey, que está al 80%; y Cáceres hace los propio del Guadiloba, que está en el 55%. En Plasencia beben del Jerte (79,6%), y en Mérida se aprovecha el de Alange (36,2%). Esta última cifra resulta engañosa, porque se trata de una presa enorme, muy difícil de llenar. Realmente, los emeritenses disponen de 308 hm3 de agua para su consumo, una gran cantidad. Para tener una referencia, basta recordar que una ciudad como Badajoz, del orden de 150.000 habitantes, consume nueve hectómetros cúbicos anualmente.

El moderado ascenso del nivel de los embalses da una idea de la magnitud de las lluvias caídas en estos últimos días. Se han repartido de forma irregular por la región, y, quitando algún caso esporádico, han sido más intensas que constantes.

Como se puede apreciar en la tabla adjunta, las precipitaciones oscilan entre los 100 litros por metro cuadrado acumulados entre el martes y el domingo en Herrera del Duque y los 33 que captaron en la sede de la Asociación Estatal de Meteorología del campus universitario de Badajoz.

En cuanto a la intensidad, destacan los 29 litros recogidos durante el sábado en Cáceres capital, los 28,4 del pasado jueves en Valencia de Alcántara, y los 26,8 del viernes en Herrera del Duque.

Que se tenga noticia, se han registrado daños en las Vegas del Tiétar de la provincia cacereña y en algunos puntos concretos de las Vegas Bajas del Guadiana, donde la intensidad local de las precipitaciones han afectado a algunas cosechas.

A gusto de todos

Volviendo al refranero español, dice la sabiduría popular que 'nunca llueve a gusto de todos'. Con alguna salvedad, esto no vale para estas lluvias. Aunque llegan tarde, este agua puede hacer mucho bien.

Como es natural, los mayores beneficiarios son los pantanos, que se toman un respiro después de muchos días sin obtener nuevas aportaciones.

Ya en el terreno agrícola, será bueno para los ganaderos de extensivo, según recuerda Ignacio Huertas, secretario regional de la organización agraria UPA. Las precipitaciones favorecerán el crecimiento de pastos en las explotaciones ganaderas, lo que reducirá la dependencia de los piensos, en un momento además especialmente delicado. Como es sabido, la creciente demanda de países emergentes como la India y China y, en mucha menor medida, la aparición de los biocombustibles, han disparado los precios del grano y sus productos derivados. El agua también valdrá para llenar las charcas y abrevaderos.

La lluvia también será como caída del cielo para los agricultores de secano, especialmente los de olivar tradicional y cereales. Estos últimos se encuentran en un momento clave dentro de esta campaña.

Por contra, la lista de cultivos damnificados se reduce de forma considerable siempre que las lluvias no hayan sido torrenciales o no se haya registrado pedrisco. Los productos más sensibles en esta época del año bien podrían ser el tomate o los frutales.

Para hoy se espera que las lluvias remitan en toda España, salvo en el cuadrante noroeste y en el norte de Extremadura.