«Nos viene mucha chusma, a veces tenemos que hacer limpia»

El antifascista muerto en Madrid fue apuñalado por un joven que se dirigía a un mitin de Democracia Nacional (DN), un partido de ultraderecha para el que se pide su ilegalización. DN ha vuelto a ser noticia esta semana por su invitación a España de David Duke, antiguo miembro del Ku Klux Kan.

«Hay que vigilar qué partidos que están legalizados, pueden estar en fraude de ley. Sus actuaciones y su dinámica pueden estar muy alejadas de lo que requiere la Ley de Partidos y el Cogidos Penal. Esa depuración es la que tiene que hacer la Fiscalía General», afirma Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia cuando se le pregunta por DN.

Alejandro Vélez, su delegado en Extremadura, admite la poca afiliación del partido en la región, entorno a 50 personas. En las pasadas elecciones municipales presentaron, sin resultado alguno, sus candidaturas en Talayuela y Montijo, dos municipios con importante presencia de inmigrantes. En su web, DN se refiere a este colectivo con un tono claramente xenófobo. Vélez intenta moderar el discurso.

«Por desgracia, se nos coloca entre los grupos radicales, pero no nos consideramos un grupúsculo marginal, sino un partido legal que está aquí para hacer política con nuestra ideología».¿Qué ideología? «Somos nacionalistas españoles, un partido transversal que se mueve de derecha a izquierda».

«Hacemos una política donde nuestro punto fuerte es verdad que es la inmigración, pero vamos en contra de la inmigración masiva e ilegal, no en contra del inmigrante. Sólo queremos defender nuestra identidad y cultura».

En su web, DN calcula que en España sobre dos millones de inmigrantes. «No podemos acoger a todo el mundo, millones de chinos y africanos, aquí no cabe todo el mundo y decimos que hay un número excesivo. Pero no se cierra la puerta a la mano de obra con contrato».

Sobre el lenguaje que utiliza su partido, Vélez asegura: «Es un lenguaje contundente y radical porque se trata de un problema contundente y grave. Es el lenguaje de la calle, el del español de a pie que se ve discriminado en su propia tierra».

Así las cosas, a DN llega gente dispuesta a emplear medios violentos contra los inmigrantes y quienes les apoyen. Según su delegado regional, no se les acepta. «Es verdad que nos viene mucha chusma. La gente joven se nos arrima porque cree que esto es un grupúsculo nazi o skin donde se les ampara. Nosotros mismos tenemos que hacer una limpia».

En Cáceres no tienen sede, pero hace un tiempo tuvieron afiliados. «Se nos acercó un grupo de chavales, pero buscaban algo más nazi. Debido a su comportamiento hubo que expulsarlos».

Vélez asegura que le molesta que le llamen ultra e incluso de extrema derecha («económicamente somos de izquierda»), y señala que los miembros de DN deben adoptar medidas de seguridad en la calle. «Se nos ha criminalizado de tal manera, que los extremistas de izquierdas vienen a buscarnos. Tememos por nuestra integridad física». Hace tres años, en la fachada de su vivienda apareció dibujada una diana y la frase Vélez=nazi.