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R. H.
Miércoles, 23 de abril 2025, 12:45
Los ciberdelincuentes no dan tregua y continuan siendo un tema de conversación recurrente. Diariamente, observamos nuevas técnicas y estrategias de estafa que estos personajes utilizan para robar datos privados, personales o bancarios, así como obtener monetizaciones de manera fácil por parte de sus víctimas.
Un sector del que debemos cuidarnos especialmente es de las apuestas online, pues los fraudes abundan. Solo en 2024, el Ministerio de Consumo ha registrado más de 7.700 denuncias por suplantación de identidad en el juego online. En el 90% de los casos, las estafas estaban ligadas a apuestas deportivas.
En la mayoría de los casos, las víctimas no saben nada hasta que Hacienda les reclama tributospor unas supuestas ganancias que nunca obtuvieron. En este punto, el daño ya está hecho.
Desde la Dirección General de Ordenación del juego (DGOJ), se recomienda a loas afectados denunciar los hechos ante las fuerzas de seguridad, pedir un certificado de actividad a las plataformas de juego, solicitar el cierre de las cuentas fraudulentas y enviar toda la documentación a la Agencia Tributaria.
Pero el problema, según los expertos, va más allá. El propio director general de la DGOJ reconoce una grieta legal: «La normativa actual no obliga a que el método de cobro sea personal y nominativo. Eso abre la puerta al uso de cuentas falsas o de terceros para desviar el dinero».
Según especialistas en ciberseguridad, los estafadores suelen conseguir datos personales a través de bases de datos filtradas y vendidas por databrokers, foros en la Deep Web o redes abiertas. Con nombre, DNI y fecha de nacimiento ya pueden abrir una cuenta de apuestas online a nombre de cualquier ciudadano.
Ni Hacienda ni la Dirección General del Juego verifican a qué cuenta bancaria va a parar el dinero. Ese vacío es lo que permite que los estafadores operen a gran escala sin dejar rastro visible.
Es aconsejable revisar bien el borrador de la Declaración de la Renta, pues la Agencia Tributaria ha tomado la decisión de aceptar que algunas estafas puedan ser desgravadas en la Declaración de la Renta 2025 .
En ese sentido, Hacienda permite computar el daño económico sufrido a causa de la estafa como una pérdida patrimonial. Esto hace que el contribuyente se beneficie de una disminución en la base imponible general del IRPF. Eso sí, hay que poder justificarlo con las correspondientes denuncias y demandas en la Policía y los Juzgados.
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