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Uno de los 686 linces ibéricos que viven libres. AFP
El lince ibérico, en dificultades

El lince ibérico, en dificultades

La semana que muere atropellado el macho más viejo de Doñana la UE deja a España sin subvención para conservar la especie

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Lunes, 10 de junio 2019, 00:55

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El 1 de junio encontraron muerto en una carretera de La Puebla del Río (Sevilla) a 'Esencia', el macho de lince ibérico más longevo de la colonia que vive en libertad en la demarcación de Doñana-Aljarafe. Este felino, perteneciente a una especie autóctona en peligro de extinción, murió atropellado en un camino rural que discurre junto a la Reserva Natural Dehesa de Abajo, una de las carreteras hasta hace no mucho solo de uso rural y ahora con una importante afluencia de vehículos de las que abundan en el entorno de Doñana.

Tres días después, justo la víspera de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, la Junta de Andalucía hizo público que España, por primera vez en 17 años, va a perder la subvención de la Unión Europea que financia el grueso del proyecto Life Iberlince. La Comisión Europea rechazó aportar entre el 60% y el 75% de los más de 25 millones de euros que se calcula que harán falta este año y los tres próximos para mantener y consolidar el programa que está salvando al lince.

El éxito del programa ahora sin financiación multiplicó por siete los felinos en libertad en quince años

Así, en menos de una semana, se registraron dos mazazos que pronostican problemas en el esfuerzo titánico por lograr la conservación de esta especie. La persistencia de frecuentes atropellos de linces, que son la causa fundamental de muerte de estos felinos, y la incertidumbre sobre el futuro del programa europeo de cría y protección del lince ibérico, el proyecto que ha permitido alejar en las últimas dos décadas a la especie del riesgo extremo de extinción.

Nuevo intento

Las autoridades andaluzas han pedido tranquilidad porque, dicen, van a intentar recuperar en 2020 la subvención europea perdida con una nueva propuesta de programa Life Iberlince «más realista» y porque, entre tanto, se comprometen a aportar los fondos propios precisos para el mantenimiento de la estrategia al menos durante año y medio. Sin embargo, WWF, la principal ONG conservacionista implicada en el proyecto, tiene claro que se presenta un año con «dificultades».

El programa Iberlince, en el que se han invertido casi 100 millones de euros desde principios de siglo, es la clave que ha evitado la extinción del lince en la península. Ha permitido la creación de cuatro centros de cría en cautividad y la puesta en marcha de una estrategia muy estudiada y controlada para asegurar que la reintroducción posterior de estos jóvenes ejemplares en la vida salvaje es un éxito. A la implicación directa de instituciones como las juntas de Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha o Portugal se une la colaboración de varios centenares de propietarios de fincas y de asociaciones de cazadores y de ONG como WWF.

El resultado es que las alarmas que se encendieron con fuerza al final del siglo XX han podido atenuarse. Si en 2002 solo había en la península 94 ejemplares de lince ibérico en libertad, concentrados en un centenar de kilómetros cuadrados en las zonas de Doñana y Andújar (Jaén), en las navidades de 2018 se contabilizaron ya 686 ejemplares. El éxito, además, no está solo en que en 15 años la población de linces se haya multiplicado por siete sino en que los ejemplares en libertad han vuelto a colonizar parte de sus hábitat tradicionales, las dos vertientes de Sierra Morena -la andaluza y la manchega-, los Montes de Toledo, el valle extremeño de Matachel y el valle del Guadiana portugués. El progreso en la recuperación ha sido tan evidente que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza rebajó ya en 2015 el riesgo de extinción de «peligro crítico» a solo «peligro» y adelantó que, de seguir esta buena trayectoria, sobre 2025 el lince podría subir un nuevo escalón positivo en su salvación y pasar a «especie vulnerable». Los expertos comprobaron en 2016 que las hembras en libertad parieron 34 cachorros y que en 2017 hubo más de cinco embarazos en cada zona, con 47 nuevos cachorros.

Pero, además de las dudas sobre la continuidad del exitioso programa europeo, el otro gran riesgo que sigue amenazando a los linces ibéricos son los vehículos que circulan por sus hábitat. La calidad de los programas de conservación ha logrado una supervivencia de casi el 70% de los felinos en su primer año en libertad, pero la proporción no es aún mejor por los atropellos. En los últimos ocho años han muerto 277 linces, más de la mitad de ellos (146) arrollados por vehículos.

Las organizaciones conservacionistas reclaman a las administraciones tanto estatales, como autonómicas y locales que tomen más medidas para evitar estos siniestros -limitaciones de velocidad o de tráfico en puntos negros, mantenimiento de vallados, pasos seguros para los felinos- porque los atropellos de linces no se reducen y están concentrados en un puñado de carreteras. En 2018 murieron embestidos por vehículos 27 ejemplares -el segundo dato más alto del registro- y en lo que va de año a 'Esencia' le precedieron otras tres muertes por atropello. Un ejemplar fue arrollado en Doñana y los otros tres en vías del entorno de este parque.

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