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El astronauta japonés Norishige Kanai. Kirill Kudryavtsev (Reuters)
El imaginario estirón de un astronauta japonés en la estación espacial

El imaginario estirón de un astronauta japonés en la estación espacial

Kanai sacudió Twitter tras contar que había crecido nueve centímetros por la ingravidez, pero luego reconoció que solo habían sido dos

a. t.

Madrid

Miércoles, 10 de enero 2018, 21:16

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Las 'fake news', las falsas informaciones, ya llegan hasta desde el espacio. El astronauta japonés Norishige Kanai convulsionó el martes pasado Twitter después de anunciar que, tras tres semanas de estancia en la Estación Espacial Internacional (ISS), que orbita a 400 kilómetros de la Tierra, los exámenes médicos que le acaban de realizar indicaban que había crecido nada menos que nueve centímetros gracias a la situación de ingravidez.

«Crecí como si fuera una planta en apenas tres semanas», comentó. «No había vivido algo así desde que era un estudiante de secundaria», añadió jocoso. Su única preocupación era si con su desmedido estirón iba a poder coger en el asiento de la nave Soyuz que el 19 de diciembre le trajó a la ISS junto a un oficial ruso y otro estadounidense desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) y que, en abril próximo, los tiene que devolver a la Tierra.

Decenas de miles de tuiteros repicaron el mensaje y lo contestaron entre la envidia y la incredulidad, al tiempo que medios de comunicación de todos los países se hacían eco de este hecho insólito.

Sin embargo, solo 24 horas después, este astronauta novato de 41 años, que en su primera misión se convertirá durante seis meses en el ingeniero de la ISS, tuvo que rectificar y pedir perdón por lo que calificó de «error de medición», que, no obstante, no llegó a explicar cómo había ocurrido.

El propio Kanai contó el miércoles, de nuevo en Twitter, que fue su comandante en la misión, el ruso Anton Shkaplerov, a diferencia suya un experimentado astronauta, quien entendió que el dato que había divulgado era imposible, por lo que volvió a medirlo. El resultado de la comprobación fue que sí que había crecido, pero mucho menos de lo que dijo. Medía 1,82 metros, dos centímetros más que en la Tierra.

Discos elásticos

Este sí era un dato más lógico, pues entre dos y cinco centímetros es lo que se suelen expandir los gelatinosos discos intervertebrales de los astronautas durante su estancia en el espacio por la reducción drástica de la presión gravitatoria, que les lleva a que aumenten provisionalmente su estatura hasta en un 3% de su tamaño terrestre. No obstante, el proceso se revierte casi de inmediato con su retorno a la gravedad ordinaria, proceso en el que tienen que tomar determinadas precauciones de salud, pues tienen una alta posibilidad de padecer lesiones, como una hernia discal.

El japonés, una vez aclarado el equivoco, lamentó la repercusión que había tenido en la Tierra su error y se disculpó «por esta terrible noticia falsa». Su consuelo fue que también pudo descartar la única preocupación que tuvo cuando difundió su estirón imaginario. «Me siento alivido, podré entrar en la nave Soyuz», añadió.

Su apreciación es correcta, porque aunque la nave Soyuz tiene una limitación de altura para sus pasajeros, en sus asientos cabe cualquiera que no mida más de 1,90 metros. A Kanai, pese a su expansión espacial, le sobran todavía ocho centímetros. Por supuesto, salvo que en los próximos cuatro meses dé otro sorprendente estirón.

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