En este pueblo extremeño la reforma de una casa movió la frontera entre España y Portugal
Inocentemente, la casa de este rinconcito de Cáceres robó diez metros a Portugal... y movió La Raya para siempre
¿Te imaginas brindar con alguien… estando cada uno en un país distinto? Y no, no hablamos de videollamadas ni de pantallas. Hablamos de hacerlo cara a cara, frente a frente, al estilo tradicional… pero con un giro sorprendente: tú en España y tu compañero de mesa en Portugal. Pues es lo que ocurría hasta hace unos años en una casa de un pequeño pueblo de Cáceres, donde la reforma de una cocina terminó robándole metros a nuestro país vecino y moviendo la frontera más antigua de Europa.
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En los años 50, los propietarios de una vivienda en La Fontañera, una pedanía de Valencia de Alcántara, ampliaron su casa sin saber que estaban invadiendo territorio portugués. Con el tiempo, la Comisión de Fronteras detectó la infracción, pero derribar la ampliación planteaba problemas burocráticos, como determinar a qué país correspondía la licencia de obra. Finalmente, se optó por desplazar el punto fronterizo para resolver la situación.
Hoy es casa rural. Pero los que lo visitan no olvidan que si se respetara la antigua delimitación, estarían situados en territorio español y portugués a la vez mientras degustan un café en su terraza.
Ahora está toda la casa en España, pero esta reforma ilegal propició que España le robase diez metros de país a Portugal.
La Fontañera
Hace unos años, nuestro compañero de HOY, Manuel Nuñez, nos contaba que La Fontañera es un lugar de silencio y calma absoluta, pero también de misterio, propio de aquellos pueblos que guardan historia. Una pedanía en la que apenas viven un puñado de vecinos y que guarda en su memoria los tiempos del contrabando y de los pasos fronterizos.
Llama la atención por su singular ubicación entre dos países: es el último foco urbano de España, pero también puede considerarse el primero de Portugal. «Al final de la calle principal comienza el país vecino, y basta hablar unos minutos con los vecinos para notar su amabilidad y un acento que mezcla lo mejor del 'extremeñu' con ese 'portuñol' tan familiar», desvelaba Manuel.
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Allí, una casa de fachada blanca con banderas española y portuguesa ilustra perfectamente esta curiosidad: a la izquierda hay una 'P' que indica la entrada a Portugal. Al otro lado de la calle, todavía en España, se encuentra la casa rural Salto del Caballo, con historia desde el siglo XIX. Entrar por un país y salir por otro la hace especial. En La Fontañera, la frontera deja de ser una línea en el mapa y se convierte en parte de la vida cotidiana de quienes la habitan.
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