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20 AÑOS SIN VOSTELL

JOSÉ ANTONIO AGÚNDEZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MALPARTIDA DE CÁCERES

Martes, 3 de abril 2018, 08:01

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HOY se cumplen veinte años de la desaparición física de Wolf Vostell, el 'malpartideño' universal que tan honda huella ha dejado en los que tuvimos oportunidad de conocerlo personalmente y sigue dejando en tantos que se acercan a su imponente obra, a sus enseñanzas estéticas y filosóficas, a sus pensamientos en relación con la vida y el arte. Sólo para la letra del tango 'Veinte años no es nada', pero son muchos cuando se trata de sobrevivir sin un artista del derroche energético, de la fuerza conceptual y del humanismo de Wolf Vostell. Casualidades de la vida, 24 años justos antes de su muerte, Vostell y su familia visitaron el 5 de abril de 1974 por vez primera Los Barruecos. En la entrevista publicada en HOY que el artista concedió a Enrique Romero al día siguiente de esta visita, anunciaba su interés por encontrar un sitio para instalar un museo de arte moderno, ante la incredulidad del periodista porque ello pudiera ser posible en Extremadura. «Mire usted, Extremadura es una tierra esperanzadora. Su paisaje es limpio, amplio, fuerte, puro y es preciso que el arte lleve al hombre todo esto en un museo que represente el espíritu de esta tierra», decía Vostell. Su enamoramiento por esta región era definitivo: Vostell había encontrado ese espíritu en Los Barruecos de Malpartida.

Luego transcurrieron muchos años por un camino nada fácil en los que hubo que realizar una imponente labor de encaje de bolillos para engarzar múltiples voluntades, captación de apoyos y una participación -a veces bendecida y resuelta, a veces renegada y titubeante- por parte de particulares e instituciones públicas a favor de la aventura vostelliana en Malpartida, siempre animada por el carácter luchador, vitalista y diferenciador del artista.

A pesar de su prematura muerte, apenas cumplidos sus 65 años de edad, a pesar de que poco pudo disfrutar de la materialización de su sueño, a pesar del vacío de su empuje, el espíritu de Vostell se quedó con nosotros, encarnado de manera especial en su esposa Mercedes Guardado.

Ahí quedaron Los Barruecos, donde definitivamente se instaló Fluxus, ahí quedó la escuela de las colecciones, ahí ese espléndido centro documental del Archivo Happening Vostell, joya de esta corona, ahí numerosas exposiciones y proyectos de conexión del arte y la vida realizados y otras experiencias aún por realizar, ahí un Museo que ha conseguido poco a poco posicionarse y convertirse en meca del arte de acción y referente de museos. El mundo sigue, pero la humanidad es menos humana sin Wolf Vostell. Siempre en el recuerdo, amigo del alma.

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