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Juan Carlos Ramos
PLASENCIA.
Lunes, 9 de junio 2025, 07:36
El Ayuntamiento de Plasencia afronta la recta final del largo periplo burocrático para iniciar uno de los proyectos urbanísticos clave en la presente legislatura: ... la demolición de los inmuebles adosados a la Puerta Talavera, comenzando por el emblemático edificio del bar Chiquete. Así lo confirmó la semana pasada el concejal de Urbanismo, José Antonio Hernández, que espera que la obra comience este verano.
Hernández explicó que se celebró una reunión clave entre todos los agentes implicados en el proceso: la empresa adjudicataria del derribo, los técnicos municipales, el director de obra, el arqueólogo encargado del seguimiento patrimonial y la Policía Local. El encuentro sirvió para organizar el inicio de los trabajos, que comenzarán después de las Ferias de Plasencia, una vez completados los trámites administrativos aún pendientes.
«Será después de Ferias seguro, pero no inmediatamente», matizó el edil, aludiendo a que todavía deben resolverse cuestiones como la consignación del pago pendiente por parte de la aseguradora, la presentación y aprobación del plan de seguridad y salud por parte de la empresa constructora, y la autorización oficial del seguimiento arqueológico.
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Este primer derribo, el del inmueble del Chiquete, es un paso esencial dentro del plan municipal para liberar un importante tramo de la muralla histórica de la ciudad, comprendido entre las escaleras de la Catedral y la Puerta Talavera. La demolición permitirá no solo recuperar el patrimonio medieval oculto durante décadas, sino también generar el espacio necesario para la construcción de una rotonda que ordene y optimice el tráfico entre las avenidas Alfonso VIII y Calvo Sotelo, y que mejore la conexión con el barrio de San Juan y el aparcamiento adyacente.
Aunque el inicio de las demoliciones estaba previsto para el primer trimestre del año, diversos obstáculos retrasaron el calendario. El principal fue la dificultad para localizar al propietario de la segunda planta del edificio del Chiquete, lo que imposibilitó hacer efectiva la indemnización correspondiente en su momento. El Ayuntamiento ha logrado avanzar en este punto, y la formalización de la adquisición del inmueble ya es un hecho.
La demolición no está exenta de retos técnicos. El edificio alberga un histórico azulejo de Osborne que debe ser retirado con cuidado para su conservación. Además, el tráfico en la zona, especialmente el acceso al casco histórico y la regulación de carga y descarga, requerirá una coordinación especial por parte de la Policía Local durante las obras.
Más complejos aún son los casos de los otros dos edificios pendientes de demolición. Uno de ellos, situado junto al postigo de Santa María, presenta dificultades estructurales por su ubicación elevada sobre roca. Aunque el postigo no se apoya directamente en el inmueble, el equilibrio arquitectónico de la zona obliga a un análisis técnico minucioso. A ello se suma la posibilidad de hallazgos arqueológicos durante el derribo, que también deben ser considerados y supervisados con rigor.
El tercer inmueble, por su parte, se enfrenta a trabas administrativas vinculadas a escrituras y herencias no resueltas, aunque el equipo de gobierno confía en solucionarlas antes de que finalice el año.
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