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El placentino, de espaldas, señala al terrorista abatido en Cambrils. Hoy

Un placentino contuvo a uno de los terroristas que fue abatido por los Mossos en Cambrils

Un Policía Local de 49 años y natural de Plasencia acorraló a uno de los terroristas en el Paseo Marítimo

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Sábado, 19 de agosto 2017

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Uno de los vídeos más reproducidos a las pocas horas de conocerse el atentado de Barcelona del jueves fue el que muestra a un joven yihadista desafiante que termina abatido a tiros en el Paseo Marítimo de Cambrils. Tiene a un extremeño como protagonista, que con unas bermudas de cuadros y un polo azul, totalmente desprotegido, parece hacer indicaciones a los Mossos, que terminan disparando y acabando con la vida del menor.

La historia previa a ese episodio es trepidante y este placentino ex guardia civil y actualmente policía local en Valls la contó ayer a HOY.

«Estaba fuera de servicio tomando algo en una heladería con mi mujer, mi hija y un familiar que también es Policía Local cuando vimos una estampida de gente. Fue por el impacto del Audi que volcó en un control de los Mossos. Quizás por el instinto policial, entre la avalancha de personas corriendo observé un joven que corría con una camiseta color naranja salmón y una especie de chaleco adosado. Lanzaba proclamas en árabe. Y entonces me dije, este tipo no me cuadra».

«Lo saqué a una zona abierta para que no escapara y recé para que pasaran los Mossos

El joven sospechoso era uno de los cinco individuos relacionados con el atentado previo en Las Ramblas, cuatro de ellos recién abatidos a tiros en ese momento por los Mossos d' Esquadra. Este quinto terrorista estaba entonces, bien a punto de escapar o de provocar otra masacre, reflexionó después el agente extremeño que prefiere permanecer en el anonimato por motivos de seguridad.

El primer impulso fue ir a por él. Salió corriendo junto al familiar que estaba con él, pero lo perdió de vista. Sin embargo, a la persecución se unió un joven de origen sudamericano. A un lado estaba la playa y a otro el centro de la población de Cambrils.

«Lo tuvimos a metro y medio -prosigue su relato- y se metió entre las callejuelas, así que pensé que se escapaba o la liaba, no sé si a cuchillazos o cómo porque no sabíamos si iba armado, pero era la una y cuarto de la madrugada y esas calles son muy poco transitadas. Entonces le cerré el paso y me identifiqué ¡Policía, al suelo! Al sentirse amenazado nos invitó a aproximarnos a él. Estábamos a dos o tres metros el chico sudamericano y yo y no sabíamos si abalanzarnos sobre él. Lo hablamos los dos, ¿nos tiramos a por él?, pero no sabes qué hacer porque llevaba como un chaleco de explosivos. Después de un tira y afloja al final tratamos de volverlo a sacar a un espacio más abierto para que no escapara, hacia el Paseo Marítimo. Lo conseguimos y ahí lo retuvimos como pudimos. Yo estaba rezando para que pasara un coche de los Mossos. En esos momentos apareció un coche con sirena y lo paré. Más o menos ahí es donde empieza el vídeo que ha visto todo el mundo».

Dice este agente que le gustaría saber del joven sudamericano que se unió a él. Calcula que tendría 20 o 21 años de edad. «Desconozco si era policía, supongo que no porque cuando yo me identifiqué él no lo hizo. Si no es policía su actuación tiene mucho más mérito. Fue muy valiente».

Este agente que visita Plasencia varias veces al año, la última vez hace apenas dos semanas, tiene 49 años e ingresó en la Guardia Civil en 1991. Ha tenido Madrid y Tarragona como principales destinos y desde hace 17 años ejerce de policía local en Valls.

No sabe si la persecución y posterior acorralamiento de la madrugada del viernes en Cambrils ha sido la actuación más tensa de su carrera. Y aunque intervenciones así reconoce que se hacen eternas, según sus cálculos los hechos que él protagonizó durarían entre minuto y medio y dos minutos. «En el callejón estuvimos unos veinte segundos más o menos», rememoraba ayer sobre un acto heroico que él prefiere relativizar.

«A mi familia le dije que se quedara en la heladería, pero terminaron corriendo porque rebotaron los disparos. Al levantarme me gritaron, '¡dónde vas!' pero en esos momentos no escuchas».

Según él, actuó como por un resorte, sin dudar. «No puedes evitar acudir a ayudar. Sería poco profesional quedarse quieto», afirma este extremeño, que se reconoce algo abrumado por la cantidad de llamadas que ha recibido de gente que lo ha reconocido.

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