Miles de fieles se vuelcan con la bajada de la Virgen del Puerto a Plasencia
La marcha tardó más de seis horas en recorrer cinco kilómetros hasta la catedral a causa de la gran participación ciudadana y de una ligera lluvia
Juan Carlos Ramos
Plasencia
Sábado, 21 de octubre 2023, 21:43
Al grito de «¡Viva la Virgen del Puerto, viva la Canchalera!» y con las notas del himno de España de los tamborileros, la patrona de ... Plasencia emprendió su camino en busca de la ciudad. Salió del templo con motivo del Año Jubilar Mariano que conmemora el tercer centenario de la construcción de su Santuario. Por delante, un recorrido de cinco kilómetros que dio comienzo a las 15.00 horas en el santuario y que transitó por el Hospital, parque de la Coronación, avenida Juan Carlos I, calle del Rey, Plaza Mayor (donde fue recibida por el obispo y la corporación municipal), San Esteban y catedral, donde acabó pasadas las 21.00 horas. Es decir, una hora por encima de los cálculos previstos.
La procesión fue acumulando retrasos de forma progresiva porque muy pocos se quisieron perder una cita histórica para los placentinos, tanto en la tarea de portar la imagen como a la hora volcarse en las márgenes de las calles que conectan la ermita con la catedral.
Entre los colectivos portadores se encontraban Placeat, La Vinosilla, varios colegios (Josefinas, San Calixto, La Salle, San José, Escuela Hogar y Madre Matilde), todas las cofradías, hortelanos, la sociedad de pescadores, amas de casa, Cáritas, agrupaciones católicas y de scouts. Y caminando a su lado, miles de fieles, que desbordaron todas las previsiones y que poblaron las calles a lo largo de toda la marcha.
El recorrido tuvo sus puntos álgidos con motivo de las paradas de la Virgen del Puerto. La primera llegó en la entrada de urgencias del hospital que lleva su nombre. Tuvo lugar a las 16.45 y allí fue recibida por el gerente del área de salud de Plasencia, Santiago San José Pizarro, que leyó un breve manifiesto.
«Hoy podemos decir en voz alta que Santa María nos mira y nos arropa con su manto. Estamos orgullosos de que la imagen de nuestra Madre nos dirija su mirada (…) Queremos reflejarnos en ti para pedir por todos los enfermos que tenemos ingresados y darte gracias por todos aquellos que han podido regresar a sus hogares con la salud restablecida», dijo Santiago San José.
A partir de ahí, tras una breve parada en otra de las entradas del hospital para honrar a los enfermos, el grupo Las Italianas de Garganta La Olla amenizó la marcha hasta el barrio de Miralvalle. Fue una marcha más lenta de lo esperado, sobre todo a causa de las transiciones entre portadores y porque la amenaza de lluvia obligó a cubrir la imagen en varias ocasiones. Por suerte, no pasó de un ligero chirimiri.
Al llegar a parque de la Coronación, donde la Virgen fue proclamada en 1952, el grupo Chispa dedicó un par de jotas a la patrona, una de ellas escrita para La Canchalera. Unos metros más adelante, en la glorieta de la bandera de España, ya esperaba el acalde Fernando Pizarro y la corporación municipal para hacer entrega a la Virgen del bastón de mando. Eran las 19.00 y en torno a la rotonda había cerca de 3.000 personas. Más allá, todos los balcones estaban engalanados con banderas de la patrona y de España.
La Agrupación Musical Sagrada Cena acompañó a la Virgen hasta el Teatro Alkázar tras parar brevemente frente a la casa cuartel de la Guardia Civil. En la Plaza Santa Ana fue turno de todas las tunas de la ciudad, de la rondalla y de las monjas dominicas.
Al llegar a la Plaza Mayor, en torno a las 20.30, varios miles más esperaban a la Virgen, con todos los balcones abarrotados. El turno de palabra fue, entre otros, para Fernando Pizarro y el obispo Ernesto Brotóns.
«Tenerla cerca es decirle a la Virgen María que cuando nos agarra de la mano es difícil que uno pueda sucumbir y cuando nos acoge con su manto es difícil temer (…) Para un alcalde, es un privilegio recibirla en la ciudad y dejarle ese bastón de mando que tiene entre sus brazos y que la hace alcaldesa perpetua», dijo Pizarro.
Por su parte, Ernesto Brotóns, antes de acabar el acto en la catedral con una misa, se dirigió a la Virgen para decirle que «sabemos que no olvidas a esta Plasencia que te ama. No dejes, Madre, que nosotros podamos olvidarte un día. Estoy seguro que no lo haremos».
Pasadas las 9 de la noche, al entrar en la catedral, volvió a sonar el himno de España y se produjo un repique de campanas al que se acompañó desde otros templos.
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