El patrimonio que no interesa conservar
Menudo despliegue de políticos y administraciones para «inaugurar» ayer los trescientos metros del vial alternativo a la N-523 entre Cáceres y Badajoz acondicionado para ... sortear el socavón provocado por las intensas lluvias de hace un mes. Era muy necesaria esta infraestructura para poder circular por la carretera que une ambas capitales de provincia, pero lo que no lo era tanto es el 'overbooking' de autoridades por metro cuadrado que se concentraron allí ayer por la mañana para tan magno evento. Ni que aquello fuera Fitur, la feria en la que todos quieren estar para salir en la foto. ¿Tendrá algo que ver la cercanía de las elecciones autonómicas?...
Desde luego esta disposición institucional contrasta con el escasísimo interés que han demostrado las administraciones y sus responsables por otra infraestructura «víctima» también de la borrasca Efraín: el puente de Cantillana. El 14 de diciembre la crecida del río Gévora se llevó por delante dos arcos de los siete que formaban parte de su estructura y provocó derrumbes y grietas en la zona central del mismo, que ya mostraba un pésimo estado de conservación desde hace años. El 22 de junio de 2022 el consejo de gobierno de la Junta de Extremadura había aprobado el decreto por el que el puente de Cantillana fue declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento, pero eso no significó que hubiese una mayor disposición para conservar esta infraestructura, ‘acosada’ por la maleza, ni se tradujo en fondos para su rehabilitación.
En la época en la que fue construido (entre 1531 y 1535) el puente de Cantillana era un paso indispensable para llegar desde Badajoz a Cáceres, y durante cinco siglos ha sido testigo de la historia de Badajoz, pero ahora unos y otros se lavan las manos y no quieren hacerse cargo de una rehabilitación costosa. Ha transcurrido ya un mes de la riada y todavía no se ha pasado nadie por allí para evaluar los daños y buscar soluciones para reparar esta parte del patrimonio extremeño.
Lo que el de Cantillana y todos los puentes tienen en común es que su objetivo es cruzar una división de algún tipo, y suelen tener éxito, siempre que los dos lados tengan voluntad de estar unidos. Pero en el caso del puente de Cantillana, propiedad del Ayuntamiento de Badajoz, parece que en el pasado no hubo voluntad de unidad para salvarlo con los responsables de Patrimonio de la Junta de Extremadura y en el presente tampoco.
A veces los puentes sirven también para que llegue el enemigo... y es lo que le ha pasado a este sobre el río Gévora, aunque en este caso el enemigo ha sido la desidia de todas las administraciones, que durante décadas se han desentendido de su mantenimiento, mirando para otro lado, como si con ellos no fuera la cosa y cuando una parte se ha derrumbado a causa de las intensas lluvias, siguen haciendo lo mismo: nada.
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