La negativa de unos padres a que sus hijas lleven mascarilla al colegio Alba Plata de Cáceres ha reavivado el debate sobre los dos conceptos ... de libertad (negativa y positiva) que diferenciaba Isaiah Berlin basándose en la distinción entre la libertad de los antiguos y la libertad de los modernos que estableció Benjamin Constant más de un siglo antes.
Como ya expliqué en un artículo publicado hace casi justo un año, Berlin definía la libertad negativa como la que consiste en elegir o hacer lo que nos dé la gana sin que nadie nos lo impida, mientras la positiva consiste en ser dueños de nosotros mismos. Sin embargo, una persona puede carecer de autocontrol, al dejarse llevar por su yo inferior, irracional e impulsivo, y no por su yo superior, racional y prudente. Por tanto, una entidad superior, representativa de la voluntad general (Estado, nación...), puede limitar la libertad negativa de alguien dominado por su yo inferior por su bien, para protegerlo. Pero esto ha servido a los regímenes totalitarios o autoritarios para justificar su opresión. Berlin denominó a esto «suplantación monstruosa» y consideraba que en la historia las desviaciones de la libertad positiva han sido «más graves» que las de la negativa, por eso se inclinaba por la defensa de esta.
Berlin incluía a Constant entre los defensores de la libertad negativa, que se asimila a la de los modernos. Esta consistía, según Constant, «en el derecho de cada uno a no estar sometido más que a las leyes (...), a expresar su opinión, a escoger su trabajo y a ejercerlo, a disponer de su propiedad, y a abusar incluso de ella; a ir y venir sin pedir permiso y sin rendir cuentas (...)». La libertad positiva se asemeja a la de los antiguos, que para Constant consistía en ejercer colectiva pero directamente muchos aspectos de la soberanía en la plaza pública, al tiempo que el individuo quedaba sujeto a la autoridad de la multitud reunida. «Así, el individuo, soberano casi siempre en los asuntos públicos, era esclavo en todas las cuestiones privadas».
La tradición liberal prioriza la defensa de la libertad negativa o de los modernos, mientras que la tradición demócrata o republicana defiende con más ahínco la libertad positiva o de los antiguos. Como dice Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía Política, «para los liberales basta con que no haya constricciones explícitas para que podamos considerarnos seres libres, mientras que para los republicanos no se puede hablar de libertad mientras su ejercicio esté impedido por dominaciones explícitas o estructurales o nos desentendamos del modo como condicionamos la libertad de los demás».
Con todo, hasta un liberal genuino como Constant consideraba que la práctica de la libertad en el sentido moderno implica una gran responsabilidad individual porque debe respetar las libertades y derechos de los otros.
Los padres negacionistas de las dos hermanas del Alba Plata, así como los antivacunas, parecen compartir una concepción liberal o individualista de la libertad. Sin embargo, abusan de la libertad negativa y la ejercen irresponsablemente al poner en riesgo la salud de los demás. Además, los progenitores de las dos alumnas cacereñas también pervierten el uso de la libertad positiva, pues, al ser sus hijas menores, abusan de su derecho a tutelarlas para obligarlas a hacer algo que también las pone en peligro a ellas. Uno es libre de contagiarse, pero no para contagiar.
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