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Verdades y mentiras

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Me asombró la calma con que Robert Frank Prevost se asomó a la plaza de San Pedro

Julián Rodríguez Pardo

Lunes, 19 de mayo 2025, 22:46

Aunque tengo algún conocido sacerdote, ninguno de mis amigos lo es. Y eso que estuve a punto de hacer doblete con dos vocaciones que la ... realidad liquidó con la naturalidad con que siempre te aparta del camino que no debe ser: a uno le gustaban demasiado las mujeres y la sotana no era la mejor manera de presentarse en Chaston –una discoteca coruñesa experta en reciclaje de material de última hora–; y al otro, su preceptor le hizo elegir entre los reclinatorios del oratorio y los grifos de cerveza de los bares. Yo, que me imaginaba recorriendo la columnata de Bernini a bordo del papamóvil, he tenido que conformarme con montarme en el coche –y sin etiqueta ecológica– de otro amigo que, en su labor evangelizadora, ha explicado por medio mundo, y con hechos, lo del sexto y el noveno mandamiento. Así que espero el momento en que aparezca una mujer exótica con un retoño en brazos que le diga papá. Sí, sin mayúscula y con tilde en la última a.

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