Oportunidad para una justicia energética de base territorial
Julián Mora Aliseda
Catedrático De Ordenación Territorial
Martes, 30 de septiembre 2025, 02:00
Hace unas semanas, la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (AELEC), publicó un informe donde afirma que la mayor parte de la red de distribución ... eléctrica en España se encuentra a punto de colapsar (83,4% de los nodos de la red de distribución están saturados) impidiendo la conexión de nueva demanda eléctrica, lo cual representa un 'cuello de botella' para el desarrollo económico del país, comprometiendo proyectos de inversión millonarios en sectores clave como centros de datos, industrias intensivas en electricidad y logística, que son rechazados por este motivo.
Ante esta situación y, especialmente, tras el gran apagón del pasado abril el Estado ha presentado la 'Nueva Planificación Energética a 2030', con una inversión de 13.500 millones de euros directamente enfocados a la expansión de la red de transporte eléctrico para atender a nuevos proyectos industriales y demandas urbanas.
Ahora bien, si observamos el mapa del 'colapso eléctrico' de la Aelec es paradójico, a la par que incomprensible, que algunas de las provincias «más saturadas» sean grandes productoras de energía y sin industrias, lo que evidencia un modelo extractivo.
El 99,89% de la energía extremeña es renovable, es de justicia reorientar las inversiones
Que el País Vasco (renunció a la energía nuclear y no tiene embalses ni horas suficientes de sol) sufra una congestión con tanta industria es normal. Lo sorprendente es que Extremadura (exporta 6,2 veces más de lo que consume) se encuentre muy por encima en nivel de embotellamiento que la provincia de Barcelona y la comunidad de Madrid, pone de manifiesto un 'saqueo eléctrico'.
La solución no pasa tanto por una expansión de la red sino por algo casi gratis, como es colocar los 'nodos de consumo' donde la energía se produce (regiones rurales en regresión y marginadas económicamente, como Extremadura y ambas Castillas). Además, en el caso de Extremadura el 99,89% es energía verde y renovable, alineada con los 'acuerdos internacionales contra el cambio climático'. Consecuentemente, es de justicia es forma de saldar parte una deuda histórica plasmada en disparidades territoriales entre las regiones industriales y sus 'colonias energéticas'.
Así que, hay que reorientar las inversiones para abrir «puertas» de consumo en la regiones generadoras contribuyendo a su desarrollo, a revertir la tendencia del vaciamiento interior creando nuevas oportunidades económicas y laborales (Reto Demográfico), con el fin de posibilitar una 'Transición Energética Justa', asegurando que los beneficios de se quedan en las regiones suministradoras, sempiternamente postergadas en todas las políticas nacionales.
Por consiguiente, las ganancias para España y las regiones más desfavorecidas de instalar los nodos de consumo en las zonas de producción energética, son:
a) Menores pérdidas de energía: Ubicar los enlaces de conexión cerca de las plantas de generación (parques solares, embalses, centrales nucleares, etc.) se traduce en un mayor aprovechamiento de la electricidad producida sin pérdida en largas distancias.
b) Reestructuración y potenciación del tejido industrial y económico en los territorios productores: La disponibilidad de una infraestructura eléctrica robusta atrae la inversión en industrias electrointensivas y centros de datos, que necesitan grandes cantidades de energía (riqueza y empleo de calidad).
c) Se asegura mejor la estabilidad de la red para evitar apagones, dado que un sistema de transporte bien planificado y adaptado a la producción de energía renovable puede gestionar mejor la intermitencia inherente a estas fuentes, al complementarse con la central nuclear de Almaraz (su cierre sería un gravísimo error), corrigiéndose el desperdicio del largo recorrido.
En 2024, Extremadura tuvo una generación de electricidad que superó los 31.108 GWh (la mayor parte de renovables como la fotovoltaica) y, sin embargo, consumió 5.000 GWh. Es decir, mantiene un excedente de 26.000 GWh al año (con un valor de mercado estimado próximo a los 2.000 millones de euros). Esto convierte a Extremadura en un lugar ideal para empresas que buscan una fuente de energía abundante y sostenible para sus operaciones.
Pues bien, imaginemos que esta región fuese un país independiente y, por tanto, que todos estos recursos (sin contar las expectativas de un espacio desertizado poblacionalmente) energético pudiesen ser utilizados dentro de su territorio, sin estrangulamientos de la red. Obviamente que se convertiría en un centro neurálgico para toda Europa por su potencial para atraer inversiones del gran calado.
Si un centro de datos de tamaño medio consume alrededor de 100 GWh al año, Extremadura podría alimentar hasta 260, y sin son centros hiperescalados (1.000 GWh), como CCGreen o Nostrum Evergreen previstos para esta tierra, hasta unos 26. Lo que implicaría muchas decenas de millares de empleos en su construcción y explotación.
Si fuesen industrias electrointensivas (fábricas de aluminio, de autos o baterías como la proyectada Envision), el consumo promedio es de unos 500 GWh al año, estarían abastecidas en torno a 50, lo que significa unos 70.000 empleos, entre directos, indirectos e inducidos.
En cualquier caso, y aunque sólo se anclaran (por la ausencia de emisiones de CO2 y una fiscalidad favorable a la energía producida) dos tercios del tejido industrial mencionado y otro 25% se transfiriera al resto de España, como 'corriente de solidaridad', aun sería Extremadura la región verde en lo económico y ambiental más próspera de Europa.
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