Galgos y podencos

El 26 de mayo de 2003 se estrellaba en territorio turco el avión Yak-42. Fallecieron los 75 ocupantes, de los que 62 eran militares españoles procedentes de Afganistán. Aznar volvió a escurrir el bulto y su ministro de Defensa, Federico Trillo, responsable de la contratación del avión, ninguneó a las familias de los fallecidos, ocultó información y permitiendo una ignominia en la identificación de los cadáveres, no asumiendo jamás responsabilidades políticas. En 2012, Rajoy presidiendo el Gobierno, premió a Trillo con la embajada de Londres.

En marzo de 2003, con Aznar mexicanizando su castellano hablando a pata suelta con Bush en su rancho, se produjo la 'foto de las Azores', involucrándonos en la guerra de Irak. La mentira demostrada con las «armas de destrucción masiva» nos arrastró a la guerra y por ende, un año después (11-03-2004), a sufrir el mayor atentado terrorista de nuestro país con 192 fallecidos. Mentir sobre la autoría del mismo, atribuyéndoselo a ETA en vez de a células yihadistas, verdaderos y únicos responsables, ha supuesto la más vergonzosa farsa en la historia de la democracia española. El PP perdió las elecciones tres días después, recuperando el Gobierno ocho años más tarde, sin que hasta ahora, Aznar y sus adláteres hayan reconocido la más mínima responsabilidad.

La polémica por negligencias, quimeras, minusvaloración de tragedias y la ausencia de responsabilidades políticas han acompañado reiteradamente a distintos dirigentes populares. Ocurrió con el accidente del metro de Valencia en 2006 (43 fallecidos) y del tren Alvia en Santiago de Compostela en 2013 (80 fallecidos) y alcanza un importante hito con el fallecimiento masivo de mayores, sin atención hospitalaria, en los geriátricos de la Comunidad de Madrid (COVID-19).

Con estos antecedentes y a pesar de la inmensa tragedia sufrida en la Comunidad Valenciana hace tan solo 22 días, resulta poco creíble que el presidente Mazón vaya a asumir toda la responsabilidad política que le corresponde, dimitiendo 'ipso facto'. El teatro Feijoo-Mazón seguirá 'sine die', porque si Mazón cae, irremediable e inmediatamente también caerá Feijoo.